Del amor, el Papa y el idioma materno

"Muchos temas saltan al teclado para ser abordados. Ha sido una semana con temas muy dispares, pero intentaré amalgamar los más destacados"

Del amor, el Papa y el idioma materno

Muchos temas saltan al teclado para ser abordados. Ha sido una semana con temas muy dispares, pero intentaré amalgamar los más destacados.

El pasado domingo fue 14 de febrero, día reconocido como de los enamorados por estar dedicado en el santoral a san Valentín, patrono de los que se aman. Se le llama Día del amor y se extiende a la amistad, incluso entre familiares. La palabra ‘amor’ la heredamos a través del latín del indoeuropeo amma. Esta fue en origen una voz infantil para llamar a la madre (todavía hay quien le grita ‘amá’, prolongando la última vocal). Es decir, tuvo un origen onomatopéyico, por el sonido. De este vocablo derivaron las voces latinas amor y amare. Este último implicó originalmente dar caricias o acariciar, en principio procedentes de la madre. Entonces el amor se origina en la familia y se extiende a la persona amada.

El problema es lo comercial de la fecha y lo materiales que nos hemos vuelto. Tan sencillo que sería demostrar amor a todos los que nos rodean y a nosotros mismos. Ello acabaría con muchos males.

Por ello, me parce de singular interés lo expresado por el Papa en esta visita. No soy católico, pero debo reconocer que tema recurrente de sus discursos ha sido el amor. Esto lo ha dejado claro en sus diferentes intervenciones cuando se ha referido a la familia, a la superación personal (como fórmula para enfrentar la pérdida de la salud y las adicciones… que también esta última es enfermedad), al trato a las diversas etnias y, por supuesto, a la fe. Acariciar física y moralmente a nuestros semejantes y a nosotros mismos es una fórmula para la fortaleza y la salud. Como líder de realmente está ejerciendo el papel de pontífice. Estrictamente, este vocablo significa «hacedor de puentes». Procede del latín pontifex y era el nombre asignado a los máximos jerarcas religiosos del politeísmo romano. Al responsable mayor se le añadía pontifex maximus. La naciente religión católica simplemente retomó esos nombres. Y, justo, así es como se ve, como quien establece vínculos entre dos extremos, que en este caso serían el espiritual y material.

La semana rematará con el Día de la lengua materna, 21 de febrero. Esta es una conmemoración promovida por la Unesco para reconocer y motivar que se no pierda este patrimonio cultural. En el mundo hay mucho más de seis mil ochocientas lenguas registradas y reconocidas, entre idiomas y dialectos. Están en peligro de desaparecer seis mil de ellas. Eso debido a que actualmente muchas tienen menos de un mil hablantes. Nuestro país es uno de los de mayor riqueza. Registrados, contamos con 68 troncos lingüísticos. De ellos se derivan cientos de dialectos. El problema es que muchas de estas lenguas están en peligro de extinguirse. En Baja California Sur los hablantes de lengua cahuilla eran 45, hace tres años; hoy son 30 hablantes. En Guanajuato tenemos hablantes monolingües de otomí, como se reconoce popularmente, pero que la propia etnia identifica como hñañúh; chichimeca jonaz y náhuatl. Sin embargo, por el censo del INEGI está población suma más de siete mil personas; aunque también esa misma fuente asegura que hay 14 mil con lenguas nativas en nuestro estado. Eso significa que tenemos una riqueza que se está perdiendo. Todos esos hablantes que no son mayoritarios corren el riesgo de no dejar descendencia que use su lengua materna.

El lenguaje nos sirve para reconocer la realidad, porque nos permite conceptuar el mundo. La Psicología ha descubierto que lo no nombrado (sin nombre) es inexistente para el hablante. Incluso por ello es importantísimo que los propios enfermos conozcan de su padecimiento. Ello significa que las palabras forman la realidad de nuestra mente. Que se pierdan esas perspectivas del mundo deteriora a toda la humanidad, porque se pierde mucho de una visión de vida. Consignar esos vocablos en documentos no es suficiente, como de igual forma es imposible aprender el idioma español solo consultando el diccionario. La lengua viva es inapreciable. De ahí también que en México debamos aprender a admirar y reconocer lo mucho que tenemos a través de las etnias.

Creo que el resumen de la semana lo señaló el propio Papa cuando pidió que amemos a las etnias para que no sufran discriminación o menosprecio. Una semana muy completa y totalmente vinculada.