Cargos, con minúscula inicial
Los subordinados se niegan a escribir así el nombre del puesto del jefe. En un estilo de vida en que ascender depende de las simpatías del jefe, dejar de escribir en mayúscula el cargo de los superiores es «pegarse el tiro de gracia», administrativamente hablando. En los medios impresos de comunicación hay una adecuada tendencia a registrarlos con minúscula inicial. Sin embargo, algunos dudan, por lo que no es extraño encontrar notas incorrectamente enunciadas.
Imparto capacitación en temas relacionados desde hace varios años y observo una total resistencia sobre este aspecto en casi el ciento por ciento de los participantes. Quizá los que no manifiestan algo simplemente aceptan la información, pero continúan con la práctica inadecuada en sus oficinas: jerarquía mata ortografía.
Desde la Ortografía de 1999 de las academias de la Lengua, se puntualiza al respecto. En el punto 3.5 indica: «Estas palabras se escribirán siempre con minúscula cuando acompañen al nombre propio de la persona o del lugar al que corresponden (ejemplos: el rey Felipe IV, el presidente de Ecuador, el ministro de Trabajo) o estén usados en sentido genérico (por ejemplo: El papa, el rey y el duque están sujetos a morir, como lo está cualquier otro hombre)».
Esto se debe a que son nombres comunes. La palabra ‘presidente’, por ejemplo, es común a mucho tipo de organizaciones, no es exclusiva del Poder Ejecutivo federal. Ahí están los presidentes del Club de Leones, el presidente de alguna colonia o el de una junta directiva.
Ahora, es importante señalar que la norma precisa: «…cuando acompañen al nombre propio de la persona…». Ello significa que si en un párrafo inicial enuncio «Enrique Peña Nieto, presidente de México, visitó hoy la zona de desastre…», estoy obligado a enunciarlo con minúscula inicial. Sin embargo, si más adelante uso la palabra ‘presidente’, pero haciendo sobrentender que se trata de Enrique Peña Nieto, deberé enunciarla con mayúscula inicial: «El Presidente declaró al término de su gira que…». Esta particularidad del idioma se llama antonomasia. Consiste en hacer que el lector interprete que se trata de la misma persona ya mencionada.
Algunos argumentan que debía escribirse con mayúscula porque es el nombre propio del cargo. Eso es falso. La constitución federal establece en su artículo 80 que el nombre es «Presidente de los Estados Unidos Mexicanos». Entonces, se está recurriendo a un nombre genérico y no al propio. Por tanto, presidente Peña Nieto o presidente de México deberán escribirse con minúscula inicial.
Ahora, también ofrece dificultad en otros casos en que la referencia al cargo tiene dos palabras. El nombre de las instituciones es propio, por lo que va con mayúscula inicial; pero no así el cargo específico. Por ejemplo: «La doctora Mercedes Juan López, secretaria de Salud, también acompañó en su gira al Presidente…». Solo se enunciaría con mayúscula si se usara más adelante exclusivamente el cargo (secretaria): «La Secretaria informó que la dependencia a su cargo…»; no así si le acompaña el nombre de la institución (secretaria de Salud): «Igualmente, la secretaria de Salud dijo que…», no hay antonomasia, pues se hace referencia específica y no sobrentendida.
En la Ortografía de 2010 (la más reciente de las academias de la Lengua) en la página 470 recomienda muy concretamente abandonar la práctica de argumentar razones protocolarias, solemnidad y respeto para la mayúscula inicial y ajustarse a la norma general de la minúscula. Veamos cómo es recibida esta insistencia de los especialistas del idioma.