jueves. 18.04.2024
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Chispitas de Lenguaje • Novedades 2022 para el idioma • Enrique R. Soriano Valencia

"El lexicón oficial en este cierre de año registra 3152 modificaciones..."
Chispitas de Lenguaje • Novedades 2022 para el idioma • Enrique R. Soriano Valencia

El lenguaje nunca deja de evolucionar. Por ello, como cada año, las Academias de la lengua en esta temporada presentan los cambios al Diccionario de la lengua española. El lexicón oficial en este cierre de año registra 3152 modificaciones. Estas variantes van desde la incorporación de nuevos vocablos –oficialización de voces que ya han arraigado entrebuena parte de los 500 millones de hispanohablantes–, enmiendas –como el replanteamiento de definiciones a partir del avance científico o de la búsqueda de la precisión para evitar interpretaciones erróneas– e, incluso, supresiones –voces que a pesar de su uso podrían estar matizadas de prejuicio o de molestia para algún sector–. 

El idioma no es producto acabado, a pesar de que algunos grupos se sienten incómodos por la incorporación de vocablos que antes se consideraban inapropiados. Hace varios años, en mis cursos de capacitación recomendaba no usar la palabra normatividad porque no estaba en el diccionario oficial. Incluso, hice una consulta a las Academias de España y México y en sus respectivas respuestas proponían el uso de la palabra normativa en vez de normatividad, porque «con ella se comprende lo que se pretende señalar». Actualmente, ambas voces están en el Diccionario. 

Las modificaciones para este fin de 2022 ya están en línea. Las voces incorporadas para muchas regiones no son novedad pues siempre los nuevos vocablos se respaldan por el uso más o menos generalizado. Por supuesto, donde no son comunes, dan nuevo matiz al idioma. Entre esos vocablos destaca la palabra edadismo, aplicable a la discriminación de que son objeto las personas ancianas. Recuerdo que desde los años 70 ya se hablaba de la reticencia de las empresas por contratar personas mayores de 40 años. Sin embargo, no existían un vocablo que aplicara para el hecho. En alguna región de la amplia zona de hablantes del español surgió el término. A partir de ahora, es una voz que podrá utilizarse en cualquier documento pues el hablante del español que se la tope encontrará su definición en el Diccionario de la lengua española, DLE. 

Respecto de las enmiendas, las Academias, con base en su constante comunicación con organismos especializados en otras ciencias, modifican definiciones de vocablos ya conocidos. En esta ocasión destaco la palabra antipartícula –por supuesto entre otras muchas–. Esta voz ya aparecía en ediciones anteriores. Sin embargo, su definición presentaba alguna variante que requería de una mejor precisión acorde al avance de la física subatómica. Debemos recordar que las definiciones sirven para comprender la realidad. Por ello, su precisión es fundamental.

Ahora, por lo que respecta a las supresiones, una de las novedades de 2022 es que se elimina una acepción peyorativa para el vocablo abogado. Se ha suprimido el sentido contemplado en el tres, que consideraba aplicarlo para una persona enredadora y parlanchina. Por supuesto, esto incomodaba a los profesionistas de este ramo. 

Presentar, describir o comentar las otras 3149 modificaciones al Diccionario resultaría en extremo extenso para los propósitos de este comentario semanal. Sin embargo, si alguna persona está interesada en abundar al respecto, aquí la liga para conocerlas. 

https://dle.rae.es/docs/Novedades_DLE_23.6-Seleccion.pdf

A mi juicio, lo que resulta de interés es que el idioma es un sistema flexible que debe ser adecuado a la evolución social. Por ello, no es proceso finiquitado. El idioma no hace la realidad, la realidad hace al idioma. Por ello, se erige en el instrumento para comprenderla mejor, gracias a las aportaciones de los especialistas y a cómo los propios seres humanos van requiriendo de voces para definir su entorno.