Chispitas de Lenguaje • Nombres desconocidos del cuerpo • Enrique R. Soriano Valencia
"El pensamiento se vuelve más rico cuando conocemos mayor número de palabras..."
El pensamiento se vuelve más rico cuando conocemos mayor número de palabras y más aún si se tratan de zonas de nuestro cuerpo que jamás hemos referido. Es falso eso de que si algo no es nombrado no existe. Quizá sea la primera vez que leamos o escuchemos estos nombres y, sin embargo, no por ello contamos con algún hueco en el cuerpo.
Su desconocimiento no se debe a factores culturales; es debido a que no se ha requerido en nuestro trato cotidiano con otras personas. Cuando se presentan emergencias médicas que les afecta, es cuando nos enteramos de sus respectivos nombres.
La parte de piel más clara que se aprecia a través de la base de la uña (sobre todo en el pulgar) como una media luna blanca se llama lúnula. Las personas que se dedican al cuidado y embellecimiento de las uñas, saben que la capa delgada de piel en la base de la uña se llama cutícula. Pero, la mayoría desconoce que su sinónimo es eponiquio. La sección rosada de la uña recibe el nombre de cuerpo ungueal. Y donde llegan a enterrarse las uñas, sobre todo de los pies, paronniquio.
Los dedos de la mano tienen tres secciones, con excepción del pulgar que solo cuenta con dos. A partir de la base, sus nombres son: falange proximal, falange media y falange distal. El pulgar solo cuenta con las falanges proximal y distal.
El surco que parte de la base de la nariz al labio superior se puede llamar surco nasogeniano, surco nasolabial o fíltrum (hay quien prefiere su ortografía en latín philtrum). Y de contar con labios abultados, el arco que se forma entre el fíltrum y el labio se llama arco de cupido.
La punta del codo cuando se dobla el brazo se llama olécranon; mientras que la parte interna opuesta al codo recibe el nombre de sangradura. Y, ya en articulaciones, muchos saben que el doblez interno que se ubica del otro lado de la rodilla es la corva, pero pocos que su sinónimo es fosa poplítea.
Por su anatomía, la oreja externa es una de las regiones con mayor número de nombres poco conocidos. Es muy fácil reconocer o identificar el lóbulo pues es un punto de referencia tradicional para colgar pendientes o aretes.
La canaleta que se forma a un lado del conducto auditivo y que recorre el cartílago por toda la parte externa y que en muchas personas termina hasta toparse con el lóbulo, se llama hélice. Si recorremos el contorno de la oreja hacia la parte más alejada del orificio por donde se percibe el sonido, se notará un pequeño abultamiento. Esa parte se llama tubérculo auricular y algunos anatomistas aseguran que es el vestigio de que en otras épocas nuestras orejas fueron puntiagudas.
El bulto sobre el conducto auditivo hacia el rostro se llama trago y la protuberancia arriba del lóbulo, antitrago. El espacio frente al conducto auditivo antes de las diversas protuberancias, simplemente concha o cavidad de la oreja.