Día del Niño
"Debemos desterrar la idea de que la palabra ‘niño’ solo implica alguien de corta edad, sometido al capricho de los adultos."
Ayer fue el Día del Niño. Pero, ¿qué festejamos?, ¿qué conmemoramos?, ¿cuál es el propósito? La palabra ‘niño’ nos viene del latín ninno y se refiere a las personas con pocos años de vida. Por extensión, se considera a una persona con poca experiencia, fácilmente influenciable, que obra con escasa reflexión y baja previsión o casi nula consideración por las consecuencias.
El Día del Niño es una celebración instituida el 20 de noviembre de 1959, o sea hace más de 50 años. Al aprobarlo, la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONU, recomendó que en todos los países se dedicara un día para recordar sus derechos universales y a destinar diversas actividades para lograr el bienestar de los niños del mundo. Cada país lo celebra en fecha y forma diferente, de acuerdo a como cada gobierno lo considera pertinente.
Es decir, el Día del Niño tiene como propósito recordarnos a los adultos que los niños, por su condición de vulnerables, tienen derechos que estamos obligados a observar y defender. Pero, la forma de festejar parece desvinculada de ese propósito. Es decir, nadie retoma la razón y solo parecen limitarse a organizar actos festivos y obsequiarles dulces o aditamentos tecnológicos.
Conviene recordar que los derechos fundamentales de los niños son ocho:
Derecho a la vida, es decir, derecho a vivir, todo niño tiene derecho a no ser asesinado, a sobrevivir y a crecer en condiciones óptimas;
Derecho a la educación, esto es derecho a recibir una educación, a disfrutar de una vida social y a construir su propio futuro, derecho esencial para su desarrollo económico, social y cultural;
Derecho a la alimentación, obligación de los adultos a dotarles de alimento, a que no pasen hambre y sufrir malnutrición;
Derecho a la salud, o sea que deben ser protegidos de las enfermedades, propiciar que crezcan y se conviertan en adultos sanos;
Derecho al agua, es decir que los niños tienen derecho al acceso de agua potable de calidad y tratada en condiciones sanitarias correctas;
Derecho a la identidad, esto es que todo niño debe tener nombre y apellido, nacionalidad y a saber quiénes son sus padres; el derecho a la identidad representa el reconocimiento oficial de su existencia y de sus derechos; pero también a poseer una cultura propia;
Derecho a la libertad, a los niños se les debe permitir expresarse, a tener opiniones, a acceder a la información y a participar en las decisiones que los afectan, por tanto, los niños tienen derecho a la libertad de religión, entre otros aspectos;
Derecho a la protección, esto es que los niños deben vivir en un contexto seguro y protegido que preserve su bienestar: Todo niño tiene derecho a ser protegido de cualquier forma de maltrato, discriminación y explotación.
Debemos desterrar la idea de que la palabra ‘niño’ solo implica alguien de corta edad, sometido al capricho de los adultos. Los niños de hace cincuenta años (cuando se instituyó) debemos darle un significado de mayor alcance y creativamente vincular el festejo al propósito. Nada impide lúdicamente difundir todo lo anterior. Eso significaría verdaderamente el Día del Niño.