Dificultades de los verbos

" ... por eso cuando un niño pretende conjugar el verbo ‘saber’ dice: «No lo *sabo», porque esa sería la conjugación regular"

Dificultades de los verbos

La conjugación de los verbos en español ofrece dificultades en un enorme número de casos. Eso se debe a que existen dos tipos de verbos, desde la perspectiva de sus modificaciones al hacerlos coincidir con personas y tiempos: regulares e irregulares. Los primeros son sumamente sencillos, lógicos en su conjugación. En tanto, los irregulares siempre generan duda y múltiples errores por compararles con los regulares; por eso cuando un niño pretende conjugar el verbo ‘saber’ dice: «No lo *sabo», porque esa sería la conjugación regular.

Se llaman regulares los verbos que su raíz (lexema) permanece inalterada y va cambiando su terminación con tiempo y persona. En tanto los irregulares van a sufrir todo tipo de modificaciones (incluso, cambios radicales, como el verbo ‘ser’; es suficiente con comparar ‘soy’ contra ‘fui’, donde no comparten una sola letra y ambos tiempos son primera persona en distinto tiempo de ese verbo). En este último grupo se clasifican los defectivos, que no presentan todos los tiempos o personas con los que armonicen.

Las academias de la Lengua han considerado solo 62 modelos de conjugación. En ellos están incluidos los regulares terminados en –ar, –er, –ir. Pero cuidado: una publicación en México que goza de gran prestigio entre maestros, por su excelente sistema de comercialización, incluye 90 modelos (esa misma obra contiene un listado de verbos con doble participio, pero en español esa condición solo la tienen tres verbos: imprimir –imprimido/impreso; que incluye sus compuestos, como ‘sobreimprimir’ o ‘reimprimir’–, freír –freído/frito, incluso ‘refreír’ y ‘sofreír’– y proveer –proveído/provisto–). No es una buena recomendación para los escolares.

Hay verbos regulares que podrían confundirse con irregulares porque sufren algún cambio ortográfico. Es el caso de ‘tocar’ que, para conservar ese sonido fuerte, recurre a la modificación qu-, como en ‘toqué’; o ‘zurcir’ que para mantener el sonido suave cambia a ‘z’, como en ‘zurzo’. En esta misma clasificación se encuentra los verbos ‘vencer’, ‘llegar’, ‘recoger’, ‘colegir’, ‘caer’, ‘creer’, ‘roer’ y ‘delinquir’, cada cual con su modificación acorde a la fonética.

Los verbos irregulares modifican su raíz o las terminaciones características para las personas (desinencias), o ambas.  La cantidad de verbos es muy amplia. Su clasificación básicamente se debe al tipo de cambio que registra. En este sentido, lo recomendable para el redactor en general es consultar lo publicado por las Academias. En la página electrónica de la Española (RAE), a la derecha se ubican las opciones de diccionarios académicos. En la alternativa Diccionario de la lengua española se digita el verbo y cuando se despliega el significado, hay un botón azul junto a su infinitivo. Ese es el acceso a la conjugación. Es una herramienta muy útil.

Los verbos defectivos son así llamados porque no pueden conjugarse en todos los tiempos o con todas las personas gramaticales, o en ninguno de ambos aspectos. Los más comunes son los que se refieren a fenómenos meteorológicos o cósmicos. Son llamados impersonales porque no combinan con las primeras personas del singular y plural, únicamente con la tercera del singular en todos sus tiempos. Ejemplos: ‘llover’, ‘nevar’, ‘granizar’, ‘tronar’,’ amanecer’, ‘anochecer’, ’atardecer’.  Los personales no tienen todos los tiempos o algunas personas: ‘abolir’, ‘acaecer’, ‘acontecer’, ‘agredir’, ‘atañer’, ‘balbucir’, ‘blandir’, ‘compungir’, ‘concernir’,  ‘desolar’, ‘despavorir’,  ‘soler’, ‘transgredir’ y una larga lista de verbos poco usuales.

Los verbos balbucir y garantir han sido sustituidos en la lengua moderna por sus derivados balbucear y garantizar, que no ofrecen problemas para conjugarlos.

Finalmente, cuidado con los verbos derivados de personas, animales, cosas o conceptos. Muchas veces presentan modificaciones, más apegadas al origen. Me refiero a casos como el verbo consensuar, que mucha gente lo pronuncia inadecuadamente como *consensar. Eso es debido a que escuchan que el sustantivo se pronuncia ‘consenso’ y concluyen una forma del verbo. Consensuar es la forma correcta porque se apega más al origen latino, del que se derivó ‘consenso’. Es muy común escuchar y leer ese error en declaraciones de gente pública y en comunicadores.