Para que su hijo no lea
"Últimamente han proliferado ferias del libro en todo el país. Eso pone en riesgo la estabilidad"
Últimamente han proliferado ferias del libro en todo el país. Eso pone en riesgo la estabilidad. Este tipo de ferias pueden hacer que obreros se superen, que muchachos piensen y que siga habiendo nuevas y variadas ideas. Por ello, me atrevo a hacer estas recomendaciones para que nuestro confortable mundo (sea cual sea el lugar social que nos haya tocado) no cambie.
1. Nunca compre un libro. Valore su dinero, dé prioridad a la televisión, al blue ray o a cualquier dispositivo que aleje a sus hijos de un libro (video juegos, por ejemplo). Incluso, endéudese por ellos. Un libro en casa es muy riesgoso, puede que su hijo lo lea y empiece a hacerle preguntas que usted no sabe y tampoco tiene tiempo de contestar. ¿Para qué invita al demonio a casa? No suele haber libreros en la mayoría de los hogares: no atentemos contra esta tradición.
2. Nunca lea frente a sus hijos. Es bien sabido que los niños repiten lo que los adultos hacen. Su socialización se logra imitando actitudes y reacciones. Si lo ven leyendo un libro, considerarán que es una opción adecuada y correcta. Mejor evítelo. Si desea como adulto leer, mejor hágalo por la noche, ya que los niños estén durmiendo para que no lo vean en actividades propias de personas mayores.
3. Nunca se le ocurra leerles un cuento. Eso les desarrolla la fantasía. Por culpa de eso las ideas crecen, y con ello el razonamiento y la reflexión se torna exponencial (crece, crece y crece). Qué horror tener hijos inteligentes en casa. Eso desestabiliza los domingos de espectáculos deportivos por televisión, una buena película u obliga a salir a gastar en museos (u otros libros). Ni pensarlo.
4. Acuerde con los maestros de sus hijos lecturas complejas o aburridas. Por razones que solo las autoridades saben (ya ve que piden calidad y la producción de los libros oficiales no la cumple), los escolares deben tener algunas lecturas. Busque, entonces, libros altamente complejos, con lenguaje muy sofisticado y con temas solo aplicables en otras latitudes. Eso le hará identificar al niño que los libros son teoría y que la realidad es otra (la que usted le está enseñando).
5. Castíguelo leyendo. Si por alguna razón en su escuela le dejaron como tarea leer algo; maltrátelo, háblele fuerte, que sienta que es un castigo y no un premio (a veces los maestros no saben el daño que pueden hacer con las tareas que les mandan). El castigo debe ser muy severo, que lea en voz alta y búrlese de lo mal que lo hace (y por supuesto, no trate el tema que leyó… eso es particularmente importante para restar interés a los contenidos de los libros). Si por tratarse de una de esas odiosas tareas y debe cumplir, no deje de amenazar a su hijo con hacerle preguntas después de su lectura (eso les aterroriza y su nivel de memoria bajará). Pero, como siempre, no lo cumpla (además como usted no conoce de la lectura, le hará equivocarse y eso lo demerita ante los ojos de sus hijos).
6. Muéstrese intenso, apasionado con jugadas, tablas de posición o películas de acción (de esas en las que jamás vencen al protagonista a pesar de los golpes, caídas y disparos recibidos), pero jamás demuestre emoción con un libro. Recuerde que los niños desearán experimentar esas mismas sensaciones y, por tanto, se interesarán más en asuntos intrascendentes, que no lo hacen crecer como persona. Así siempre los tendrá a su lado y no como los latosos escuincles preguntones.
7. Premie con comida chatarra (pizzas, palomitas, frituras y gaseosas) a sus hijos que le acompañen frente al televisor y no deje, por nada, comer estas cosas al que esté leyendo o haciendo su tarea. Eso les quiebra irremediablemente el alma.
8. Jamás invite a casa a un amigo que hable de libros. Aunque sea muy su amigo, mejor llévelo a una cantina (a ver si se le quita lo…) o a algún lugar alejado de la perniciosa influencia que pueda tener en sus hijos. Recuerde, ellos son lo más valioso que tenemos (al menos así lo dice todo mundo) y por tanto debemos crearles una burbuja que los aísle del mundo cultural.
Espero haberles servido.
PD. Alguien me dijo que la psicología inversa es más efectiva, ojalá funcione en este caso porque lo irónico en ocasiones hasta grotesco me parece.