México, toponimia en duda

"La ‘toponimia’ es el nombre que la Gramática asigna al estudio del nombre de un lugar"

 

 

 

Hace unos meses, la periodista Gabriela Montejano difundió una información donde señalaba que el nombre ‘México’ significa «Luna reflejada en el lago». En efecto, se trata de una de las múltiples hipótesis sobre su significado y una de las más aceptadas. Vale la pena, en el mes patrio, revisar algunas otras.

La ‘toponimia’ es el nombre que la Gramática asigna al estudio del nombre de un lugar. Entonces, ‘topónimo’ es el nombre del sitio (localidades, regiones, países, rancherías, pueblos, ciudades o metrópolis), acorde con su origen histórico. Los pobladores originales de un lugar normalmente lo bautizan con un nombre distintivo. Con el paso del tiempo, el nombre va trastocándose (como Zalaya por Celaya) y a causa de diversos factores, el nombre va perdiendo su sentido original.

Existen no menos de cien hipótesis. Gutierre Tibón en un libro sobre el tema presenta una compilación de 95 posibilidades. Sin embargo, deja de lado muchas. Como hipótesis, todas tienen las mismas probabilidades de ser ciertas, y las desechadas por ese autor han sido porque no se ajustan a los estudios sobre la cultura mexica. Está el caso de la novela Tlaélel de Antonio Velasco Piña. En ella asegura que se trata de un nombre mágico que da fuerza y unidad. En el ambiente de la novela, queda perfecto; pero frente a los estudios sobre la cultura, se ubica muy lejos.

El nombre México nos llega por el de la ciudad capital del imperio más grande de Mesoamérica, México-Tenochtitlan. De la segunda parte, se sabe que fue en memoria de un sacerdote llamado Tenoch, pero ¿qué hay de México? Hay una respuesta fundamental, de la que estoy convencido: México recibió ese nombre porque era el mejor. No había algo más importante que ser llamado mexica, que es el gentilicio en náhuatl. Ninguna cultura bautiza su ciudad con un nombre aberrante. Desde luego debió tener un significado sumamente importante. Debía, por tanto, reflejar todas sus ideas y conceptos del mundo.

Tener rostro y corazón, según León portilla, para los mexicanos era fundamental. Era identificarse consigo mismos, ser diferente a los demás. Quien no se conoce el rostro, no sabe quién es. Tener corazón implica conocer sus más profundos sentimientos para lograr superarse y ser mejor. Así pensaban los mexicas. Esa era la base de su filosofía de vida.

Los trescientos años de coloniaje fueron suficientes para que ese nombre importante  perdiera su significado profundo, y el rostro y el corazón forjado por los primeros mexicanos. Ahora los actuales, conscientes que perdimos nuestra identidad, debemos recuperarla. Estamos tardando más de doscientos años para recuperar nuestro rostro y corazón. Saber lo que significa nuestro nombre, para estar más intensamente identificados con nuestro pasado glorioso, encontrar nuestro rostro, para saber quiénes somos, debe ser tarea de primer orden.

Algunos estudios relacionan dioses y sacerdotes con el nombre. Una que sostiene que Mexitzin fue un sacerdote también fundador. Otra más supone que se trata del dios Maguey. Otros concluyen que se relaciona con la Luna. Las más probables hipótesis provienen de esas raíces nahuas para maguey (metl) y luna (metztli). Las definiciones basadas en el maguey son generalmente vinculadas con liebre o abuela (citli), centro u ombligo (xictli) o cara (ixtli), pues son palabras que fonéticamente se parecen y ello pude identificar la raíz.

También se debe tomar en cuenta que la escritura náhuatl empezaba una evolución fonética, como el alfabeto que actualmente usamos. Por lo tanto, su raíz no es determinante en el significado, sino de forma simbólica.

Al combinar todas estas voces han surgido diversos supuestos que se fundamentan en su relación con el resto del concepto cultural.

En lo personal me inclino más por el significado de México como «El punto de donde surge todo». La lógica de esta aseveración se fundamente en la fusión de metl-xictli-co. El náhuatl recurría al sentido metafórico y no literal. Por ello, esta hipótesis podría estar en mejor consonancia con su papel cosmogónico. Al igual que un maguey, de México debía partir, como Cem Anáhuac o centro del Universo, todo lo positivo. Según la tradición, el papel de ser vigilantes del funcionamiento del Cosmos les obligaba a difundir desde algún punto las formas más adecuadas para que este Quinto Sol se mantuviera o durara por siempre. Por eso el concepto de dominio, guerra y sacrificios tenía un enfoque diametralmente distinto de otros pueblos. A mi juicio es lo que significa el topónimo México, que no deja de ser una de las múltiples hipótesis.