martes. 24.06.2025
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Navidad en América

"El festejo de estas fechas en nuestro país no se origina con la llegada del cristianismo a tierras americanas. Ya desde tiempo antes había un agasajo en los días previos, posteriores e incluso el 25 de diciembre de nuestro calendario entre los mexicas"

Navidad en América

Hoy es Navidad. El festejo de estas fechas en nuestro país no se origina con la llegada del cristianismo a tierras americanas. Ya desde tiempo antes había un agasajo en los días previos, posteriores e incluso el 25 de diciembre de nuestro calendario entre los mexicas (mal llamados, aztecas). Cierto es que el vocablo ‘Navidad’ es de origen latino y la iglesia católica ubica el nacimiento de Cristo en esa fecha. Por ello, en todo el mundo cristiano hoy es día de plácemes.

Pero la razón para que en esta fecha, en casi todas las culturas del hemisferio norte, sea objeto de culto se debe a que el Sol emprende un nuevo ciclo hacia el punto más alto de firmamento. Con ello, empieza la etapa de la renovación general. Es decir, las noches empiezan a disminuir su longitud y, por tanto, el Astro Rey a prepararse para dotar de los bienes que se asocian (aún quedará una corta temporada de frío, pero el camino del Sol ya está en franca recuperación). De ahí que estas festividades siempre hayan estado asociadas a bienestar, salud y prosperidad.

Por ello, estas periodo en épocas prehispánica se asociaba al dios tutelar, a Huitzilopochtli. Éste estaba representado por el Sol. Todos los días se enfrentaba a las fuerzas oscuras que pretendían mantener al Universo en la penumbra. A lo largo del año, iba perdiendo de fuerza. Pero estos días empezaba a recuperar bríos, apoyado –desde luego– por todos los rituales necesarios realizados por los mexicas, para fortalecerlo.  En el primer día del panquetzaliztli (decimoquinto mes del calendario mexica de 360 días, con cinco días que llamaban de eventuales desgracias), se realizaba un culto en honor al dios Huitzilopochtli (colibrí zurdo o del sur), el Niño Sol, para solemnizar su nacimiento el 21 de diciembre de nuestro calendario. En esta ceremonia había fiesta en todas las casas, se obsequiaba a los invitados suculenta comida y unos ídolos pequeños hechos de maíz azul, tostado y molido, mezclado con miel negra de maguey. Para los mexicas durante el solsticio de invierno (21 de diciembre), habría ingresado a Mictlán (Lugar de los Muertos) donde se transmutaba en forma de colibrí para resurgir y empezar nuevamente su lucha contra las fuerzas oscuras.

 Por ello, cuando Sixto V permitió la celebración de actos litúrgicos del 16 al 24 de diciembre (que arraigarían como las Posadas), fueron gratamente acogidas para la población y no resultó en absoluto difícil asociar este Niño Sol con el Niño Dios cristiano. En Santa María Tonanzintla –una pequeña capilla a escasos seis y medio kilómetros del centro ceremonial prehispánico más grande en tiempos de la Conquista, Cholula– se aprecian representaciones de Huitzilopochtli con rasgos infantiles europeizados. Esto es, que no costó demasiado trabajo a los lugareños sustituir la figura tradicional por la deidad traída de Europa y adaptarla. Solo los sacerdotes mexicas tuvieron mayores resistencias, pero el grueso de la población no tuvo mucha complicación para continuar con un estilo diferente en las festividades.

Navidad entonces, vibra en nuestro ser desde tiempos inmemoriales. La renovación de esperanzas y buenos deseos es, verdaderamente, una tradición mexicana.