«Novedades» de la RAE, parte I

"...ni son novedades, ni son directrices únicamente de la Academia española. La mayoría están contenidas en el libro Ortografía de la lengua española (OLE), publicado desde el 2010 por todas las Academias de la Lengua..."

 

Diferentes lectores de esta columna, a través de Facebook, me han hecho llegar un mensaje firmado por Roberto Fernández Rivera sobre lo que titula como «Novedades de la Real Academia Española». Paso seguido, lista once puntos que, dice, son informados por la RAE (por su sigla). A través de esa red social precisé al respecto. Ahora los reproduzco y amplío para los lectores de esta columna, por si reciben la publicación.

Debo puntualizar que ni son novedades, ni son directrices únicamente de la Academia española. La mayoría están contenidas en el libro Ortografía de la lengua española (OLE), publicado desde el 2010 por todas las Academias de la Lengua. Caso específico, el primer punto fue una decisión adoptada en el X Congreso de las Academias, en 1994, hace ya más de 20 años. Quizá sea preferible calificarlas como últimas modificaciones a las normas de escritura; porque estos aspectos han aparecido en diversos medios, incluso esta columna.

«1.- (sic) Definitivamente, las letras "ch" y "ll", quedan fuera del alfabeto en español. Serán dígrafos, tal como la "rr". Este cambio consiste en reducir el alfabeto, debido a que estas letras son combinaciones de otras que ya están incluidas en el abecedario.»

En efecto, a esas combinaciones no se les considera ya consonantes autónomas. Pero, puntualizo, no debe interpretarse como la desaparición de la escritura; únicamente del alfabeto, como bien lo enuncia el texto original. O sea que se deberán seguir usando, pero en el Diccionario aparecerán dentro de los apartados de las 'C' y 'L', respectivamente, como hasta ahora la 'rr'. Preciso este aspecto porque recibí un mensaje consultando cómo «…debe escribirse ahora el apellido Chávez». Desde luego, seguirá idéntico, nada cambia en este sentido, solo su clasificación.

«2.- (sic) La "y" griega se llamará (ye), la “v” (uve) y la “w” (uve doble). Debemos perder la costumbre de señalar a la b, como larga, grande o alta, tampoco de "Bolívar" o peor, "de burro". Nunca más debemos decir v corta, chiquita, pequeña o "v de Venezuela" y menos "de vaca". Aunque en el caso de la w, la RAE sugiere "uve doble", cuando nosotros la llamamos doble v. El nombre uve se origina para distinguir oralmente la b de la v, pues se pronuncian de la misma forma en nuestro idioma. Al decir uve (v), nunca se confundirá con la b (be), de allí la justificación para este cambio. En el caso de la y, es preferible el sonido ye y no "y griega", por ser más sencillo de expresar y diferenciarse totalmente de la vocal i, llamada comúnmente i latina o i de iglesia.» (sic)

Insisto, la decisión pertenece al conjunto de Academias, a los especialistas de la Lengua, mediante la Asociación de Academias de la Lengua; no a una de ellas. Quizá la interpretación en este sentido se deba a que la Española es la única que tiene presupuesto propio por depender directamente del Rey. En el caso de las otras 22 academias, la mayoría trabaja en condiciones económicas complicadas. Por ello, casi todo se publica mediante la página de la RAE.

Retomo el tema, a la 'i' se le llamará simplemente 'i' o vocal 'i'. En México a la consonante ‘w’ se le conoce como doble u. Ese es un calco del inglés y, por lo tanto, está desaconsejado su uso. El Diccionario señala que su nombre es ‘doble uve’, ‘uve doble’ o ‘doble ve’ (23.a edición, cuatro años después de la OLE 2010 a la que se refiere el autor). Por tanto, es impreciso el texto porque parece señalar que el último nombre es incorrecto. Preciso, sí está admitido el nombre ‘doble ve’.

La próxima semana continuaré con otros señalamientos de este mensaje. En términos generales es correcta la difusión de algunos aspectos, pero contiene imprecisiones que vale la pena puntualizar, para combatir errores que se llegan a través de las redes sociales.