martes. 24.06.2025
El Tiempo

Parónimos

"Éste es el nombre gramatical para designar las palabras con sonido similar, pero de significado y escritura distintos..."

Un lector me sugiere que aborde el tema de los parónimos. Gustoso, accedo. Éste es el nombre gramatical para designar las palabras con sonido similar, pero de significado y escritura distintos. Destaco la palabra ‘similar’, pues no es lo mismo a sonido idéntico; es decir, únicamente se semejan, pero son distintos. Ejemplo muy común son los vocablos ‘cuantitativo’ y ‘cualitativo’. El primero se refiere a ‘cantidad’ y el segundo a ‘calidad’. Los parónimos se diferencian de los homófonos en que los últimos tienen el sonido idéntico, pero su ortografía cambia. Ejemplo de homófonos son mas / más. Sin tilde es sinónimo de ‘pero’ («Mas, tú no me dijiste que mayo fuera eterno…») y con acento gráfico, cantidad («El total por pagar es más impuesto»).

El tema de los parónimos tendría sólo carácter anecdótico de no ser porque muchas palabras se confunden en el habla popular y esto ha llegado a reflejarse en el habla formal y en la escritura.

El caso más grave, a mi parecer, es el uso del prefijo anti— (anterioridad)  por su similitud fonética con ante— (oposición). He escuchado personas decir «Hay políticos antidiluvianos», cuando lo más probable es que pretendan decir «Hay políticos antediluvianos». Antidiluvianos implicaría una oposición al diluvio, como el caso de los antichavistas, palabra muy usada durante las recientes elecciones en Venezuela para referirse a los antagonistas del movimiento fundado por el finado Hugo Chávez y actualmente liderado por Nicolás Maduro.

El error ha saltado a los medios y algunos aplicaron impropiamente el término ‘antediluviano’ en las pasadas elecciones para referirse a políticos viejos que mantienen algún cargo público.

En última instancia, supongo que la mayoría seríamos antidiluvianos, pues seguro que muy pocos (seguramente algunos fanáticos) querrán un diluvio universal de nuevo.

Tengo la impresión que el fenómeno de confundir parónimos se debe a la vocalización inadecuada, a pronunciar no muy definidamente las palabras. Me refiero a que al hablar dejamos de enunciar debidamente alguna letra. Muchos cantantes y locutores hacen ejercicios diariamente por las mañanas, antes de iniciar su rutina de trabajo: vocalizan (imprimen de forma exagerada énfasis en las vocales y prolongan por algún tiempo el sonido). El propósito es acostumbrar a los músculos faciales —particularmente los de la boca— a emitir lo más nítido los sonidos. En contraparte, dejar de mover todos los músculos involucrados con hablar lleva a que se escuche un sonido por otro, como cuando casi no movemos los labios al conversar.

Otro caso de confusión parónima son: ‘accesible’ y ‘asequible’. El primero califica a una persona, lugar o elemento al que se puede llegar sin dificultad («Raúl es una persona accesible»); en tanto que ‘asequible’ califica algo que es posible adquirir («El precio de los pavos en esta Navidad fue asequible»). Por tanto, fue una barbaridad una nota periodística de un medio de circulación nacional que informaba del flujo de vehículos en esta temporada. Decía: «…la Ciudad de México será asequible a los visitantes en estas fechas decembrinas».

Algunos casos de parónimos resultan francamente graciosos. Se da mucho entre niños y algunos adultos que hablan sin reflexionar el significado de las palabras.

Me sucedió hace ya muchos años. Un amigo de la infancia, y compañero de trabajo en ese momento, ante un hecho que yo le había advertido que sucedería, muy seguro de sí me dijo sin mayor reparo: «Enrique, tienes boca de probeta»; es cierto que estoy trompudo, pero no creo alcanzar esa proporción; más creo que pretendió invocar ‘profeta’.