Respuestas a consulta

Estoy en deuda con muchos de los lectores. Agradezco su confianza y autorización para hacer público algunos intercambios a través de medios electrónicos.

Don Rafael Tecpa Gutiérrez sugiere comentar sobre la palabra sic, usada con regularidad en medios y textos académicos. Se trata de una voz latina (no son siglas, abreviatura o palabra con pérdida de letras al final). Su traducción es: así. Aplica cuando el redactor se topa con un error que no puede corregir, como en una cita textual. Siempre se enunciará en minúscula, entre paréntesis y en cursivas. Si el error es ortográfico o de concordancia (en género, número o conjugación) debe ser incluido inmediatamente después de la falta: «¿Vistes (sic) lo que sucedió?». Si el fallo es conceptual (todas las palabras están bien escritas, pero lo enunciado no tiene sentido), entonces se incluye hasta el final: «Ni nos favorece, ni nos perjudica; sino todo lo contrario» (sic) –frase achacada al expresidente Echeverría, pero su autor fue el entonces Secretario de Agricultura, Manuel Bernardo Aguirre–. Si en la cita hubiera otro paréntesis (no es correcto abrir uno dentro de otro), entonces aparecerá entre guiones: «Hoy cuando veo que los padres  presionan demasiado a sus hijos para que ganen (como en los equipos de las Pequeñas Ligas -sic-), rezo porque alguien también les enseñe a esos jóvenes a aceptar su derrota y aprendan cómo seguir a partir de ella» (Ocurren los milagros, Mary Kay). Al usar sic, el lector debe interpretar que el redactor le está diciendo algo como: «Léase como está: yo, transcriptor, me di cuenta del error, pero no soy responsable».

Igualmente, el propio señor Tecpa sugiere precise en esta columna si debe decirse fortísimo o fuertísimo. El Diccionario panhispánico de dudas incluye este comentario: [La palabra fuerte] «Tiene dos superlativos válidos: fortísimo, que conserva la raíz del adjetivo latino y es mayoritario en el uso culto, y fuertísimo, formado sobre fuerte y más propio del habla coloquial». En conclusión, ambas opciones son aceptables, pero la primera es preferente.

En este mismo sentido, consulta sobre otras muchas palabras de las que destaco magullar y mallugar; desportillado y despostillado; adecua y adecúa. Hasta hace poco, las segundas opciones estaban consideradas barbarismos y se desaconsejaba su uso. Hoy ambas opciones están incorporadas al diccionario oficial (el de las academias de la Lengua). Es decir, que es indistinto su uso, aunque los académicos recomiendan la primera de las opciones, por tratarse de la forma culta. No obstante, la historia ha demostrado que termina por imponerse el uso popular (por ello, actualmente ya nadie recuerda que el cultismo es murciégalo).

Finalmente, don Rafael también sugiere abordar por qué hueso y huérfano se escriben con h, pero osario (conjunto de huesos) y orfanato (asilo de huérfanos) no. Las primeras se escriben con h por el diptongo ue (h delante de los diptongos ue, ua, ui, ia, ie). Como los derivados no lo llevan, deben escribirse sin h. Aprovecho para destacar que orfanatorio es mexicanismo; en tanto, orfelinato –aunque admitido– es galicismo. Por tanto, es preferible orfanato.