Ups, con la ortografía

"La ortografía (conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua) siempre ha estado en el ojo del huracán. La historia de nuestro idioma registra constantes pronunciamientos para modificar las formas de usar las grafías para representar el habla..."

 

¿Qué opina de estos textos?: «…para ke eskrivamos komo se pronunzia i pronunziemos como se eskrive, kon deskanso i fazilidad, kada letra un sonido nada más…»; ahora esta otra cita: «Kreo ke ai ke ablar d la kuestion porke…» y de esta más: «…no m funciona l wassap!! no c pork toy desesperado no aguanto muxo».

Todos parecerían producto de conversaciones en redes sociales. Lo sorprendente es que solo uno de ellos es actual. Estos textos no son solo de las generaciones más jóvenes. El primero es un fragmento del libro Ortografía kastellana (1630) de Gonzalo Correas, el siguiente del libro La eskritura futurista (1916) de Agustina González López y el último… ¡el único moderno!

El primer caso lo refiere Antonio Alatorre en Los 1001 años de la lengua española (FCE, 1979); el segundo lo obtuve de un vínculo electrónico de una publicación española que reporta una investigación de una lingüista (ideal.es; cortesía de mi amigo don Juan Manuel Fuentes); y el último de un muchacho conocido mío.

La ortografía (conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua) siempre ha estado en el ojo del huracán. La historia de nuestro idioma registra constantes pronunciamientos para modificar las formas de usar las grafías para representar el habla. El más reciente, con gran polémica, fue el pronunciado por Gabriel García Márquez en la inauguración del Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, en Zacatecas (México), en 1997: «Hay que jubilar la ortografía, terror del ser humano desde la cuna». Como era de suponerse, causó enfado, molestias, encono y reclamos al Premio Nobel.

La ortografía oficial siempre ha tenido personas que no coinciden con sus criterios. Quienes han protestado no son gente iletrada, algunos de ellos poseyeron una sólida formación en el idioma y hasta contaban con prestigio social. La primera Ortografía, elaborada por Antonio de Nebrija en 1517, padeció incomprensión de muchos eruditos del latín. Ya en 1492 había presentado y dedicado la primera gramática de una lengua vulgar (el español) a la reina Isabel de Castilla. Solo la protección del obispo de Sevilla, el cardenal Cisneros, logró evitar que sus aportaciones fueran arrojadas a la basura (fue suspendido en la Universidad de Salamanca). La sistematización de don Antonio logró imponerse en un idioma que no tenía orden ni concierto. Es suficiente con leer los documentos de muchos de los conquistadores (algunos con estudios superiores, como el propio Hernán Cortés).

Lo interesante es que lo presentado en la entrada son textos sumamente coincidentes. Es decir, parece que el criterio entre las propuestas y lo que hacen los muchachos actualmente es evitar sonidos similares con grafías distintas (como el dígrafo ‘QU-‘, la ‘C’ fuerte y la ‘K’), para reducirla a una.

Actualmente, prevalece el criterio de que los dueños del idioma son los hablantes y no los académicos de la Lengua. Su papel se centra en recoger los usos y formas de escribir. Si un vocablo se generaliza entre hablantes (básicamente en todo un país), entonces entra en el diccionario oficial (DRAE, por sus siglas). De lo contrario se considera una moda pasajera entre un grupo de hablantes.

Y como se observa en los textos iniciales, a pesar del tiempo, parece haber una constante en las propuestas más antiguas y las formas de escribir de las generaciones más jóvenes actuales. No nos libraremos de la ortografía, a pesar de los cambios; de todas formas deberá haber reglas y lineamientos. No obstante, lo preferente será que sean las menos, a fin de lograr mantenernos con un buen nivel de comprensión entre el mayor número de seres humanos.