Voces taurinas

"En nuestra vida cotidiana echamos mano de muchos vocablos y expresiones procedentes del ambiente taurino (lo que rodea a la fiesta brava y esta misma)"

Voces taurinas

En nuestra vida cotidiana echamos mano de muchos vocablos y expresiones procedentes del ambiente taurino (lo que rodea a la fiesta brava y esta misma). Muchas de estas frases y palabras han arraigado tanto que incluso se pierde de vista la procedencia. No se usan literalmente, sino por equiparación con la esencia (metáfora).

Entre las más comunes en México está la palabra ‘maleta’ para referirse a una persona poco diestra o torpe para alguna actividad: «¡Ese jugador es un maleta!» (y sus derivados: ‘maletón’, ‘maletilla’, etcétera). El maletilla es una figura casi mítica en el ambiente taurino. Por lo regular, eran chicos muy jóvenes que pretendían ser toreros y, por tanto, no eran muy diestros. El Huapango torero canta la historia de un maletilla. En España, solían recorrer el país con sus escasas pertenecías en un hatillo o maletilla y a escondidas, dar pases a los toros de lidia, particularmente por las noches para que no los sorprendieran (‘haciendo la luna’). Para las ganaderías era muy importante evitarlos porque «toro toreado es de cuidado». Muchos grandes toreros empezaron de esta forma, como el Cordobés. Actualmente, en México hay un muchacho de escasos 8 años (¡!) que ya empieza a actuar profesionalmente y le apodan el Maletilla no por falta de destreza, sino por lo joven.

Según el Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua, este vocablo también se aplica como adjetivo para referirse a objetos de baja calidad.

¿Y qué decir de «lánzate al ruedo»? Es una expresión aplicada para animar a alguien a decidirse. La he escuchado, incluso, cuando un muchacho desea declarar su amor a alguna chica (desde luego, el uso es metafórico porque las muchachas no suelen ser bestias de 500 kilos). Se entiende porque torear es un acto de osadía. No es extraño titubear al plantarse a escasa distancia de un toro. Es necesario mucho temple y destreza para enfrentar a un animal de esas características.

Igualmente, fuera del ambiente taurino es común, cuando la situación es complicada, exclamar: «Al toro, por los cuernos». El sentido es enfrentar de inmediato un escenario problemático, contra temores, riesgos o consecuencias.

No menos popular es capotear una circunstancia o a alguien. En la tauromaquia, es el momento en que el torero planta diversos pases y evita la embestida. En el habla coloquial, ‘capotear’ una situación pretende evitar el daño directo por un entorno complejo, pero ello no implica solucionarlo. Capotear a una persona significa «entretener a alguien con engaños o evasivas», indica el Diccionario de mexicanismos.

Por supuesto, «ver los toros desde la barrera» es otra de las múltiples expresiones. Hace alusión a que es más fácil opinar cuando no se vive un problema. Estar involucrado en una dificultad complica reaccionar adecuadamente, y en el momento correcto. Por ello, cuando hay opiniones de cómo proceder, es común esta frase.

También «hacer el quite» viene de esta actividad. En la tauromaquia, es cuando los subalternos usan su capote para mover al toro de un lugar por alguna razón (se aquerenció, representa un riesgo para el torero o para el picador). En el habla popular aplica para auxiliar a alguien.

Otra palabra común que se ha olvidado su procedencia taurina es ‘aquerenciarse’. En el ruedo se aplica cuando un toro prefiere una zona. El Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, asegura que se aplica preferentemente para animales. Sin embargo, en el habla popular se escucha empleada en personas que frecuentan regularmente algún lugar, que se le llama la ‘querencia’.

«A toro pasado», según Justo Fernández en su Hispanoteca: «calificación taurina para reprobar un lance que se consuma cuando el toro ya pasó y no ofrece peligro alguno». En el habla coloquial aplica «después de haber perdido o dejado pasar la oportunidad» (DRAE).

Cuando se valora una situación o a una persona que no vale la pena, popularmente aplica «está para el arrastre». La frase hace alusión al momento en que, muerto el toro, lo sacan arrastrando del ruedo.

«Saltarse a la torera» aplica cuando algún matador o subalterno se salta la barrera del ruedo para ponerse a salvo. En el habla coloquial aplica para «soslayar una obligación o un compromiso» (DRAE).

Desde pequeño, quizá también ha sucedido a muchos, me preguntaba de dónde venía la palabra ‘ole’ u ‘olé’. Hasta ahora me di a la tarea de solucionar: de origen árabe es la deformación de «¡Oh, Alá!», exclamación de sobresalto.

Hay otras muchas palabras y expresiones procedentes de este ámbito. En muchas ocasiones, es suficiente con consultar el diccionario para descubrir su origen taurino. Gracias a Julio Sergio Suárez Macías por la asesoría y sugerencia del tema.