martes. 23.04.2024
El Tiempo

Disfrutes Cotidianos • Música cervantina [I] • Fernando Cuevas

Apuntes sobre algunos de los participantes en el Festival Internacional Cervantino que se celebra en tierras guanajuatenses. En seguida, un par de grupos para abrir panoramas sonoros.

DakhaBrakha
DakhaBrakha
Disfrutes Cotidianos • Música cervantina [I] • Fernando Cuevas

Brindar y entregar: música para tiempos oscuros

Desde la invadida Ucrania, en plena batalla para defenderse del imperialismo ruso, llega por estos lares guanajuatenses el cuarteto DakhaBrakha (dar y tomar en lengua antigua de esta tierra), portador de una larga tradición milenaria de cánticos e instrumentaciones cercanas a la naturaleza pero actualizadas tanto en la incorporación de matices que amplían las fronteras rurales de Kiev, como en la adhesión de influjos africanos y orientales a su tono ceremonial que permite romper la sobriedad en determinados momentos, nutriendo, además, las estructuras melódicas y armónicas de sus sonidos. De la celebración a la introspección, la música nos traslada a las amplias estepas de colores cambiantes y ánimos revulsivos.

Integrado por las voces de Marko Halanevych (darbuka, tabla, didjeridoo, acordeón, trombón), Olena Tsybulska (percusiones, garmoshka) Iryna Kovalenko (percusiones, bajo, piano, zgaleyka, acordeón) y Nina Garenetska (cello, bajo, tambores) en el 2004, todos ellos con la habilidad interpretativa de instrumentos tradicionales y modernos, el grupo empezó como telonero teatral, particularmente en las obras de Shakespeare producidas por el centro artístico DAKH y se decantó al terreno del folk de su tierra comandados por Vladyslav Troitskyi. Grabaron Yahudky (2007) a manera de arranque, retomando algunas piezas utilizadas en el proyecto escénico MysticalUkraine.

El caos étnico, como ellos mismos se definen en su página oficial, se ha puesto de manifiesto en sus siguientes discos, como Na Mezhi (2009), combinando cierto bucolismo ritual con explosividad rítmica; Light (2010) y sus ecos de cierto romanticismo que efecto ilumina ciertas zonas afectivas; Khmeleva Project (2012), grabado en conjunto con el trío Port Mone, originario de Bielorrusia; el muy sentido y doliente The Road (2016), dedicado a los compatriotas que han luchado por la libertad y con el éfnasis puesto en mantener la esperanza; Alambari (2020) y sus apuntes sobre el paso del tiempo, las semanas y los meses, junto con los árboles, en tono de pronto fiestero y con el curso del viento que traslada las versátiles voces referenciales, y el EP The Bedouin Reworks of DakhaBrakha (2022), conformado por cuatro cortes remezclados.


 

Una dama franco-argelina: música en pleno mestizaje

Nos visita el súper trío Mademoiselle con su bienvenido eclecticismo en el que confluyen con naturalidad pasmosa y fluidez tan evocativa como densa un rock de guitarra concentrada; apuntes emergentes de blues; sonidos envolventes de una electrónica expresada en efectos sonoros y unos teclados que tienden a la sicodelia por momentos abrasiva; aromas argelinos en las vocalizaciones e instrumentaciones que remiten a oriente próximo con los influjos del Maghreb, recordando a los patriarcas del Rai, el centenario folk de aquella región: así, estamos ante una nutrida fusión que brota por todas partes, transitando de oriente a occidente con paisajes de diversa saturación.

Este flexible triángulo musical por fin une sus vértices, tras conocerse hace tiempo y de vez en vez coincidir aquí y allá. Está conformado por el experimentado cantante y guitarrista Rodolphe Burger (Colmar, Francia, 1957), quien gusta de rockear y aproximarse a la experimentación sin prejuicios, incluyendo cuotas jazzeras y cimentando el terreno de la fusión dentro del cosmopolitismo de su país; fue miembro principal de la banda Kat Onoma desde 1987 y tras su desintegración en el 2004 e incluso antes, ha desarrollado una trayectoria triple: como solista, con proyectos propios en complicidad con algunos colegas y a la manera de colaborador, participando con artistas como Françoise HardyOlivier CadiotJames Blood UlmerJeanne Balibar y Érik Marchand, entre otros.

Ahí está el argelino Sofiane Saidi (1973), quien se mudó a París en la década de los noventas y empezó, cual alquimista de avanzada, a combinar los sonidos de su tierra con los que se le presentaban constantemente en la capital francesa, abriendo espacios para que la electrónica se vertebre con el Rai, incluyendo sus características vocalizaciones de alcance hipnótico. Ha colaborado con Acid Arab, Natacha Atlas y Smadj, por mencionar algunos; finalmente, el trío se completa con su compatriota Mehdi Haddab, maestro del laúd árabe (oud) que toca desde adolescente y que se mudó a Burundi y de ahí a París para asentarse en Biarritz y Rennes; ha colaborado en Africa Express, proyecto de Damon Albarn, con el patriarca Rachid Taha y Michael League, por poner algunos ejemplos

Según se incluye en el programa del Festival, tocaron juntos en forma por primera vez en el Dynamo de Pantin, convocados por el festival Banlieues Bleues; también lo hicieron en el teatro Paul Éluard en abril del 2021, como se puede ver aquí.

Además se han presentado en varias ocasiones, a las que se suma la de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, México. Para el 2022 anunciaron su álbum debut firmando como el trío que ahora conforman.