Se jugaron los partidos que definieron a los cuatro semifinalistas del torneo. Solo en uno ganó el equipo que quedó debajo en la tabla y en otro la definición se extendió hasta el silbatazo final, dado que en los tres restantes se resolvió con minutos de antelación o desde la ida. Marcadores que no en todos los casos reflejan lo sucedido en el campo y unas semifinales que se antojan favorables al primero y segundo lugar del torneo regular. Pero en nuestro fútbol, nunca se sabe.

Rompiendo el equilibrio

El Monterrey salió al campo buscando presionar de inicio, sin mostrar exceso de confianza por el empate conseguido en el Azteca; por su parte, el Cruz Azul también manifestó la intención de buscar el marcador desde el arranque. Sendas opciones de gol en los primeros minutos, hasta que Berterame resolvió con remate de cabeza antes del 20’ para acrecentar la ventaja de su equipo que ya le daba la posición en la tabla. Pero la Máquina reaccionó y se lanzó con peligrosidad al frente, generando llegadas por diversas vías pero fallando en el momento crucial. Para la segunda parte, la tendencia continuó y cada vez parecía más inverosímil que los visitantes no tuvieran un gol a su favor, evitado por el guardameta Andrade en varias ocasiones o la puntería poco afilada de los capitalinos. Ya hacia el final, Funes Mori empujó la pelota al fondo y Gallardo hizo lo propio para dejar un marcador engañoso, pero dando justo pase al cuadro de la Sultana del norte. El cuadro celeste se despide con la frente en alto y con el mensaje claro de buscar continuidad en sus procesos.

Misma (sobre)dosis

La diferencia vista en el partido de ida se confirmó en el de vuelta. El América saltó al campo con algunas modificaciones en su cuadro titular en tanto que el Puebla buscaba despedirse de manera más o menos digna del certamen. Dado que la eliminatoria estaba resuelta, los equipos parecían más sueltos para desarrollar un fútbol alegre que se manifestó en sendos goles de Rodríguez y Martín que sepultaron cualquier esperanza, si es que hubiera, para que el cuadro de la franja nos regalara una remontada épica, a pesar de su intención de mantenerse en la búsqueda y del gol de Araujo, aprovechando una falla de su tocayo de apellido. En la segunda mitad, muy pronto Martínez condujo en soledad y lanzó certero disparo desde fuera del área para anotar el tercero y mejor gol de la eliminatoria. Fidalgo convirtió el cuarto en una serie de rebotes diez minutos después y Layún cerró la cuenta de la goleada vía penal, cuando el final estaba cerca, afortunadamente para la visita que ya pedía esquina.

Knockin’ on a heaven’s door

En la primera parte, Santos parecía que iba a resolver la eliminatoria por las constantes y fáciles llegadas a la puerta de Volpi, que aguantaba a pie firme las pelotas que iban a portería y respiraba profundo ante las fallas de la delantera local. El Toluca se veía rebasado, tratando de establecer posesiones largas que se fueron diluyendo conforme pasaba el tiempo; en contraste, el gol del cuadro local parecía inevitable dada la cantidad de oportunidades generadas y que por algún designio de quién sabe dónde, no se concretaron. Al inicio del complemento, el equipo visitante asestó un noqueador 1-2: Meneses en gran descolgada y Mosquera de cabeza, colocaron la pelota en las redes cuando no habían pasado ni cinco minutos del reloj. No se pudo recuperar el conjunto de Torreón y solo al final rompieron el cero por conducto de Gorriarán, cuando ya jugaban con diez hombres y acusaban desesperación, al igual que la tribuna recurriendo al grito homofóbico. Con aliento dylaniano, los Diablos Rojos emergieron del infierno y se presentaron en el paraíso santista tocando fuerte la puerta, al fin abierta para su pase a la semifinal.

El tigre cae en la madriguera del tuzo

En el partido más equilibrado de la fase, el Pachuca recibió a la UANL con todo y su gol de ventaja que funcionó un lapso como seguro de vida. Los primeros minutos fueron de batalla en el medio campo y escasa llegada a los arcos, hasta que Guzmán abrió el marcador poco antes de los veinte minutos para dar el empate global y, por ende, el pase provisional por la mejor posición  en la tabla. El Tigre herido no bajó las garras y siguió peleando cada pelota frente a un rival que se acomodaba también en el campo y ajustaba las entradas a su madriguera. En la segunda mitad, los neoleoneses acechaban y merodeaban para esperar el momento de soltar la mordida, que llegó a través de un cabezazo de Pizarro, en completa soledad, a 25 del final. Pero cuatro minutos después, una carrera contundente de Hinestroza para que la “Chofis” López, recién ingresado al terreno, concluyera la obra y mandara otra vez a su equipo a la siguiente etapa. El drama se instaló y acrecentó con la expulsión de Álvarez al 82’ pero el marcador ya no se movió. Hacia el final, Samir vio la roja y su equipo se despidió con esa sensación de no haber cumplido las expectativas.