Tigres de Papel • Novela negra • Francisco Javier Mares
La masacre en León, otra, está convertida en la novela negra perfecta con la que funcionarios y políticos encubren o, al menos distraen, de los nulos resultados de sus intentos para atajar la violencia criminal en la que el crimen organizado tiene sometido hasta el último rincón del país –en Guanajuato, todos.
Del vídeo/ sensación en las redes sociales –como antes lo fue la posada mortal en Salvatierra o el asesinato salvaje de Milagros, también en León o…- se desprende que a las nueve de la noche y diez minutos del domingo anterior, cinco agentes de la Guardia Nacional, llegan a una vecindad de la calle Pénjamo, en la colonia Industrial, en la que cuatro mujeres, familia, cuidaban de dos críos, uno de meses y el otro de tres años de edad.
De oídas primero, vía redes y medios de comunicación, declaraciones de policías y funcionarios y espontáneos luego, se esparce que no era esa la primera incursión de la Guardia en el domicilio –‘venta de drogas’; ‘casa de pánico’, dicta el cuadernillo de las revictimizaciones automáticas-, pronto, a las 21:17, los uniformados se retiran, pero, oh, uno de ellos carga con una bolsa negra –cuyo contenido, desconocido, se ha vuelto objetivo primordial de todas las suertes adivinatorias ahora- de esas que sirven para depositar la basura y, en los tiempos modernos, para deshacerse de cadáveres en la vía pública.
No ha mucho, advertimos aquí que la colonia Industrial –y sus límites imaginarios con las colonias Obrera y Bellavista, Chapalita, más al poniente-, especialmente los domingos en que las viste la ‘Línea de Fuego’, el tianguis gigantesco de la ciudad, son escenario recurrente de hechos de sangre, sin que a la autoridad, a ninguna, pareciera preocuparle demasiado –en caso de que reparen en ello.
Bien, pues el domingo, otra vez. La calle Pénjamo, entre Salvatierra y Celaya, es un tramo breve: ocho, nueve fincas sólidas, de barriada añeja, que soporta autos estacionados a sus dos aceras para dejar un solo carril en el medio, por el que los vehículos descienden hasta desembocar, a cosa de nada, con la cara poniente del Parque Hidalgo -tan feo y sombrío al paso de los años, a pesar de los remiendos-. La escena del crimen no es, ni de lejos, un paraje perdido en el cinturón de miseria de León –cosas de la agenda, el propio gobernador, Diego Rodríguez estuvo allí cerquita, en la Industrial, a la mañana siguiente, en la inauguración de los ‘Juzgados de Oralidad Familiar’ –el humor negro, por supuesto, fue involuntario.
La trama cobra bríos a los cinco minutos de la ida de los federales. A las nueve de la noche y veintidós minutos, enseña la narrativa creada, ‘un grupo de sicarios’ entra a la misma vivienda. Los vecinos escuchan disparos y llaman a emergencias, es decir, a la policía. Dentro han sido asesinados a tiros Naomi, Aracely, Nayeli, Ana Cristina y los dos bebés –en ‘carnita’ para el ‘sospechosismo’, apenas ingresar al domicilio, la grabación de vídeo ‘se corta’, para que cada uno haga su historia.
Los pistoleros, como siempre, llegan, matan y se van… impunes.
La grilla es primero
Alrededor del caso únicamente versiones ‘de oídas’, no oficiales, porque esa es la marca de la casa en estos años: que se escucharon más de 15 detonaciones; que dos hombres sobrevivieron escondidos en la azotea; que la Guardia Nacional llegó a ‘alertar’ del ataque inminente; que los criminales tenían en la mira un objetivo específico y, al no encontrarlo, mataron a los presentes...
Ya después, el gobernador de Guanajuato Diego Rodríguez, y el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador –el fiscal estatal, Carlos Zamarripa Aguirre, como funcionario de la discordia-, se hacen cargo de su desencuentro acostumbrado.
Sin más, el gobernador ‘pide’ a su fiscal autónomo que investigue a los agentes federales “en estos hechos tan lamentables”. Para el góber “no puede ser que estén ingresando a los domicilios sin orden de cateo –ni que fueran municipales- y, ojo, que “se debe revisar qué relación tienen con lo que pasa minutos después con el multihomicidio” –así, casual, se multiplican los ejemplos públicos de ‘la mala conducta’ de los agentes de la Guardia: que si entraron sin permiso al estacionamiento del negocio de una panista distinguida; que si esposaron a un impoluto inspector del comercio en León…
Rodríguez llama a los altos mandos de la Guardia Nacional en el estado a que revisen el actuar de los suyos, porque, dijo, ésta no es la primera.
A decir del góber, la Fiscalía ya identificó a los homicidas -¡faltaba más!-, aunque desde esa instancia no haya mayor información –hmmm, bueno, el Fiscal Zamarripa, esta vez, dada su circunstancia, colgó casi en una esquina del ‘Aviso clasificado’ el acostumbrado ‘machote’ de su comunicado, útil para toda ocasión, en el que garantiza una investigación científica del caso.
El presidente AMLO, en su cuarto a espadas, en su ‘mañanera’ del martes, aseguró que ya se encamina una investigación para identificar y castigar a los responsables: "Vamos a terminar la investigación y se va a informar. Y si hay responsabilidad de los elementos de la Guardia, se va a castigar."
El caso es que en seguidilla interminable, los asesinatos violentos ocurren en Guanajuato todos los días, con una escalada inocultable en este cierre de sexenio; mientras, la gobernadora electa, la panista Libia Dennise García Muñoz Ledo, se hace cruces con su prometido plan de seguridad que, asegura, traerá por fin ‘la paz a Guanajuato’ -anunció, recuerde, como una de sus primeras medidas allá al final de septiembre al tomar posesión del cargo, el cese del fiscal Zamarripa, y su par de seguridad, Álvar Cabeza de Vaca.
El estado de Guanajuato es, desde hace cinco años, la entidad de la república mexicana con más asesinatos, Cada año, más de tres mil. De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. A mayo de este año ya habían sumado mil 217 homicidios dolosos. Guanajuato acumula meses con masacres como distintivo –31 en lo que va de 2024.
…En León, la anterior, apenas el 6 de enero en la colonia San Marcos, en el pórtico de una vivienda. Cuatro personas asesinadas –ah, era una ‘casa de pánico’, dijo la autoridá.
A La Jaula
Buenos para la grilla.
Tarde, pero sin sueño, trece ex gobernadores del PAN: Ernesto Ruffo, ex gobernador de Baja California; José Guadalupe Osuna, también de Baja California; Juan Carlos Romero Hicks y Héctor López Santillana (Ja) y Carlos Medina Plascencia, de Guanajuato; Francisco Ramírez Acuña y Alberto Cárdenas, de Jalisco; Francisco Barrio de Chihuahua; Fernando Canales Clariond, de Nuevo León; Patricio Patrón Laviada, de Yucatán; Marco Adame Castillo, de Morelos; Ignacio Loyola Vera, Querétaro y Marcelo De los Santos, San Luis Potosí, ya se dieron cuenta de que Marko Cortés y su alianza con el PRI fueron un fracaso. Ah, bueno.
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‘X’: TIgresDePapel