Un ‘Nuevo Comienzo’ obligaría, mínimo, a un nuevo discurso ¿O no?

A ver.

A nada de la escandalera por el ‘enfrentamiento’ entre pobladores, trabajadores y patrones zapateros con gendarmes municipales, estatales y federales que acompañaban la ejecución de órdenes de cateo a fábricas y bodegas del calzado ‘pirata’ que da (mala) identidad a San Francisco del Rincón desde hace años, la Gobernadora electa en votación mayoritaria por el PRI, el PAN y el PRD, Libia Dennise García Muñoz Ledo, fue a encontrarse con los ‘Coparmexos’ de la “Zona Metropolitana.”

También con los dirigentes de la sucursal de la CMIC. No fue directamente con los zapateros, porque eso sería muy obvio.

Bien, pues, ‘llama poderosamente la atención” –en concesión al clásico- un par de líneas de su discurso de ocasión –que sería muy deseable no se restringiera a eso.

Libia asistió a una sesión de Consejo de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Coparmex, aunque nada más en la expresión ‘Metropolitana’ de su ancla que es la ciudad de León –presente el presidente de ésta, Héctor Rodríguez Velázquez. 

Dijo ahí tres cosas imperdibles: 

Que el suyo será un gobierno, ojo, con una vocación de austeridad, que hará más con menos, que permita a la gente ver cómo cambia su realidad con proyectos sociales.

Que el ‘Nuevo Comienzo’ traerá un gobierno responsable, cercano, transparente… y honesto.

Y que ella, como Gobernadora, será gestora con el Gobierno Federal.

Diría Jack: ‘Vamos por partes’…

Uno. A diferencia del grueso poblacional de su partido de origen, el PAN, Libia Dennise deja claro que la ‘austeridad’ –entendida, de inicio, como un alto urgente al dispendio-, que es además la bandera imperante en el país, en el estado de Guanajuato ha de ir del discurso a los hechos. Porque de ‘austeridad’ hablaba hasta Miguel de la Madrid, el de la ’Renovación Moral’, si alguien lo recuerda.

El remate no tiene desperdicio: “que permita que la gente vea cómo cambia su realidad con proyectos sociales”. En efecto, salvo algunos obcecados que gustan sentarse a la derecha de la derecha de los dineros, pocos estarían en contra del respaldo social a los grupos marginales. Aquí el punto es dejar atrás el asistencialismo clerical y la aplicación selectiva de programas con fines clientelares. Todo un reto.

Dos. “Un Gobierno responsable, cercano, transparente… y honesto”. ¿Saben qué?: Sí. Ya estuvo. Porque es francamente absurdo, ridículo, que al cierre del primer cuarto del siglo XXI, todavía sea de ‘agradecer’ que los políticos prometan ‘honestidad’. Cualquiera coincidiría en que la regla debiera ser: Responsabilidad, cercanía, transparencia y honestidad… o cárcel.

Y Tres. Libia García, se propuso como “gestora con el Gobierno Federal”. El pronunciamiento, por supuesto, se significa como todo un punto de quiebre con el diálogo público que los gobiernos de Diego Rodríguez, en el estado de Guanajuato, y Andrés Manuel López Obrador, en el gobierno federal, han sostenido a lo largo de casi seis años, y que ha repercutido en el flujo de los recursos federales a la entidad –quien diga lo contrario, miente.

Con la cámara de los constructores las palabras de Libia fueron más bien cumplidoras, nada más.

Baraja nueva

Ese punto tres del subrayado del discurso es, sin duda, el más trascendente y el más interesante para la cotidianidad de los guanajuatenses, tanto por sus consecuencias medibles en recursos para el desarrollo, como en su ángulo político que permite que lo anterior ocurra…

Si usted elimina las (muy) pocas ocasiones en que AMLO visitó los municipios de Guanajuato y se retrató con Diego Rodríguez, el intercambio verbal entre ambos, a lo largo del sexenio, ha sido de lo más ríspido –que el ‘huachicol’; que los grupos de gobernadores; que las tarjetas; que el fiscal y que ‘la tía de las muchachas’…   

Libia y su ‘Nuevo Comienzo’ darían color, de entrada, en su relación pública con la nueva presidenta de México, morenista, para más señas, Claudia Sheinbaum Pardo, en esas dos vías: la gestión de recursos para el desarrollo de Guanajuato –está en suerte el diseño del recorrido y estaciones del tren interestatal comprometido por Sheinbaum, por ejemplo-, y el diálogo político que debe dar, obligadamente, vuelta a las páginas de desencuentros que nos obligaron a leer AMLO y Diego.

El asunto más controversial de esto, por cierto, es el del fiscal Carlos Zamarripa -quien dice Libia que ya se va, pero a como están las cosas, ¿Quién sabe?

A propósito del asesinato de un agente vial -otro- en Celaya, donde se jugarían las eliminatorias de un premundial de futbol juvenil, los federativos de la CONCACAF retiraron la sede. 

Con semejantes advertencias no había posibilidad de engaño.

A la media noche de este lunes, automovilistas en la Celaya – Salvatierra, avistaron los cuerpos desnudos de un hombre y una mujer colgados del puente en el entronque con la comunidad de Rincón de Tamayo. Así se amanecieron el martes. “Vivimos en una barbarie, la federación y el estado nos están dejando solos”, protesta el obispo de la Diócesis, Víctor Alejandro Aguilar Ledezma. 

Es la historia del sexenio -éste también- del fiscal Zamarripa, atrincherado en el pretexto de que él ‘investiga’, no ‘previene’ –sin reparar, claro, en que la impunidad multiplica los crímenes, pero en fin…

A la jaula

¡Un auto!

Dicho sea de paso, en Celaya, el alcalde panista saliente, Javier Mendoza Márquez, fue a escoger la camionetota que se llevará en su retiro. Una blindada, ‘of course’. “Ver que se me asigne, porque tengo derecho por ley a un año de seguridad”. En su gestión, Javier Mendoza vivió la experiencia más amarga de un padre. La muerte violenta de un hijo. Así de grave el escenario. “Sí la pediría, son cosas que en particular no saben cómo las estoy pasando”, desliza el munícipe. Pretendía seguir en el cargo. El voto mayoritario, dijo no. Decidir qué coche se lleva, ya debiera dejarlo al Ayuntamiento entrante. La forma es fondo, dicen.

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‘X’: TigresDePapel