martes. 24.06.2025
El Tiempo
Jaime Panqueva
06:53
29/04/17

Caminos de agua

"...no es sólo la contaminación, sino el abatimiento de los mantos acuíferos por la sobreexplotación para la agricultura y un cambio climático, que se manifiesta, entre otras cosas, en el cauce árido que acabamos de cruzar..."

Caminos de agua

Primero cruzamos el cauce seco del río Laja. Donde hace décadas fluía un río todo el año, ahora puede cruzarse la cañada a pie enjuto durante la estación seca. Dejamos hace unos kilómetros la carretera que conduce de San Miguel de Allende a Atotonilco, tras un letrero escrito a mano con una flecha que dice Caminos de Agua.

En febrero, durante el Festival de Escritores de San Miguel de Allende, conocí el trabajo de esta asociación civil, integrada por mexicanos y extranjeros de diferentes nacionalidades y profesiones, preocupada por el acceso de la población local al agua de buena calidad. Se han enfocado en las zonas cercanas a este municipio, considerado por algunas publicaciones de viajes como la mejor ciudad para vivir de América Latina. No obstante, la región, como muchas localidades de nuestro estado, enfrenta un grave reto: la contaminación del agua extraída de pozos profundos con sustancias tóxicas, principalmente arsénico y flúor.

No soy experto en la materia, pero desde hace varios años el tema se ha ido permeando en los medios, en especial los independientes, ante un apático silencio de nuestras autoridades municipales, estatales y federales. Pero no es sólo la contaminación, sino el abatimiento de los mantos acuíferos por la sobreexplotación para la agricultura y un cambio climático, que se manifiesta, entre otras cosas, en el cauce árido que acabamos de cruzar.

Nos recibe Jennifer Ungemach, Directora de Desarrollo y Coordinadora de Educación. La invitación de Caminos de Agua obedece a la construcción de un nuevo cántaro quebalmacena agua lluvia para consumo, una de las formas más baratas y eficaces de obtener agua potable para las comunidades. Conversamos con el equipo que ya ha formado con cemento el receptáculo con la ayuda de una sencilla estructura metálica recubierta con tela, e inicia la labor de repellado. El recipiente puede almacenar unos 2.000 litros de agua, que proveerían de agua para consumo a una familia de cuatro integrantes durante un año.

Jennifer comenta: nos enfrentamos a un reto muy grande, porque la temporada seca en el Bajío es cada vez más larga y extrema; puede llegar un momento en que no sea suficiente recolectar agua lluvia. Trabajamos en el desarrollo de filtros baratos para eliminar del agua el arsénico y el flúor.

Para quienes como yo, no conocen los efectos de estos minerales en el agua que bebemos, transcribo un fragmento de los informes de la Organización Mundial de la Salud, OMS: “La exposición prolongada al arsénico a través del consumo de agua y alimentos contaminados puede causar cáncer y lesiones cutáneas. También se ha asociado a problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares, neurotoxicidad y diabetes... Los efectos más característicos son la aparición de lesiones cutáneas y cáncer de piel.” Por su parte, el fluoruro “afecta principalmente a los tejidos óseos (huesos y dientes). En muchas regiones con un índice alto de exposición al fluoruro, éste es una causa significativa de morbilidad.”

Respecto al arsénico, el nivel máximo fijado por la OMS es de 10 µg/L, mientras la Norma Mexicana (MAC) es mucho más permisiva, 25 µg/L (0.025 mg/L). El monitoreo que la asociación realiza desde hace cinco años ha permitido detectar comunidades que rebasan más de cinco veces la norma MAC. La contaminación no afecta sólo a zonas rurales. También han detectado altos índices en colonias de San Miguel de Allende. Si está interesado, es posible consultar los resultados en línea, en la liga: http://caminosdeaguamexico.org/monitoreo-de-agua/

Los altos niveles de arsénico y flúor son el reflejo de un problema más grave, el abatimiento de los mantos acuíferos subterráneos; en la medida en que debe perforarse a mayor profundidad para obtener el agua, aumenta la posibilidad de que ésta contenga mayores elementos nocivos. La sobreexplotación del acuífero apunta a un solo lugar: la agricultura intensiva para exportación. Más de tres cuartas partes del agua extraída bajo el subsuelo se emplea en el cultivo, no hay límites a la extracción, ni se cobra algún tipo de tarifa que provea de fondos al Estado para mitigar los efectos adversos y ayude a desincentivar la sobreexplotación.

Una vez terminamos el repellado del cántaro bajo el sol aplastante del mediodía, jóvenes universitarios e investigadores de varios países nos invitan a ver un video que está disponible en la red, Consumiendo el futuro, acerca de los retos que enfrentamos ante el deterioro de los mantos acuíferos.

Jennifer nos espera para llevarnos a conocer otros proyectos que adelanta la asociación. Los más viejos, dice, nos brindan el testimonio de cómo se ha deteriorado el ambiente en esta región. Ellos recuerdan todo más verde, y el río Laja fluyendo durante todo el año. Tras lo visto y comentado le digo que no estoy seguro sobre cómo abordar estos temas en mi columna. Lo importante, responde en su correctísimo español, no es clavarse en el problema, sino en las respuestas. Pienso que éste será el primero de una serie de artículos sobre los graves problemas de contaminación, cambio climático y desigualdad que enfrentamos, pero, sobre todo: las posibles soluciones que existen para mitigar los daños a la salud de la población y al medio ambiente.

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