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Jaime Panqueva
13:21
29/10/22

Cash forever • Jaime Panqueva

“Esa misma gasolina de billetes que impulsa campañas, moviliza acarreados, tuerce los asuntos de la ley, paga muebles e inmuebles, y es la aspiración de millones que sólo la ven pasar con total impunidad frente a sus ojos…”

san judas
San Juditas
Cash forever • Jaime Panqueva

Por estos días en que se mezclan el San Juditas y la promoción que nuestros políticos hacen de los medios de pago en efectivo, me es imposible evitar que lleguen a mi mente algunas escenas de la película Chilangolandia, una de las mejores comedias mexicanas que he visto en los últimos años. Esta ópera prima de Carlos Santos navega con tanta gracia y habilidad en las aguas de la política y clase empresarial corrupta, que es hilarante ver al Oficial Mayor y su C5 teledirigiendo a la policía para encontrar un soborno en cash hábilmente oculto dentro de una estatua de San Judas Tadeo, justo el día 28 de un mes cualquiera. La persecución a lo largo y ancho de la ciudad finaliza con la ruina y recompensa de los personajes unidos por la codicia en pos del botín.

Esa misma gasolina de billetes que impulsa campañas, moviliza acarreados, tuerce los asuntos de la ley, paga muebles e inmuebles, y es la aspiración de millones que sólo la ven pasar con total impunidad frente a sus ojos. Aquí no valen disposiciones del SAT, ordenamientos de la CNBV al sistema bancario o las malhadadas UIF o FGR, que ya pasan con cierto hastío del tema. 

El mejor know how que puede mostrar un político es su habilidad para “movilizar recursos” de forma cuantiosa y discreta. Los relatos de la entrega de mochilas, maletines o costales de cash y su videoasta reseña se pintan ahora de una cotidianeidad tan tediosa que no espantan a nadie. Como en las mejores escenas de Breaking Bad, los billetes se apilan y pesan sobre pallets, y compiten con las legendarias caletas o entierros de efectivo de los cárteles colombianos. 

Recuerdo la anécdota de un artesano en Oaxaca, que contaba cómo años antes de ganar la presidencia, López Obrador llegó a su comunidad cuando iniciaba su gira nacional por última vez, entonces muy pocos analistas lo veían como ganador. No lo acompañaba séquito ni guaruras. Fue atendido por la gente del lugar, le dieron comida y conversaron un largo rato con él. Antes de despedirse, les dijo que al día siguiente alguien vendría a pagar lo que le habían brindado. Para sorpresa de los anfitriones, el pago llegó en cash en los términos estipulados. Leyenda rosa, muestra del imperio del efectivo o simple nota para hagiografía, no lo sé. Pero la escuché años antes de que existiera la 4T.

La pregunta ineludible es hacia dónde vamos, si bien sabemos que las formas son antiguas no vemos maneras y voluntad real de erradicarlas. Las entidades de gobierno para realizar una limpia existen y tienen herramientas logísticas y legales para llevarla a cabo. Pero mientras la política nacional consista sólo en cambiar los nombres de los saqueadores cada seis años, el asunto no tendrá fin. 

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