Martes, 19 de mayo 2020, 10:50 de la noche aproximadamente, veo el noticiero de Televisa que desde la salida de López Dóriga dirige Denisse Maerker. Una periodista con una trayectoria respetable, pero cuyo espacio ha venido degradándose a tal punto, que uno debe debatirse entre los temas serios y las noticias sensibleras o grotescos videos de celular que merecerían un programa aparte, quizás comentado por Laura de América. En ese momento, martes en la noche, tras el pan de cada día: las estadísticas diarias y denuncias alrededor del COVID, la policía de la ciudad de Celaya es noticia.

No se trata de los dos policías asesinados a sangre fría unas horas antes en un semáforo de la avenida México-Japón, Noemí Esperanza y Omar Nieves, cuyo cobarde crimen fue grabado por las cámaras de seguridad. Tampoco se menciona que a lo largo este año virulento han sido asesinados 15 miembros de la policía en la zona y aún no se ha atrapado a los culpables. Tal vez porque las autoridades siguen en cuarentena, una que lleva varios años. El noticiero nacional, de asuntos serios, tampoco hace mención alguna a las 8 personas acribilladas el día anterior a un costado de la carretera Querétaro-Celaya. Dos mujeres y seis hombres, entre los cuales se hallaba un estudiante de secundaria a punto de graduarse que respondía al nombre de Luis Eduardo Ruiz Barrera.

La nota, para México y el mundo, presenta al nuevo “grupo de respuesta biológica ante amenazas de contagio de COVID-19”, una unidad especializada de la policía municipal celayense capacitada “para convencer a los infractores de que sean trasladados pacíficamente al Ministerio Público o a un hospital de ser necesario”. Me parece una burla. No lo es. Minutos valiosos en televisión transcurren para mostrar a la audiencia cómo granaderos reducen a un hombre que amenaza vomitar o escupir sobre la autoridad. Me siento a punto de hacerlo sobre el noticiero. Trato de tomarlo con mayor ligereza: Televisa me presenta una rocambolesca escenificación del famoso chiste del gallego y la jeringa con el virus del SIDA. No viene a cuento, quizás algún día se los contaré. Pero lo que veo no es un chiste y tampoco aparece un cintillo en la pantalla que al menos confirme que asisto a un publirreportaje.

La noticia se extiende; muestra cómo meten a la delegación a un detenido ficticio. Arreado con los escudos de plástico y uno que otro toletazo, evoca los documentales de Roma del History Channel, aunque los legionarios no usaban cubrebocas. Y bueno, ese era el convencimiento pacífico...

Esto tiene que ser una nota pagada, pienso, es el tipo de espectáculos al que nos tiene acostumbrados el gobierno del Golpe de Timón, ese que resuelve sus crisis en Houston o Singapur. En esta absurda banalidad nos movemos. Me encantaría saber si el Municipio de Celaya o el Gobierno del Estado de Guanajuato pagaron por esa pantomima. Me encantaría saber si los índices de delincuencia de Celaya son tan poco importantes como para ser opacados por ese show. Me encantaría saber qué piensan los celayenses con 88 casos confirmados de COVID y 20 decesos por la enfermedad, cuando en este 2020 los homicidios en la zona se cuentan por centenares. Me encantaría saber qué piensan, cuando los negocios que han sobrevivido a las extorsiones ahora tienen que cerrar por la cuarentena. ¿En realidad requieren de una unidad especializada a prueba de vómito y escupitajos?

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Nota: acá la noticia https://noticieros.televisa.com/ultimas-noticias/policia-de-celaya-guanajuato-crea-grupo-respuesta-biologica-amenazas-contagios-covid-19/