Confinado • Jaime Panqueva
Por motivos familiares tuve que viajar esta semana a Bogotá. Llegué en medio de lo que llaman la tercera ola, un aumento de contagios de COVID-19 que ha servido de pretexto a las autoridades locales para ordenar medidas más drásticas de confinamiento a la población local. Lo llaman 4x3 y obligó a los bogotanos a encerrarse desde el pasado sábado al lunes, y ahora desde este viernes hasta el domingo. La ola llegó puntualmente, justo después de las vacaciones de Semana Santa, periodo durante el cual no se tomaron medidas restrictivas.
En la gráfica puede observarse el aumento exponencial de casos y contrastarse con la gráfica de Guanajuato, que aún no presenta aumentos importantes en los contagios, a pesar de que la tendencia nacional en México ha comenzado a incrementarse en los últimos días.
Colombia, casos nuevos 150421
Guanajuato, casos nuevos 150421 - Fuente, PopLab
La cuarentena colombiana tiene poderosos detractores, entre ellos los pequeños comerciantes que han sido obligados a cerrar ante la amenaza de sanciones económicas y clausuras. La infracción de las medidas sanitarias conlleva una multa de unos $5.700 pesos mexicanos y el sellamiento del local de 3 a 11 días. Muchos se preguntan por qué castigar con el cierre, cuando lo que se requiere también es reactivar una economía que sigue resentida por las duras medidas que también se implementaron el año anterior. Y es que las cifras económicas no son nada alentadoras; indicadores como el de la Cámara de Comercio local en marzo, aún sin los nuevos confinamientos, mostraban el cierre definitivo del 14% de negocios, de una muestra de 910 empresarios encuestados.
Los noticieros locales muestran algunos puntos de la ciudad donde dueños de pequeñas tiendas han salido a protestar y a bloquear las calles, pues las medidas privilegian a grandes superficies y supermercados que no han sido obligados a cerrar.
Mientras las UCI’s (Unidades de Cuidados Intensivos) de Bogotá se encuentran a un 78% de su capacidad, la paciencia de la ciudadanía se agota, pues la vacunación avanza a un ritmo muy lento, incluso si se compara con el avance de México.