Jano, uno de los escasos dioses de la mitología romana que no posee equivalente en el olimpo griego, era el dios de las puertas y de las transiciones, motivo por el cual le estaba consagrado el primer mes del calendario, Januario, que luego derivó en enero.

Otra de las características de Jano es poseer dos rostros, se le ubicaba en los portales donde con su doble cara protegía o censuraba a quienes entraban o salían. Esta particularidad ha sido invocada por autores más modernos para presentarlo como símbolo de la hipocresía.

Vivimos los albores de la cuarta transformación y, al mismo tiempo, ante la expectativa de un golpe de timón que no llega a pesar de las voces airadas, la indignación y las estadísticas fatídicas de nuestro estado. Vemos a Jano diariamente en los discursos: el PAN nacional se manifiesta en el Congreso de la Unión con pancartas en contra del Fiscal Carnal y a favor de una Fiscalía que sirva, mientras en Guanajuato el gobernador panista realiza un enroque para entronizar a su Procurador por nueve años más, a pesar de las protestas de oposición y ciudadanos porque nos sentimos sumidos en una guerra que no respeta las mínimas reglas. Si nos atenemos al dato de población de 622.000 habitantes, Irapuato en el 2018 registra más de 67 asesinatos por cada 100 mil habitantes, algo que lo iguala con las ciudades más inseguras del mundo. La estadística estatal superaría las cincuenta víctimas por cada 100 mil...

En el ámbito nacional los dobles discursos abundan al inicio de la transición: Morena que avanza en el cumplimiento de sus promesas, fin del NAIM incluido, se comprometió también de forma decidida durante su campaña para reducir la militarización de México. Hace unas semanas cuando anunció una Guardia Nacional con mayor apoyo castrense que civil, nos puso a muchos a reflexionar quiénes en realidad mandan México.

Y hay ejemplos más patéticos, el partido que salió de la presidencia nacional el pasado 1 de noviembre, dice que ahora sí necesita renovarse...

 Si por los dobles discursos fuera, Jano podría elegirse en el dios de nuestra política, aunque habría un elemento que le restaría favoritismo. Los romanos otorgaban a Jano un papel culturizador, pues era inventor del dinero, la navegación y la agricultura. Nuestros políticos gustan en particular de los primeros dos, devengar y viajar, pero aquello de cultivar, ya sea mentes o campos la consideran labor innoble que prefieren relegar.

Me gustaría hablar del tema cultural en nuestro estado, en particular con los nuevos cambios en la dirección con el nombramiento de Adriana Camarena de Obeso, pero hasta la fecha todo ha sido misterio. La solicitud realizada para entrevistarla hace un par de semanas, no se ha concretado en una fecha. Esperemos...

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