La extraña normalidad de lo anormal
"...Quienes hicieron la tarea y los goles, han llegado, sin escándalos arbitrales gracias al VAR, a una final entre una Cenicienta y un posible bicampeón..."
Este fin de semana terminará el Mundial de Rusia 2018. Para muchos ha sido un evento anormal donde los varios de los países con más trayectoria futbolística, como Alemania, Brasil y Argentina, se despidieron con cajas destempladas, mientras equipos que antes no figuraban en la lista de los grandes, como Croacia y Bélgica, han llegado hasta las últimas instancias. Las figuras más mediáticas pelaron el cobre en Rusia, y quienes mucho esperaban de Messi, Neymar o Cristiano Ronaldo tuvieron que verlos empacar maletas mucho antes de los planeado.
Pero no podemos hablar de un Mundial injusto, quienes hicieron la tarea y los goles, han llegado, sin escándalos arbitrales gracias al VAR, a una final entre una Cenicienta y un posible bicampeón.
A este mundial de anomalías, se le suman otras de corte quizás menos futbolístico, que me gustaría comentar. A mediados de semana se notificó la venta de una de esos figurones: Cristiano Ronaldo fue vendido del Real Madrid con destino a la Juventus de Turín. Salvo algunos pocos memes de despecho y exaltación, la noticia no habría sido llamativa si el sindicato USB de la FIAT en Italia no hubiera hecho un comunicado llamando a la huelga “desde las 22.00 horas del domingo 15 de julio hasta las 06.00 horas del martes 17 de julio de 2018”, como forma de protesta.
La empresa de automóviles pertenece a la familia Agnelli, una antigua y prominente familia de Turín, descendiente de Giovanni Agnelli, el tatarabuelo de los actuales dueños, quien junto a algunos nobles de la ciudad fundó la compañía en 1899. Los Agnelli tienen el control del consorcio Exor, que a su vez, es dueño del 65% de las acciones de la Juve. Sí, el mismo equipo que perdió dos scudettos entre 2004 y 2006, y que fue descendido a la categoría B como castigo adicional, tras el escándalo Calciópolis.
Los mismos dueños que piden a sus trabajadores del sector automovilístico que aprieten sus cinturones para poder competir de manera global, desembolsan más de 100 millones de euros para poder pagar el pase de Cristiano Ronaldo. El reclamo del comunicado del sindicato es muy claro:
“Es inaceptable que, mientras que a los trabajadores se les lleva pidiendo enormes sacrificios económicos durante años, la empresa decida gastar cientos de millones de euros en la compra de un jugador. Mientras los trabajadores y sus familias se ajustan el cinturón cada vez más, ¡los propietarios deciden invertir una gran cantidad de dinero en un solo recurso humano! ¿Está bien? ¿Es normal que una sola persona gane millones y que miles de familias no lleguen ni a la mitad del mes?”
Sí, muchos justificarán que la llegada del jugador generará más ingresos al club gracias a la venta de camisetas, que se han encarecido hasta niveles absurdos que nadie cuestiona. Creo que no está mal cuestionar este traspaso, ni tampoco las cifras exorbitantes que se pagan por las compras de jugadores en otras partes del mundo, y que se han vuelto de lo más común. Económica y éticamente es muy difícil defender este derroche. Más aún si pensamos en los niveles de sueldos en México al comparar los 2.686,- pesos del salario mínimo con los salarios pagados a jugadores de los principales equipos de futbol.
Para cerrar, los medios comentan que la huelga no afectará de forma significativa a la FIAT ya que sólo afectará la planta de Melfi, y no a las otras factorías de Italia. Hay que recordar que Melfi se encuentra en el extremo sur, en una de las zonas con menor desarrollo económico de la bota italiana. Y también que FIAT está desplazando su producción a otros países, como Polonia o Turquía, donde la mano de obra es más barata y no hace huelgas o comunicados de prensa. La empresa en asociación con Chrysler exploran la posibilidad de trasladar producción a América Latina, y México puede ser una buena opción: ya comenté sobre los salarios y la inocuidad de los sindicatos. A eso se le puede agregar gobiernos estatales dispuestos a todo para satisfacer a las empresas extranjeras... Algo muy normal.
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