En un país tan letal para ejercer el periodismo como México, es indispensable observar hacia quiénes se dirigen los premios que el gremio y la sociedad civil otorgan en este rubro. Ayer se dieron a conocer los premios nacionales de periodismo para el año 2021, y no me sorprendió recibir la noticia de que la investigación multiformato “Carlos Zamarripa, el caudillo de la justicia mexicana” obtuvo el primer lugar. Publicada en mayo del año pasado, es un recuento escalofriante sobre la trayectoria de quien ha cumplido trece años como procurador y fiscal de un estado, que pasó a encabezar desde hace un lustro las cifras más altas en asesinatos y desapariciones en el país, y a quien, por más inexplicable que parezca, le quedan por delante seis años más.

El equipo integrado por Arnoldo Cuéllar, Kennia Velázquez, Verónica Espinosa, Marcos Vizcarra, Nicolás Aranda, Miguel Cabrera, Juan José López y Emilio Jiménez, traza una crónica valiente e impecable que engloba las atrocidades de la delincuencia y las complicidades del poder. Expone las contradicciones de los discursos oficiales y la realidad, da voz, entre otros, a víctimas de las arbitrariedades y a quienes fueron apartados de sus funciones por disentir. Pero no sólo expone testimonios, también recaba cifras, estadísticas; y reclama la inauditabilidad de los presupuestos, la falta de transparencia en la asignación de recursos, la ausencia de resultados en un estado cuyas ciudades ocupan primeros lugares nacionales en percepción de inseguridad.

El reportaje en colaboración con Connectas, Aristegui noticias y la revista Proceso, está disponible en versiones impresa y audiolibro aquí.

A este premio se suma el estímulo otorgado la semana pasada a PopLab por el News Equity Fund del gigante de la información Google Inc., que lo destaca dentro del espectro global de periodismo independiente y serio. Algo indispensable que nos ayuda a compensar la brutal propaganda oficial, tanto del rubro estatal como federal, a través de medios apapachados por presupuestos asignados a dedo. Pienso en qué nos dejaríamos de enterar si no existiera PopLab. Por ejemplo, sin los reportajes de investigación de Poplab, ¿habría recuperado un kinder leonés los 1.050 metros usurpados por el empresario Gabriel Padilla con la complicidad del Ayuntamiento, con el fin de construir una alberca privada en su residencia? ¿Cuánto perderíamos como sociedad si medios como PopLab sucumbieran ante la presión oficial o no pudieran sostenerse económicamente? Lo escuchamos hace unos meses en boca de Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, el periodismo no sólo se puede matar con balas, también de inanición. Esa es la mentalidad de una parte de nuestros líderes.

Pero regresemos al fiscal, al funcionario que presumía hace unos meses la caída en la estadística de homicidios, pero que al finalizar la pandemia no logra, a pesar de un presupuesto anual de 3,569 millones, identificar satisfactoriamente los cuerpos extraídos de fosas clandestinas, o establecer un diálogo mínimo con los deudos, o aumentar de forma sustancial el porcentaje de judicialización de carpetas de investigación, entre muchos otros. El caudillo que desde la fecha de publicación de su reportaje ha recibido críticas directas del presidente de México y de la fracción de oposición en el Congreso del Estado; pero a la vez, la semana pasada recibió palmaditas del Secretario de Gobierno, ya en campaña electoral por el 2024. O, según documentos filtrados por Guacamaya Leaks, tiene el visto bueno del Ejército Mexicano. El funcionario intocable que lo sabe todo y todo lo vigila, al más puro estilo Fouché de Stefan Zweig.

Para quienes aún piensen que estos premios no importan, me despido con una pregunta. ¿Cómo podrán los últimos tres gobernadores de Guanajuato contarle a sus nietos que mientras industrializaban la región y creaban prosperidad para unos cuantos, prohijaron el crimen organizado y la marginación de buena parte de sus gobernados? Para que puedan entenderlo, afortunadamente, queda este documento, Premio Nacional de Periodismo 2021. Enhorabuena.

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