jueves. 26.06.2025
El Tiempo
Jaime Panqueva
05:35
22/09/18

La muerte itinerante

“A esta triste situación hemos llegado en esta década, donde las autoridades de procurar justicia e investigar, proceden de la misma manera que los delincuentes que han sembrado el territorio de fosas clandestinas…”

La muerte itinerante

No puedo encontrar un mejor ejemplo del México que hemos vivido en la última década que el atroz caso del tráiler itinerante de Guadalajara. Un horror que buscaba disfrazarse por parte de las autoridades pero cuya innegable hediondez fue denunciada por los habitantes del fraccionamiento Paseos del Valle. Nuevamente, las redes sociales evitan que el silencio oficial sea cómplice.

El refrigerador móvil que, como una analogía del Estado, no refrigeraba, esparcía podredumbre en la búsqueda de un sitio donde estorbar menos. Un símbolo de la improvisación, del pragmatismo más ramplón, de la ausencia de escrúpulos y de empatía con víctimas anónimas de una guerra encubierta de la que sólo conocemos partes oficiales y poco más.

Hablamos de casi medio millar de muertos de los cuales sólo 60 eran aptos para enterrar y los demás estaban mal identificados y empacados como desechos. ¿Qué tan difícil era disponer de criptas dignas para un entierro temporal una vez registrados ADN, huellas y demás señas de las víctimas? ¿Proveerlos de un recipiente más digno que una bolsa de plástico? No todo tiene que ser clandestino o mal hecho. Aun si los muertos carecen de deudos, merecen respeto y un trato decoroso.

El gobernador saliente de Jalisco, en su ira, dispuesto a “no tolerar más este tipo de errores”, cesó en su cargo a las cabezas de los implicados, primero al más débil, Luis Octavio Cotero Bernal, director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. Ante los reclamos justificados de éste, quien a su vez vive el drama de la desaparición de su hija, cayó la cabeza de Raúl Jiménez Sánchez, Fiscal General del Estado de Jalisco. Pero, ¿garantiza esto que el caso no vuelva a repetirse o que los cuerpos faltantes en avanzado estado descomposición sean procesados de forma adecuada para poder ubicar a sus deudos o cruzar sus datos, por ejemplo, con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED)? Por cierto, ¿sí funciona el RNPED?

¿Cuántos casos más de desidia o negligencia de la procuración de justicia sólo en este ámbito podemos esperar en el resto del país? Ya hace más de un año, por parte de familiares de víctimas se había denunciado la fosa de Jojutla en Morelos, también improvisada por la fiscalía estatal como respuesta a la saturación de las morgues. Allí aún no hay responsables ni despidos; aún se “investiga”... A esta triste situación hemos llegado en esta década, donde las autoridades de procurar justicia e investigar, proceden de la misma manera que los delincuentes que han sembrado el territorio de fosas clandestinas.

Comentarios a mi correo electrónico: [email protected]