viernes. 20.06.2025
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Jaime Panqueva
07:30
01/07/17

Los diccionarios

"Difícilmente puede pedirse más a una obra biográfica de un personaje tan brillante como esta mujer que con rigor y tenacidad excepcionales parió entrada por entrada, a lo largo de quince años, un diccionario para escritores donde la lengua viva se daba el lujo de contradecir al mamotreto de la Real Academia..."

Los diccionarios

El fin de semana pasado se presentó en el Teatro Estudio del Teatro del Bicentenario de León la pieza teatral El diccionario, del autor granadino Manuel Calzada, estrenada en 2012, que ganara en 2014 el Premio Nacional de Literatura Dramática de España. La obra, montada por la Compañía Nacional de Teatro con la dirección de Enrique Singer, se centra en la figura de la bibliotecaria y lexicógrafa española, María Moliner, autora del monumental Diccionario de uso del español - DUE, conocido cariñosamente por muchos de quienes somos sus usuarios y admiradores como “el María Moliner”.

Difícilmente puede pedirse más a una obra biográfica de un personaje tan brillante como esta mujer que con rigor y tenacidad excepcionales parió entrada por entrada, a lo largo de quince años, un diccionario para escritores donde la lengua viva se daba el lujo de contradecir al mamotreto de la Real Academia - DLE. La actuación de Luisa Huertas nos hizo aplaudir de pie, y el mensaje entrañable de esta dama que soportó las purgas de la dictadura franquista y los reveses propios de la sociedad patriarcal en la que tuvo que vivir es, por encima de todo, una reivindicación de la libertad a través de la palabra. 

Pareciera que los temas llegaran en paquetes para esta columna, porque no acababa de celebrar la memoria de doña María, cuando leo que el diccionario del RAE incluirá en su edición de este año, prevista para diciembre del 2017, la palabra posverdad, un barbarismo en todo los sentidos (y me remito al DUE, claro), que fue declarado palabra del año en el diccionario Oxford de lengua inglesa – DOLI, debido a los fenómenos políticos del Brexit y @POTUS.

La definición, no lo dudo, será calcada del DOLI, que no la especifica como sustantivo sino como un ¡adjetivo!: “relacionado o que denota circunstancias donde los hechos objetivos ejercen menos influencia al moldear la opinión pública, que los gustos, emociones y creencias personales.[1]” Al sociólogo norteamericano Ralph Keyes se le atribuye la paternidad de este terminacho cuando en 2004 publicó su libro: Post-truth. Un intento de ligar la verdad a las ideas postmodernas muy relativistas que hacen de la verdad una melcocha, y también para ampliar el prontuario lexicográfico de lo políticamente correcto.

No lo sé, pero en mi tierra cuando algo no se apegaba a los hechos objetivos solíamos catalogarlo de mentira o fantasía; las circunstancias relacionadas, por ende, de mentirosas o fantasiosas. En buen mexicano diríamos “mamadas”, que por cierto aparece puntual en el DLE en su quinta acepción como “despropósito”. (Aquí la versión 1998 de mi DUE se queda corta).

Celebro que el DLE busque corregir el camino y acercarse a la idea de la Moliner de incluir términos vivos en su códice, pero creo que también es importante mantener cierta distancia de los modismos y darle cierto tiempo a la palabreja antes de incluirla.

El DUE ha superado y lo seguirá haciendo al DLE en el alumbramiento de modos de decir con su catálogo de palabras afines, sinónimos y expresiones pluriverbales. Confío que cuando llegue el momento, ya sea por la estupidez de los hablantes o por las presiones de algunas camarillas, incluirá la tal posverdad en sustantivo, hermanándola con justicia junto a términos como fraude o falacia. Con seguridad y a despecho del DOLI y del DLE, María lo recibiría con una sonrisa.

 

[1]  ‘relating to or denoting circumstances in which objective facts are less influential in shaping public opinion than appeals to emotion and personal belief’.