Yo no marcho
“Si exigen asuntos más concretos, como la revocatoria del mandato presidencial y/o una Procuraduría de Justicia en manos ciudadanas…”
Hace unas semanas, unos colegas escritores me convidaron a formar parte en el Feis de un grupo de lectores de la obra de otro compañero de oficio. Medio en broma, medio en serio, les pregunté si el grupo tenía como fin último derrocar al actual gobierno. Se hizo un silencio muy incómodo, como el que se hace en la casa del ahorcado cuando se menciona la soga. Interpreté esa pausa en la comunicación como un no y, claro, me uní al grupo.
Estos últimos días, están invitando y desinvitando a una marcha que, a mi modo de ver, tiene un pésimo nombre: Vibra México. Algo que suena más como un comercial de juguetes eróticos que a una manifestación contra las pésimas actuaciones de un gobierno que ninguno de los mexicanos entendemos cómo ha podido cumplir cinco años en el poder.
Leo la invitación a salir a la calle y me dan ganas de aplaudir acciones como ésta: “Exigir al gobierno de México evitar la simulación y asumir acciones concretas e inmediatas para combatir la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la impunidad”. Pero recuerdo que llevamos demasiado tiempo exigiendo esto mismo sin recibir acciones medianamente satisfactorias. Y la palabra “gobierno” me parece demasiado difusa, creo que de manera concreta debería decir “al Ejecutivo”, quien se encargó de nombrar al Procurador (que no procura) y a la Secretaria de la Función Pública (que antes tampoco procuraba).
Leo que el comunicado pide que nos unamos en una marcha en favor de: “defender a México y a los mexicanos ante las amenazas del gobierno de Trump”, y “anteponer los intereses de los mexicanos en toda negociación”. Sobre lo primero, para eso está nuestra egregia diplomacia que debió encender todas las alarmas en los organismos internacionales, comenzando por las Naciones Unidas, desde el día siguiente a la elección norteamericana, pero aún no lo han hecho. Y cuya acción más destacada hasta el momento ha consistido en nombrar al único negociador que @Potus considera digno para dirigirle la palabra y escribirle los discursos, y que hace unos meses salió cubierto de ignominia de la Corte de Los Pinos. Para lo segundo, tengo muy claro que hay intereses de mexicanos por encima de toda negociación, siempre los ha habido: veo muy tranquilo a Carlos Slim y a los grandes empresarios mineros nacionales, por sólo mencionar unos ejemplos.
A un gobierno tan sordo, tan cínico y tan comprometido con los intereses de unos pocos, no va a importarle que la gente salga a marchar para decir que está unida con México. Sólo los escucharán cuando salgan a pedir sus cabezas y, por lo leído, este evento no lo hará.
El 15 de enero de 1624 o el 8 de junio de 1692, cuando la gente ya estaba cansada de la corrupción y de pedir las cosas por las buenas, le prendieron fuego al palacio virreinal, y cuando no apresaron al virrey, lo hicieron salir corriendo. No sé si estén esperando llegar a un punto semejante con la manera actual de gobernar, pero yo no marcho, porque el fulgor abstracto de la “unidad” me es inasible. Si exigen asuntos más concretos, como la revocatoria del mandato presidencial y/o una Procuraduría de Justicia en manos ciudadanas, me verán seguro en la calle.
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