viernes. 19.04.2024
El Tiempo
Jaime Panqueva
05:46
07/03/20

No temo al coronavirus

“Hace unos años la lectura del libro Homo Deus de Noah Yuval Harari me hizo reflexionar sobre la época formidable que nos ha tocado vivir.”

No temo al coronavirus

Hace unos años la lectura del libro Homo Deus de Noah Yuval Harari me hizo reflexionar sobre la época formidable que nos ha tocado vivir. La guerra, la peste y el hambre dejaron de ser temas exclusivos de los dioses y la fortuna, y se han reubicado en una esfera donde el hombre tiene las herramientas y el conocimiento para enfrentarlas y, eventualmente, vencerlas. No ahondaré en la guerra y el hambre, como lo hace Harari en su extraordinario libro, pero retomaré algunas de sus ideas sobre peste para decir que no le temo al coronavirus, y que la psicosis que se ha vivido en algunos lugares del mundo, México incluido, no es más que una lamentable mezcla de ignorancia y mileniarismocontemporáneo.

Harari comenta que tanto la incidencia como el impacto de las epidemias se han reducido de forma espectacular en las últimas décadas gracias a los progresos sin precedentes en la medicina a lo largo del siglo XX. Como ejemplos propone la viruela, que en 1967 infectaba a 15 millones de personas y mataba a dos millones. En 2014, gracias a décadas de esfuerzos de vacunación, no había una sola persona infectada o muerta por esta enfermedad. La contención del SIDA, una epidemia que tenía gran potencial de letalidad debido a las características del virus, se logró también a través de esfuerzos y campañas a lo largo de décadas y después de más de 30 millones de muertes desde su descubrimiento oficial en 1981. En este siglo, enfermedades de más fácil transmisión como el SARS, o las gripes aviar y porcina han sido también ejemplos de contención epidemiológica. 

El coronavirus, se encuentra en la línea de estos últimos brotes epidémicos, y su propagación ha sido monitoreada de forma tan minuciosa que aunque las estadísticas en sí no son tan alarmantes, el despliegue de éstas ha creado una exagerada sensación de zozobra. Al 5 de marzo, la cantidad de casos activos esa de 42.059 de los cuales 35.929, un 85%, era de condición moderada. De los 104.144 casos reportados hasta entonces se habían curado ya 58.559 (56%). Las muertes (3.526 en un planeta de más de 7.000 millones de seres humanos) se han presentado en su mayoría en adultos mayores de 60 años con preexistencia de enfermedades respiratorias crónicas, cardiovasculares, diabetes, hipertensión o cáncer. La posibilidad de revisar las estadísticas día con día en línea, más que alarmar a la población debería tranquilizarla. Si usted desea hacerlo puede acceder a ellas aquí: https://www.worldometers.info/coronavirus/

La medicina actual, retomo a Harari, con cada año que pasa acumula más y mejores conocimientos, que son empleados para elaborar medicamentos y tratamientos más eficaces. Es muy posible que no debamos esperar muchos años para contar con antivirales específicos para el COVID 19, así como que se desarrolle una vacuna que refuerce a las ya existentes para este tipo de enfermedades. Las instrucciones básicas para evitar los contagios son muy claras y no requieren más que cierta disciplina y atención.

Si algo debería darnos miedo es la reticencia a la vacunación. Si Trump pensaba cerrar la frontera mexicana para evitar el contagio de coronavirus, México debería pensar en revisar a los norteamericanos que no se han vacunado contra el sarampión y lo pueden traer a nuestro país. Esa es muy probablemente la fuente de un nuevo brote epidemiológico: la semana pasada se reportaron cuatro casos, dos adultos y dos niños, a uno le faltaba el refuerzo y los otros tres no se  vacunaron. 

La ignorancia puede llevarnos a considerar como hecho cierto que una enfermedad creada por el azar surgirá en algún momento para terminar con la humanidad y materializar así las catastróficas profecías con que nos bombardean los mass media. Sin embargo, como nunca antes en la historia, su exterminio, así como su salvamentoestán en manos del hombre mismo. 

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