Jaime Panqueva
18:36
05/02/22

Opinión • De salida • Jaime Panqueva

"Tras dos años de pandemia, hasta la muy pesimista OMS... dice que ve la luz al final del túnel"

Opinión • De salida • Jaime Panqueva

Tras dos años de pandemia, hasta la muy pesimista OMS, que pronosticó catástrofes mundiales que no vimos, con el ébola y el AH1N1, dice que ve la luz al final del túnel. ¿Es momento para el pesimismo? Gobiernos europeos empiezan a levantar restricciones para volver a una vida normal.

La semana pasada, Gran Bretaña suspendió el uso de pases sanitarios y la obligatoriedad del cubrebocas. A pesar de que el clima sigue siendo gélido y que los contagios aumentaron de forma espectacular en las últimas semanas, Suecia a partir del 9 de febrero “permitirá que la población regrese a los restaurantes sin limitación de aforo y horario, y sin espacio interpersonal. Además, se eliminará la obligatoriedad de presentar el certificado de vacunación y de utilizar la mascarilla en el transporte publico, además de la recomendación de limitar el contacto social.” Dinamarca y Finlandia, donde por estas fechas tampoco hay buen clima, siguen la misma ruta. Este último país tuvo más muertes por suicidio que por Covid en el 2020.

Como comenté en un artículo pasado (Avalanchas), gracias a los factores estacionales y a la cobertura de la vacunación en adultos, las cifras de contagios de Covid se encontrarían en pleno descenso por estas fechas, algo que confirman las estadísticas oficiales y que se puede apreciar claramente en la gráfica.

Imagen 1

Claramente vamos de nuevo hacia un valle en los contagios, mientras las hospitalizaciones y decesos se mantienen muy por debajo de lo visto el año pasado, así como de las medias nacionales. Parece que ahora sí llegó la inmunidad de rebaño.

Lamento que a pesar de las buenas noticias, muchos medios se empeñan en pintar un panorama siniestro, y exigen la vacunación de niños por debajo de los 11 años como si fuese un asunto de vida o muerte. Algo que la misma OMS, patrona de los pesimistas, considera como última prioridad a menos que éstos sufran de problemas inmunitarios graves o convivan con alguien que los tenga. La prioridad, lo dice también muy claro la OMS, es llevar las vacunas a los grupos de población más vulnerables y más marginados; los que en realidad tienen el mayor riesgo de morir en caso de infectarse.

Mientras algunos políticos estatales se dedican a torpedear la política pública de vacunación a través de amparos para vacunar niños que no necesitan vacunas, descuidan las tareas para las que se les votó: legislar para tener mejores escuelas y un entorno más sano y seguro para la infancia. Parecen desconocer que en Guanajuato las masacres orquestadas por el crimen organizado han matado a más niños que el coronavirus. Que vivimos también una epidemia de desaparición de menores. Su distracción es muy conveniente para conseguir aprobación y votos. Populismo vacunador, podríamos llamarlo. Son los mismos que aplauden como focas a las cabezas de Procuración de Justicia y Seguridad de Guanajuato, en lugar de solicitar cuentas claras y dimisiones.

Amigos de la mano dura y la represión, me sorprende que buenos periodistas pongan como ejemplo autarquías como China y Singapur, y aspiren llegar a una vacunación imposible del 100% brincándose los derechos individuales. En Austria, donde se promulgó una ley de vacunación obligatoria, se sigue librando una batalla legal y callejera por el respeto a la libre elección de ser o no vacunado. Pero quizás este furor sea solo un último coletazo del miedo que nos han insuflado en estos dos años, durante los cuales hemos podido calibrar de nueva cuenta la grandeza y miseria de la especie humana.

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