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Jaime Panqueva
15:31
10/09/22

Opinión • La camioneta de Lorena • Jaime Panqueva

"... un mes antes de la algarada del CJNG en Irapuato que calcinó OXXOs, automóviles y la poca credibilidad de la actual administración de Lorena Alfaro García en materia de orden público"
Opinión • La camioneta de Lorena • Jaime Panqueva

“Desde la entrada de la actual administración nos han relegado al olvido, nos quitaron el apoyo de ISSEG (según porque había duplicidad de seguridad social) que es la única manera en que se podía adquirir una vivienda además de prestamos personales, urge el apoyo de un servicio de gastos mayores para la urgencia y atención propia y de nuestras familias, no contamos con uniformes y muchos de los que portamos fueron solventados por nosotros mismos, no tenemos ningún apoyo económico para seguir estudiando; se nos condiciona para estudiar; aun cuando muchos de nosotros estudiamos derecho vemos como se pisotean nuestros propios derechos... Urge que alguien mire por nosotros porque no tenemos ninguna garantía para seguir trabajando.”

Estas líneas hacen parte de un correo electrónico de un elemento de la policía municipal de Irapuato. Las recibí hace un par de meses a raíz de uno de los artículos que escribí sobre el deterioro de la seguridad en nuestra ciudad. La considero un buen termómetro de la moral dentro de la institución, un mes antes de la algarada del CJNG en Irapuato que calcinó OXXOs, automóviles y la poca credibilidad de la actual administración de Lorena Alfaro García en materia de orden público. 

Una alcaldesa que prometió paz y que desde que llegó a su puesto hace cotidianamente declaraciones como esta: “Reconozco que tenemos múltiples necesidades, y pocos recursos para atenderlas, en esas condiciones debemos dar soluciones, con eficacia, utilizar bien cada peso, por ello (se) revisará el presupuesto para eliminar gastos innecesarios y multiplicar esfuerzos que fortalezcan las finanzas del Municipio.” 

De lo anterior podemos deducir que los uniformes y la seguridad misma de los policías puede parecerle un gasto innecesario. Y si éstos son superfluos, qué podemos decir respecto a la adquisición de esta semana, avalada por la Comisión de Adquisiciones del Ayuntamiento: una camioneta blindada para el uso exclusivo “de esta servidora”, valuada en tres millones de pesos. ¿Es en realidad necesaria? ¿Vale la pena asignar el recurso escaso a esto? ¿Tanto miedo tienen que desprotegen a sus oficiales de policía por protegerse a sí mismos aunque bien saben cuántos han caído en esta administración? o ¿Será que en Irapuato ya entramos en la misma espiral de banalidad que mostró la también panista Elvira Paniagua durante su administración en Celaya? Señas ya habíamos tenido a granel, la obsesión por la imagen, los viajes al extranjero sin avisar y a costa del erario, las cortinas de humo turísticas, hasta el reciclaje de Miguel Ángel Simental…

¿Qué más nos espera?

Recordemos que además de paz a granel, la actual alcaldesa en campaña prometió cercanía social. ¿Será posible mantenerla detrás de un vidrio blindado? No veo un mayor y más oprobioso símbolo de la desigualdad que el uso intensivo de vehículos blindados por parte de funcionarios públicos, porque refuerza el sentimiento de desamparo que tenemos el resto de los habitantes de la ciudad. Porque no sólo se blinda el cuerpo físico, es una barrera mental y afectiva, un insulto a la empatía. Algo que, si no lo habíamos percibido quienes vivimos en Irapuato, muy claro lo tenían ya los integrantes de nuestra policía municipal.

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