Opinión • Día mundial del árbol • José Luis Palacios Blanco

Sauce Llorón

“La OMS recomienda tener 16 m2 de áreas verdes por habitante: Ciudad de México está ya en ese rango, Guadalajara y Monterrey están entre 5 y 7; León está solamente en 3 a 4…”

 

El 28 de junio se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Árbol. Proclamado por el Congreso Forestal Mundial desde 1969, se conmemora con la finalidad de reconocerlo como un elemento vital del planeta. Además, un gran número de naciones tienen su propio Día del Árbol. En el caso de México, se conmemora el segundo jueves de julio desde 1959.  Por eso, la tarea de sembrar arbustivas y árboles en esto que fue el bosque leonés, antes pleno de pinos mexicanos, y que con la tala fue quedando en la sucesión biológica, solo con especies extranjeras y paulatinamente, con mezquites, cazahuates, huizaches y cactus, especies típicas ya de desiertos.

Son semanas de mucha siembra. En la Sierra de Lobos, en el Parque Chapalita y en la parte alta de la Arbide, para infiltrar más agua al subsuelo y producir oxígeno. Siendo la nuestra una ciudad con una densidad baja de árboles por cada 10,000 habitantes --pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado que se necesita, al menos, un árbol por cada tres habitantes para respirar un mejor aire en las ciudades y un mínimo de entre 10 y 15 metros cuadrados de zona verde por habitante-. Deberíamos tener 600,000 árboles, cuando tenemos menos de 200,000. Tenemos apenas 1 árbol por 9 leoneses. La OMS recomienda tener 16 m2 de áreas verdes por habitante: Ciudad de México está ya en ese rango, Guadalajara y Monterrey están entre 5 y 7; León está solamente en 3 a 4. 

Incrementar el número de árboles ayudará a mitigar el cambio climático y a captar bióxido de carbono (un árbol grande puede absorber hasta 150 kilos de CO2 al año). Con la “paleta vegetal” también recuperaremos la identidad leonesa con arbustivas nativas, logrando un paisaje natural y cultural leonés. Tener más árboles no dará calidad de la salud humana e incluso crear fuentes de trabajo al facilitar centros de propagación de vegetación nativa, como los viveros, comerciantes de plantas, comunidades rurales, entre otros. 

Si recurrimos a una calculadora de huella de carbono (la que generamos todos los seres vivos en mayor o menor medida), identificaremos que cada leonés, en promedio, produce al año alrededor de 350 kg. Esto solamente se podría bio remediar con la plantación de cada ciudadano, de al menos 10 a 15 árboles. ¿Qué podemos hacer para que el municipio y también los particulares incrementemos la masa arbórea? Algunas estrategias indispensables para incrementar la masa arbórea de León son: crear “bonos ambientales” donde el ciudadano pueda (a costa de multas o impuestos) hacer reforestación, asegurando que los árboles tengan vida prolongada; geo referenciar los espacios candidatos a reforestar y con apoyo de comités de colonos, plantar árboles; con redes vecinales y empresariales tener ejércitos de vigilantes ambientales, y aplicar multas a quienes mutilen o corten árboles. 

¿Cómo entonces incrementar la masa arbórea municipal? Tenemos del 30 al 40 % de banquetas y áreas de donación con potencial de sembrado. Grandes avenidas tienen espacio para hacerlo, pero esto se logrará solo con intensa vinculación del vivero municipal con la sociedad y empresas. Las mejores prácticas mundiales tienen como principal estrategia el crear “bonos municipales de carbono” para estimular con descuento a una tarifa (siempre y cuando estos representaran un incentivo fiscal para las personas). Para una estrategia efectiva de arborización, considero que la emisión de “bonos municipales” -para aquellos que reforesten o se apropien adoptando áreas-, tendría que ser sobre el descuento de la inversión que hagamos los ciudadanos y que puedan ser canjeables; por ejemplo, por árboles, agua tratada, abono.

El porcentaje de árboles que mueren en León después de una campaña es del 70% por numerosas razones, pero la principal es la falta de la red social (colonos, plantadores y gobierno) para que sobrevivan. Para fondear estas actividades, podemos utilizar fondos como los “bonos de carbono”, y esto debería ampliarse para que el municipio diera recibos deducibles de impuestos a los viveros que aportemos árboles. No es fácil, pero es posible. Para tener una “ciudad viva” necesitamos árboles, que son vida. Siembra, cuida, riega, abraza; son días de lluvia.