De canes a perrhijos... qué pasa con sus excrementos • Maricruz Romero Ugalde

“…con cuidados equivalentes a los que pudiera recibir un ser humano cuando se le valora y aprecia con mucho amor…”

De canes a perrhijos - Foto, Maricruz Romero Ugalde
De canes a perrhijos - Foto, Maricruz Romero Ugalde
De canes a perrhijos... qué pasa con sus excrementos • Maricruz Romero Ugalde


Es frecuente escuchar que el perro es le mejor amigo del hombre. Quizá esta máxima se sustenta en que el Canis familiaris es la especie que vincula a todas las razas actuales de canes, dijéramos, es su antepasado común de hace más de 10 000 años, cuando el ser humano por primera vez domesticó una especie. Se cree que fue a partir de un lobo pequeño del sudeste asiático. Entre sus antecedentes están entonces los lobos, los zorros y los chacales.[1] De entonces a la fecha, los perros no sólo nos han hecho compañía sino también han cumplido “trabajos” como cuidar rebaños, ayudar a los cazadores, proteger viviendas, realizar tareas de detección de sustancias tóxicas en apoyo a actividades policiales o de rescate, ser guías para personas con discapacidad visual, entre otras muchas labores.

La función social de los perros ha sido abordada desde los Estudios Humano-Animal que “se ocupan de las interacciones entre animales no humanos y animales humanos, exploran los espacios que los animales no humanos ocupan en el mundo social y cultural humano, así como las interacciones de los humanos con ellos.” (2019:11)[2] En este sentido, llama la atención cómo los perros se han considerado propiedad, “bienes semovientes”, es decir, se catalogan como una herencia en el mismo tenor que el ganado y por ello, se deben incluir en las declaraciones patrimoniales o los testamentos. ¿Cómo se pasó de compañía a bien? En parte, se debe a la existencia de razas y con ellas, a criadores. El pedigrí o pedegree es un registro, un documento que da cuenta de la ascendencia biológica de un perro por al menos tres generaciones, es decir, declara la pureza de sus genes. De acuerdo con la Federación Canófila Mexicana (FCM) en su sitio web, el registro es un número único que se tatúa en la ingle del animal, donde se incluye desde los datos del criador, el propietario y copropietarios (máximo dos personas), la dirección y los títulos que ha ganado. Después se incluyen las características del “ejemplar” como es su nombre, la raza y variedad (miniatura, gigante, estándar o bien, pelo corto o pelo largo), color, sexo, fecha y lugar de nacimiento, número de registro y observaciones. En este último apartado se incluye la ausencia o presencia de las enfermedades más frecuentes como son: criptorquidismo uni o bilateral (ausencia de uno o dos testículos), prognatismo o enognatismo (mala mordida), albinismo, displacia o luxación de rótula. [3] Un “ejemplar” con pedigrí es muy costoso, de ahí que además de ser un amigo, se le considere como bien semoviente.

Un “ejemplar” seguro puede ser tratado como mascota o perrhijo. En muchos hogares hay miembros caninos sin contar con el registro, porque son adquiridos así, ya que el costo es menor. En estos casos, al menos deberían contar con su cartilla, es decir, un documento donde se registran datos básicos como el nombre del can, el del propietario, raza o variedad, color, sexo, fecha y lugar de nacimiento, y se lleva el control de salud (vacunas, desparasitación, cirugías, etcétera).

Aun cuando la longevidad de los canes puede variar de acuerdo con su raza y características, podemos afirmar que el primer año es el más complicado para sus cuidados porque es en ese periodo donde se requiere educar. En ocasiones, se compran perros como mascotas para regalos infantiles. Estas compras proliferan en dos periodos al año, primavera e invierno, que coinciden con los periodos de alumbramiento. Regalos para el día del niño o la navidad. Generalmente se adquieren como mascotas y como tales, requieren de cuidados básicos que no se circunscriben a darles de comer y recoger sus excrementos. Al ser compañía, lo más importante es que convivan con los propietarios y hagan ejercicio. Ser dueños de una mascota, en este caso, requiere además seguir su esquema de vacunación y estar atentos a cualquier sígno o síntoma que dé cuenta del cambio de carácter, que puede estar anunciando una enfermedad. Significa entonces ser responsables de la vida digna del animal, pero muchas veces, esto no sucede.

Los movimientos de rescate animal se oponen a la venta de los canes y otras especies, para cambiar el sentido de bien, de mercancía, esa compra-venta que, lo que genera en muchas ocasiones, es el maltrato animal. En cambio, promueven la adopción de animales abandonados y la denuncia del maltrato.

Así como es frecuente el abandono o el maltrato, en la actualidad es posible hablar de familias multiespecie,[4] donde el ejemplar deja de ser un animal de compañía y pasa ser un perrhijo,[5] con cuidados equivalentes a los que pudiera recibir un ser humano cuando se le valora y aprecia con mucho amor.

¿Qué pasa con los perros que vagan en la vía pública, o aquellos que permanecen en las azoteas, terrenos en que sus dueños no limpian a diario los excrementos? Son un problema de salud pública. De acuerdo con Zúñiga Carrasco y Lozano,[6] el excremento de los perros es altamente contaminante. En el ser humano puede producir diferentes patologías de tipo cutánea, visceral, ocular y cerebral; además de contaminar el suelo, el aire, agua y alimento, porque al desintegrarse de convierte en partículas, las cuales flotan en el aire. De acuerdo con el artículo, para la Ciudad de México se estima que flotan alrededor de 5 a 50 toneladas de esas partículas. ¿Cuántas habrá flotando en León? El problema es resultado de la falta de acción humana, ya sea individual o social. En lo individual implica que todo aquel que tenga un “ejemplar”, mascota o perrhijo, recoja el excremento y lo coloque en una bolsa de plástico. Por otro lado, en lo social, corresponde al municipio sanear el espacio público y controlar la población canina callejera. Mientras, podría ser una labor social el recoger el excremento de los perros callejeros, en vez de sólo alimentarlos y llevarlos a la “Jornada Nacional de Vacunación Antirrábica” en el estado de Guanajuato, que se realiza en estos momentos y concluye el 25 de septiembre de 2021. Hay 800 puestos en los 46 municipios, para distribuir 800 mil dosis de vacuna contra la rabia para perros y gatos. Es importante conocer que, de acuerdo con información oficial, desde 1992 el estado no ha presentado casos de rabia en humanos, y desde 1998, tampoco en animales.[7]

Podemos contribuir a sostener este logro participando en la campaña de vacunación, además de limpiar de excrementos el espacio público que recorremos con frecuencia: parques, jardines, áreas de donación, ciclovías, porque Junt@s es mejor.

Hasta la próxima.

 




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Maricruz Romero Ugalde es etnóloga, profesora de la Universidad de Guanajuato adscrita al Departamento de Estudios Sociales, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Campus León e integrante del Cuerpo Académico: Agua, Energía y Cambio climático.

 


[1] https://www.nationalgeographic.es/animales/perro-domestico

[2] Acero Aguilar, Myriam; Montenegro Martínez, Leonardo (2019). La relación humano - animal como construcción social. Tabula Rasa, 32, 11-16.
DOI: https://doi.org/10.25058/20112742.n32.01

 

[3] https://fcm.mx/como-tramitar-un-pedigri/

[4]http://www.scielo.org.co/pdf/tara/n32/1794-2489-tara-32-11.pdf  Acero Aguilar, Myriam; Montenegro Martínez, Leonardo (2019). La relación humano - animal como construcción social. Tabula Rasa, 32, 11-16. https://www.redalyc.org/journal/396/39661317001/html/

 

[5] https://ongteprotejo.org/15-senales-de-que-tienes-un-perrhijo/

[6] https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=94417

[7] https://boletines.guanajuato.gob.mx/2021/09/13/inicia-este-domingo-la-semana-de-vacunacion-antirrabica-2021-con-800-puestos-de-vacunacion-en-todo-guanajuato/