Medio Ambiente y Salud • Me visto de verde • Maricruz Romero Ugalde
La percepción de los colores está relacionada a circunstancias biológicas y socioculturales. En el aspecto biológico la retina de los seres humanos puede tener dos, tres o hasta cuatro tipos de conos, células fotosensibles, que pasan la información por los canales nerviosos hasta el cerebro. La mayoría tenemos tres conos, de ahí que reconozcamos los colores con base en los tres primarios: verde, rojo y azul. Las combinaciones de estos pueden llegar a miles o millones de tonalidades, dependiendo de la persona.
Vestirse de verde es diferente a portar un pañuelo verde. En el mundo actual, el verde también se ha ligado a la defensa ecológica del planeta o a la promoción de la vida saludable. Para el caso de México, en septiembre, incluso se liga al verde del lábaro patrio, dando el significado al verde como esperanza y junto, con los otros colores de la bandera, al rojo y el blanco, la conmemoración de la guerra de Independencia.
El pañuelo verde es una herencia del pañuelo blanco que las mujeres argentinas de la Plaza de Mayo utilizaban buscando a sus hijos desaparecidos. A partir de 2005 el pañuelo verde es un símbolo de lucha de las mujeres para legalizar el derecho a decidir sobre su cuerpo, legalizar el aborto, primero en Argentina, después en México y ahora en Latinoamérica[1].
En esta ocasión Me visto de verde celebrando la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al declarar inconstitucional la criminalización total del aborto. El documento todavía no se publica en el sitio oficial, sólo se encuentra el Comunicado de Prensa 271 que da cuenta que la decisión fue unánime, por parte de los 10 magistrados y por ello;
[…] a partir de ahora, al resolver casos futuros, deberán considerar que son inconstitucionales las normas penales de las entidades federativas que criminalicen el aborto de manera absoluta, como lo son los tipos penales que no contemplan la posibilidad de interrumpir el embarazo en un periodo cercano a la implantación, o las normas que sólo prevean la posibilidad de abortar como excusas absolutorias, pues en esos supuestos la conducta se cataloga como un delito, aunque no se imponga una sanción […][2]
Esto impactará en el estado de Guanajuato, ya que como señalaron en 2020 Karina Felitti y María del Rosario Ramírez Morales en “Guanajuato y Querétaro… justifican penalmente el aborto por causa de violación o si la interrupción fue sin intención (imprudencia culposa). En ambos estados las sanciones por aborto oscilan entre seis meses y tres años de prisión.”[3]
Guanajuato es un estado de grandes contrastes. Lamentablemente a nivel nacional en 2020 ocupamos el lugar número uno de homicidios con 5 373 registrados a diferencia de los 491 en 2009; con base en los datos del INEGI para el periodo de 2009 a 2020, destaca cómo el número se duplicó prácticamente en 2015 y a partir de ahí no ha disminuido[4] Por otro lado, en términos económicos, tan solo tomando en cuenta lo que el estado aporta al Producto Interno Bruto Nacional ocupa el sexto lugar con el 4%, después de CdMx, 17.7; Edo. Mx, 8.9; Nuevo León, 7.8; Jalisco, 6.9, y Veracruz 4.5 con este último, en relación con la educación; particularmente con el promedio de escolaridad de la población de 15 años y más cuya media es de 9.7 a nivel nacional, equivale a un poco más de la secundaria concluida. Guanajuato ocupa el lugar número 27 con 9 años en promedio de escolaridad, arriba de Veracruz que presenta 8.7; Michoacán, 8.6; Guerrero, 8.4; Oaxaca, 8.1 y Chiapas, 7.8 para el 2020.[5]
En la vida cotidiana cómo percibimos esa realidad cuantitativa. La violencia va desde el robo constante al transéunte como a las casas habitación y el patrullaje constante de la Guardia Nacional y El Ejército, en menor medida de Seguridad Pública Estatal o Municipal. En términos económicos, en el estado hay trabajo impulsado desde la perspectiva macro, es decir, privilegiando la inversión de grandes capitales extranjeros que implican puestos directos (con bajos salarios y prestaciones) y centralización en el corredor industrial, es decir, el eje que inicia en Celaya y concluye en León, en ocasiones un poco extendido hasta San Francisco del Rincón.
La educación impacta en toda la vida social. ¿Puede una mujer en el siglo XXI no ser feminista? Si por feminismo estoy entendiendo las luchas por la igualdad que históricamente han ido desde la demanda del acceso a la educación, a ser consideradas ciudadanas y votar y ser votadas en puestos de elección, el trabajar en labores remuneradas y recibir el sueldo correspondiente, decidir sobre cómo ejercer su sexualidad, entre muchas otras. Para el milenio iniciado en el 2000, las jóvenes hartas de los avances tan lentos de esas luchas, han puesto el dedo en la llaga señalando que lo público es privado y manifestándose violentamente. Y, aun cuando no coincido en las prácticas violentas, me queda claro que este logro legislativo, es en mucho resultado de su exigencia.
Desde mi perspectiva, en la vida cotidiana, la educación es un factor indispensable para seguir avanzando. Cabe recordar que por lo menos para México y América Latina la primera mujer profesionista fue Margarita Chorné y Salazar quien en enero de 1886 obtuvo el título de Dentista, y actualmente todavía hay mujeres en el nivel medio superior o superior, que cuando llegan, narran cómo han tenido que ahorrar, trabajar o convencer a sus padres para que al igual que sus hermanos les den la oportunidad de estudiar; hay niñas que combinan el ir a la escuela con el cuidado de sus hermanos y otras, que a los 12 años ya están embarazadas, en ocasiones como resultado del incesto o el convencimiento de varones mayores de 18 años quienes luego las abandonan porque son perseguidos por estrupo.
El derecho a la educación se liga a este logro de la sociedad en pleno al poder elegir sobre nuestro cuerpo. Educarnos es más que estar informadas, es vernos, aceptarnos, aprender a poner límites y sí, colaborar en el desarrollo de los demás siempre comprendiendo que nada es natural, ni sólo biológico, todo lo hemos ido construyendo los seres humanos en lucha, en diálogo, actuando…por eso, hoy no porto un pañuelo, me visto de verde, en su triple sentido: mujer con poder de elección, ambientalista y mexicana; siempre por un mundo donde impere la paz. Junt@s es mejor. Hasta la próxima.
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Maricruz Romero Ugalde es Etnóloga, Profesora de la Universidad de Guanajuato adscrita al Departamento de Estudios Sociales, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Campus León e integrante del Cuerpo Académico: Agua, Energía y Cambio climático
[1] https://encartes.mx/felitti-ramirez-panuelos-verdes-aborto-argentina-mexico/
[2] https://www.internet2.scjn.gob.mx/red2/comunicados/noticia.asp?id=6579
[3] https://encartes.mx/felitti-ramirez-panuelos-verdes-aborto-argentina-mexico/
[4]https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2021/EstSociodemo/Defcioneshomicidio2020.pdf
[5] http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/escolaridad.aspx?tema=P