Escenarios • El Teatro Manuel Doblado • Paola Arenas
“…Entre graduaciones, edipos y la urgencia de un saneamiento administrativo…”

Cada vez que me siento solo en un teatro y contemplo el oscuro espacio de su escenario vacío, a menudo me apodera el miedo de que esta vez no lograré penetrarlo, y siempre espero que este miedo nunca me abandone.
Sin una búsqueda interminable de la clave del secreto de la creatividad, no hay creación. Siempre es necesario comenzar de nuevo.
Y eso es hermoso.
Josef Svoboda
Corría el año 2004 cuando sentí por primera vez las tablas de madera del emblemático teatro Manuel Doblado en la ciudad de León, siendo una joven e inexperta creadora que se dejaba guiar por sus maestros, quienes confiaban -tal vez demasiado- en esta incipiente artista que se atrevió a hacer un performance con inspiraciones de danza Butho, para abrir un concierto de “Música por la paz” con decenas de músicos del estado en escena.
Lo que siempre me maravilló de este recinto fue su telón de apertura francesa: rojo aterciopelado, semicircular, con un motor ruidoso -muchos artistas leoneses llevamos tatuado en la memoria ese sonido inmediato a la tercera llamada-, su proscenio amplio y sus paredes de madera.
El Doblado fue el recinto teatral más importante de la ciudad durante muchos años, un espacio con una historia llena de eventos históricos importantes, ya que el edificio existe desde 1869, pensado y construido como teatro, pero transformado en cine, corral de caballos, cuartel militar revolucionario, estacionamiento y hasta como baldío. Ha sufrido dos grandes inundaciones de la ciudad; en 1926, luego de la segunda, se utilizó como refugio para los leoneses que habían perdido su patrimonio.
El nuevo esplendor como teatro llega en 1979, cuando se inaugura con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, misma que en octubre pasado se presentó en la inauguración del Festival Cervantino en su edición 50, junto a María Kasarava y la soprano koreana Hera Hyesang Park, en la alhóndiga de Granaditas. Así, durante sus primeros años el Doblado contó con un presupuesto que le permitió programar trabajos de talla internacional, producciones de ópera y grandes artistas de aquellas épocas. La élite de la sociedad leonesa desfilaba en sus mejores galas en este maravilloso recinto —cualquier parecido con la historia de otrorecinto en la ciudad es mero bucle temporal–, hasta que con el desánimo de las autoridades le fueron quitando el presupuesto, usándolo como foro para eventos gubernamentales, rentándolo al mejor postor —muchas veces que he preguntado a mis alumnos si conocen el teatro Doblado, me contestan: ¡sí, ahí fue mi graduación!–. El gremio tenía acceso al recinto, cobijado por programas que han desaparecido como el Programa Nacional de Teatro Escolar —aclaremos que lo que se presentó a finales del 2022 son funciones pagadas por el ICL de un montaje producido con ese programa, pero no hubo convocatoria ni presupuesto federal involucrado; se usó el nombre “teatro escolar” como modelo de producción solamente– y algunas otras presentaciones; durante muchos años, Polo Polo o La Dama de Negro fueron los estelares de su cartelera.
Con aires de redignificación, pero…
En junio de 2019 comenzó una nueva remodelación que, además de dignificar el espacio, tenía como objetivo regresar el esplendor de los años dorados en que Marcel Marceau se presentaba en nuestra querida ciudad zapatera. Se restauró la fachada de cantera rosa, se remodeló el lobby cambiando su piso a mármol negro, colocando una barra para servicio de bebidas y modernizando los baños. Hasta este punto, todo era mejoría en el espacio.
Al entrar a la sala el día de la inauguración la intensidad de unos tubos de luz led nos nublaba la vista y las maravillosas paredes de madera fueron pintadas de negro, dando el aspecto de una sala de espectáculos muy moderna, donde daban más ganas de bailar que de escuchar una orquesta. El escenario estaba con telón abierto, lo cual no permitió percatarme a primera vista de que ya no había telón francés, que el proscenio ya no era semicircular, y que había más butacas de lo habitual.
Pareciera que desdoblaron el teatro, que su magia de tantos años de espectáculos había desaparecido, para empezar una historia que negaba rotundamente la anterior. Las almas viejas como la mía sentimos algo parecido a una puñalada en la espalda, algo que se afronta como un reto más para seguir pisando la escena.
Una primera incursión en el recinto remodelado
La primera vez que pude trabajar en este remodelado teatro fue en el FIAC 2021, con la compañía “Dancing Wheels” bajo la producción de Contenidos Artísticos. Fue una oportunidad de oro, pues es una compañía de bailarines en sillas de ruedas con quienes tuve la oportunidad de hacer la producción ejecutiva e iluminar su espectáculo, de valorar las facilidades que como caminantes tenemos en las ciudades y escenarios. Sentir cómo no estamos preparados para la diversidad fue apabullante, desde no tener un baño apropiado ni cuidar el cableado para que las sillas de ruedas pudieran transitar entre piernas. Me conmoví de una manera tal entre la traducción simultánea, el espectáculo inundado en emociones y el cambio a la pasada administración, que me puse en modo “todo terreno” y no di gran importancia a las sustanciales modificaciones del espacio.
Hace unos meses estuve de nuevo en este recinto, ahora con un espectáculo más complejo técnicamente, Showman, de Ready to fly, una compañía de circo contemporáneo con la que trabajo por segunda vez. Con mucha ambición se planteó un espectáculo de números aéreos, acrobacia, danza, en fin, un montaje multidisciplinario que logró llenar dos funciones en un mismo día.
Entonces la experiencia fue distinta: al estar más en mi cancha y con muy poco tiempo de montaje, me di cuenta de que los ángulos en los puentes frontales se modificaron por la reducción del proscenio, el equipo sigue siendo convencional, la consola es una NEO -que en todos los casos me ha mostrado su carácter: hace lo que quiere, y esta vez no fue la excepción-, contraviniendo el criterio de que la elección de consolas es fundamental para su correcto funcionamiento en un escenario, para que sean a su medida y soporten el tipo de programación que recibirá el recinto.
La necesidad de conocer detalles sobre esta intervención
Esta remodelación comenzó en 2018, con presupuesto estatal y municipal, porque en palabras del gobernador Diego Sinuhe, se pretendía tener un teatro con espectáculos de gran calidad. Tomando en cuenta los resultados visibles, sería importante conocer detalles sobre esta remodelación, su proceso de licitación, y bajo qué pautas fueron tomadas las decisiones, Conocer, por ejemplo, por qué no se consultó a los técnicos residentes de estos espacios, si al final ellos son quienes operarán el teatro, y quienes terminarán recibiendo las quejas de los artistas que llegan a trabajar al recinto.
Para un artista local sigue siendo muy especial presentarse en este recinto, cuya antigüedad se puede identificar con sólo bajar a camerinos. Es contrastante pasar por su fachada del 1800 para luego entrar a un lobby y sala con tan moderna apariencia, pero no debemos olvidar que lo importante siempre estará arriba del escenario: si bien es indispensable sorprender al público con esa modernidad, quienes hacemos realidad ese espectáculo merecemos condiciones dignas y, sobre todo, seguras. Es indignante pensar que los menos importantes en el teatro son los teatreros. En teatro de otros países, como los alemanes, encontraremos siempre espacios para el entrenamiento, el descanso, los ensayos y demás necesidades de los artistas, además de espacios técnicos, bodegas, áreas de construcción, y de descanso, ya que los técnicos llevan las jornadas más largas, y contar con instalaciones adecuadas hace una gran diferencia.
Ese día nos fuimos con la sensación de haber logrado dos funciones dignas y vencido al monstruo de mil cabezas en que tristemente se convirtió ese escenario, al que salvan sus verdaderos guardianes, los técnicos, quienes mantienen el barco a flote. En lo particular, esta colaboración con Ready to fly no fue mi mejor trabajo, pero fue un safe y un logro, dadas las condiciones. En estos espectáculos siempre se prioriza la seguridad del intérprete, y luego el oficio te salva de cualquier cosa; las tablas son nuestra red de protección.
El regreso de Érika Gómez a su ciudad natal
Días después de esta experiencia, me fui a sentar como público en las butacas para ver Edipo, nadie es ateo de David Gaitán, una pieza que durante la pandemia había visto de manera virtual y me parecía poderosa. El diseño escénico de la pieza es de Erika Gómez, una leonesa que conocí hace 18 años, al coincidir en el grupo de teatro Odissea. Ella tuvo a bien emigrar a CDMX y se convirtió en la mano derecha del maestro Luna, con una escuela que se nota en su trabajo tan limpio y preciso. Pensar en cómo regresó a este recinto a consagrarse como gran creadora, después de verla empezar su andar hace casi veinte años, es algo que produce un tremendo orgullo, Érika estaba siendo profeta en su tierra.
Tuvieron el acierto de colocar muy tenue la luz de sala, pero es defectuosa y no permite distinguir a quienes están entre el público (una amiga se sentó a unas cuantas butacas de mí y nunca nos vimos; nos enteramos días después con las publicaciones de redes sociales, y surgió la pregunta natural: ¿pues dónde estabas sentada?). Tal vez eso puede hacer la experiencia más íntima y menos abrumadora para quienes sufrimos ansiedad, pero ya son notorios varios tubos fundidos, lo que me originó la necesidad de preguntar cómo estamos invirtiendo nuestro presupuesto cultural.
Los personajes de traje
Durante el acceso noté algo singular: un puñado de personas cruzaban la calle, todas vestidas formales, de traje negro y camisa blanca, escoltadas por seis policías. Al abrirse el acceso al público ellos ingresan a la sala por una puerta lateral, formados y escoltados; por sus expresiones puedo adivinar que para muchos es su primera vez en ese teatro, y probablemente su primera experiencia teatral.
Ya en el patio de butacas, todas estas personas llenan un lateral del teatro, siguen escoltadas por los policías que hacen una especie de rondín y les mandan callar continuamente - shhhhh - hasta que logran sentarse también en alguna butaca o pasillo. Se empieza a sentir el obscuro para la tercera llamada y… - apague su celular… silencio… ¡Hey!.
La escena abre con la imagen de un bebé lanzado al vacío (recordemos que es Edipo), y un suspiro de tensión se escucha en la sala. Después vemos la escena incestuosa de Edipo con su madre, y expresiones cuasi adolescentes entre el público sonrojado al ver a dos actores semidesnudos sobre una mesa. Los policías siguen callándoles, pero las risas nerviosas siguen apareciendo. Los intérpretes hacen gala de su histrionismo y después de casi dos horas, cuando un elefante aparece en la sala, un silencio sepulcral habita el teatro, volviendo tan denso el ambiente que hasta la autoridad ha olvidado su papel y está absorta en la historia, que les habla directo y sin tapujos. Al final, a una puerta abierta en balcón impide la oscuridad total en que debía ser escuchado Edipo, por lo que los intérpretes inmóviles son visibles en la penumbra, lo que a fin de cuentas no importó: el aplauso final fue nutrido, cálido y basto.
Entre graduaciones, edipos y la urgencia de un saneamiento administrativo
El teatro Doblado sigue siendo sede de eventos gubernamentales, graduaciones, lo mismo que de tres tristes tigres o joyas como Edipo nadie es ateo. Sigue dando servicio a la sociedad y ahora presenta un teatro escolar gratuito que también irá a las plazas de la ciudadanía; es parte del pase verde de la ciudad, donde ofrecerá cierta programación sin costo en domingo para los ciudadanos de León. El teatro parece recibir atención de la alcaldesa, aunque ella prefirió montar su informe de gobierno en el Teatro del Bicentenario.
Ahora el Doblado se enfrenta a una nueva administración en el Instituto Cultural de León, después de la escandalosa salida de su último director, y la llegada —después de meses de vacío en ese puesto– de Lisseth Ahedo, quién ha dicho en entrevistas con medios que su principal objetivo es sanear los procesos administrativos. Ojalá que cumpla sus objetivos, que traiga claridad en los programas, en la planeación, y que logre procedimientos claros para el acceso de los artistas locales a este recinto.
En este primer periodo vemos con esperanza que ha regresado el Programa de Más Escena con mejores condiciones que está abierta una convocatoria para teatro escolar, aún cuando a nivel nacional el programa se encuentra inactivo, Además, como director de desarrollo en las artes se estrena Rafael Centeno, quien ha sido un gestor importante en nuestra ciudad, con auténtica vocación y conocimiento del medio.
El Doblado seguirá siendo un emblema de la ciudad, con sus camerinos viejos y su lobby contemporáneo. Al final, es un teatro de León que debería ser nutrido en su programación por artistas locales que tienen calidad para presentarse en un recinto de esta envergadura.