martes. 24.06.2025
El Tiempo

Delirium tremens

"Lo acabo de decidir, mañana dejaré de beber. Iré a internarme a un anexo del doble A, ya que no me alcanza para algo más chic a orillas del mar, donde con el precio se le quitan a uno las ganas de repetir la experiencia..."

Delirium tremens

Dentro del espejismo noctívago, escucho gnomos en la planta baja del hogar haciendo cuanto se les ocurre en la alacena. Es coincidencia que cuando los oigo siempre he bebido más que un chichimeco deprimido. Sus risas se mezclan con las entelequias; un Delirium tremens primigenio muy saludador, acompañado del cliché de la elefanta rosa bien maquillada, sonriente, vestida de minifalda fular encrespada, quien con pasitos de ballet sobre las puntas de sus dedos me conmina a bajar los escalones armado de una escopeta de dos cañones como la de Elmer el Gruñón. Al abrir la puerta de la cocina percibo el desmadre que hicieron los elfos, me han dejado sin cereales, terminaron el jamón, hasta los frijoles desaparecieron; es más, ni la gata ni el perro se salvaron de la vorágine. Me pregunto si esos seres inhumanos tendrán cerebro, tal vez sean conscientes de cuanta pendejada cometen, y si es cierta mi teoría, ¡son insolencias! Con los políticos me basta para tantas chingaderas que me tienen jodido, sin un centavo en la bolsa y con miedo de salir a la calle, como para tener qué soportar, aparte de todo, gnomos y a esa paquiderma culona dándome órdenes al oído.

Lo acabo de decidir, mañana dejaré de beber. Iré a internarme a un anexo del doble A, ya que no me alcanza para algo más chic a orillas del mar, donde con el precio se le quitan a uno las ganas de repetir la experiencia. Prefiero que los demás internos me den unas patadas en los huevos si reincido a gastarme en Oceánica lo poco que me queda.

Todo ha subido tanto de precio; dos centavos que le bajaron a las gasolinas, dudo que me alcancen siquiera para curarme la resaca con un té con piquete. Si los ahorro todo el mes, mejor se los dono a mis políticos para que se los metan por el silabario, litro por litro.

No es que odie tanto el vino, pero con la condena de vivir en un país dirigido por imbéciles, y un vecino lunático como Donald Trump, tengo ya suficientes pesadillas como para ocasionarle alucinaciones a mi surrealismo.

Por eso mañana empieza mi rehabilitación.