viernes. 19.04.2024
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Independence Day

“…el gran enfriador de cadáveres en que se ha convertido nuestro estado, donde pronto también deberán contratar camiones frigoríficos, usar fosas clandestinas o técnicas más funestas para desaparecer los cuerpos no reclamados…”

Independence Day

Este último 15 de septiembre no se celebró el Grito de Dolores en Acámbaro, en protesta por la falta de apoyo federal y estatal en seguridad pública.

En conferencia de prensa, las autoridades anunciaron a la ciudadanía la decisión y los motivos.

El gobierno local se deslindó de cualquier responsabilidad diciendo que la función de la policía municipal es únicamente, y a grosso modo, evitar peleas callejeras; las demás labores no les atañen porque no son preventivas. Eso sí, cuando es fin de año ponen retenes a las entradas del pueblo para detener y pedir “mordida” a los autos chocolate, menester que tampoco es suyo, ya que para eso existe la Policía Fiscal Federal, pero como les deja jugosos ingresos, entonces sí pueden hacer otro trabajo sin protestar.

La manera más fácil de abolir una responsabilidad es culpando a otros de nuestras omisiones; lo aprendí bastante bien durante los tres años que anduve como torero, capoteando problemas ajenos y sufriendo las fiebres de otros en un puesto directivo. Lo supo también en la anterior semana el director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, Luis Octavio Cotero Bernal, cuando lo destituyeron por haber denunciado dos camiones frigoríficos con más de 300 cuerpos congelados, uno abandonado en las calles de Guadalajara y otro dentro de la misma institución, ante la infinita ira del gobernador por ser evidenciado lo que pretendía esconder ante la opinión pública, como la nuera que echa la basura bajo la cama cuando llega de visita la suegra. Luego de la destitución, el gobernador de Jalisco pareciera haberse quedado más inmaculado que niño recién bautizado, libre de cualquier responsabilidad en este hecho, que más que ninguno, demuestra la degradación social de las autoridades en todos los niveles.

También se enteraron de cómo se abole una responsabilidad los médicos del IMSS Irapuato, a quienes les rescindieron el contrato por estar de guardia sin más personal luego de una muere materno fetal, en tanto que los jefes del equipo de supervisión y de personal delegacional continúan muy orondos medrando altos salarios, sin ser tocados (ni siquiera después del secuestro masivo por un comando armado al personal del hospital de Celaya, quienes clamaron ante este medio, no sólo por la destitución, sino también por el juicio e inhabilitación en la función pública del jefe del equipo de supervisión, éste no ha sido rozado ni con el pétalo de una flor), cuando debieron haber sido los primeros depuestos de sus cargos.

Todo el que tiene un alto puesto de mando sabe que la persuasión no proviene de la verdad, sino de las opiniones, y mientras haya posibilidad de desviarlas hacia algún chivo expiatorio, se podrá salir incólume aunque exista un enorme abismo entre la verdad y la opinión.

Las autoridades municipales de Acámbaro utilizaron la vieja técnica al más puro estilo de las instituciones de salud: culpar a otros para deslindarse de toda responsabilidad, mientras pasa el linchamiento mediático por la evidente carencia de seguridad.

Visto de otro modo, del municipio no es la culpa al no contar con espacios públicos dignos para el esparcimiento de los jóvenes; de no tener un Instituto de Cultura bien gestionado, cuya dirección deje de ser un puesto político para aliados de campaña que desconocen de todo, pero principalmente de cultura; al no atraer espectáculos culturales dignos de un pueblo pensante, y mejor facilitar conciertos de narcocorridos en las verbenas populares (la violencia en cualquiera de sus representaciones, así sea en el arte mediante corrientes contraculturales, destruye lo que la ley hace posible); de no atraer fuentes de empleo bien remuneradas. La carencia de todo esto creó el caldo de cultivo para el desastre social, y eran funciones propias del municipio, que quedaría corto frente a cualquier calificativo a sus omisiones, más notorias en este trienio, a pesar de las excusas que intenten dar y culpables que quieran buscar.

Todos, desde el hogar, tenemos parte de responsabilidad en lo que ocurre dentro de nuestra sociedad, no nada más las autoridades estatales y federales, que ya ni la cara asoman por aquí, entretenidas como están, como la nuera, tratando de disimular bajo la cama el gran enfriador de cadáveres en que se ha convertido nuestro estado, donde pronto también deberán contratar camiones frigoríficos, usar fosas clandestinas o técnicas más funestas para desaparecer los cuerpos no reclamados, como los crematorios de Hitler, si no encuentran la estrategia para parar este baño de sangre.

Ya para concluir, si nadie nos va a ayudar —según percibo así será—, que se nos permita la posesión y la portación de armas como en la Unión Americana, para defender nuestros hogares y lo que cualquier democracia moderna debe considerar lo más valioso: la vida de sus habitantes.

No es lo más sano, pero ante un estado fallido e instituciones que no velan por la seguridad de nadie, es nuestra última opción, con todo y los problemas que esto representa, y que abordaré en mi próxima columna de opinión.