martes. 23.04.2024
El Tiempo

Tras la chuleta

“Lo que se ve en un municipio es el reflejo de todo el país: los poderes fácticos (los regidores no se escogen por votación directa) han puesto de rodillas a las autoridades legalmente electas…”

Tras la chuleta

Una novia norteamericana que tuve me propuso casarme con ella para obtener la ciudadanía estadounidense. Le agradecí, pero le confesé que irme a otro país no era mi objetivo en la vida. Cuando me preguntó la razón del porqué prefería continuar siendo mexicano y no adoptar con facilidad otra nacionalidad, me puse a pensar rápidamente las razones (obviamente no podía decirle que no quería casarme, le habría resultado ofensivo luego de haberla llevado a recorrer en luna de miel la Rivera Maya), y la mejor excusa que encontré fue que los mexicanos podemos disfrutar casi sin límites de cualquier bebida alcohólica extranjera: whisky en las rocas, vodka con agua quina, ron con cola,  café irlandés, absenta con azúcar; y en cambio ningún extranjero le iba a encontrar jamás el gusto a como se deben degustar los destilados mexicanos como el tequila o el mezcal según Dios y nuestros ancestros lo mandan: pelón o mejor dicho a raiz, con chile bravo de chapulín y gusanos de maguey. Se necesita haber nacido en este país para entenderlo y paladearlo así. La coctelería moderna con tequila no es para los que nos criamos en el barrio y nos enseñamos a bailar en los viejos burdeles de la zona de tolerancia.

Realmente sigue sin interesarme adquirir otra nacionalidad, aunque cada vez me decepciono más de mi país y menos argumentos rápidos puedo esgrimir en defensa no solamente de nuestra clase política, sino de los mexicanos en conjunto: una sociedad que no lee, no respeta las reglas, y quiere que la ley se aplique sólo en las vacas de su vecino. Porque el haber frecuentado de joven los lupanares, me enseñó que hay prostitutas con más dignidad que muchos servidores públicos, quienes llevan a su casa pan robado al pueblo.

Apenas este fin de semana se dio una situación por demás vergonzosa en la primera sesión del cabildo de Acámbaro, Guanajuato, misma que constataron los medios de comunicación. En resumen, para términos prácticos, los regidores formaron un bloque opositor (incluso una regidora de MORENA, el mismo partido que llevó a la alcaldía al actual presidente municipal), para reventar la sesión, con la finalidad de no bajarse los sueldos y poder continuar repartiéndose las direcciones entre amigos y familiares, al contrario de lo que proponía el alcalde y su equipo, que fuesen sometidas a concursos de oposición para que las ocupara personal más preparado. Como lo mencioné en mi columna anterior: el primer acto de corrupción que un servidor público comete, es aceptar un puesto para el cual no está capacitado o que no puede desempeñar.

Esta situación se da, no solamente a nivel municipal, sino en todas las dependencias de gobierno. Un caso que he venido denunciando y al cual no le despegaré tampoco la pluma del papel, hasta que no traten con respeto y dignidad a mis compañeros directivos médicos y enfermeras de Guanajuato, es el de su jefe del equipo de supervisión del IMSS, quien ha sido responsable indirecto de por lo menos dos muertes maternas, por no apoyar en las gestiones referentes a la falta de personal, y un caso de toma de rehenes en el hospital de Celaya, debido a que este personaje cuenta con otra plaza en otra institución ajena, en el turno vespertino, lo que le impide realizar supervisiones en los horarios convencionales, situación que ocasionó que los vigilantes de los  hospitales del estado de Guanajuato bajaran la guardia en las noches y las madrugadas, aumentando la vulnerabilidad de los nosocomios y desembocando en lo que a final de cuentas iban a provocar estas estupideces tarde o temprano: la toma de rehenes por un comando armado dentro de las mismas instalaciones de Hospital General del IMSS Celaya, sin que nadie de seguridad se diera cuenta.

El personal que debía velar por el correcto funcionamiento de los centros de trabajo fue el que inició con malas prácticas. Por los intereses personales de un solo jefecillo tiranuelo se puso en riesgo a todo un turno hospitalario. Los trabajos no se adaptan al servidor público, sino el servidor público es el que debe adaptarse a las condiciones y horarios laborales.

Así también, lo que ocurrió en el municipio de Acámbaro, donde hasta el cierre de esta nota (domingo 14 de octubre) no habían podido nombrar secretario del ayuntamiento ni tesorero, fue sólo un adelanto de las resistencias que tendrá el próximo gobierno en su plan de austeridad.

Desgraciadamente el presidente electo de la República Mexicana se dará cuenta de que no es sólo necesaria su probidad, sino la del equipo que lo respaldará, porque al momento de defender la chuleta dejan de haber ideales y lealtad. Verá que muchos de sus colaboradores serán más amigos del dinero que de él, y es que ni nuestro problema ni nuestra salvación es ni ha sido nunca un solo hombre: somos todos los mexicanos en conjunto, velando por la seguridad de todos nosotros, denunciando las injusticias y no permitiendo que la clase política, los malos servidores públicos, y los jefecillos tiranuelos, continúen con su Buen Fin por otros seis años.

Lo que se ve en un municipio es el reflejo de todo el país: los poderes fácticos (los regidores no se escogen por votación directa) han puesto de rodillas a las autoridades legalmente electas.