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EL HOMBRO DE ORIÓN

Las mejores películas sobre asesinos seriales

Juan Ramón V. Mora

Tony Moran appears as psycho killer Michael Myers in a scene from the 1978 motion picture "Halloween" which ranked number one in the Military Times 10 Great Horror Films .(Gannett News Service/Falcon International Productions/File)
Tony Moran appears as psycho killer Michael Myers in a scene from the 1978 motion picture "Halloween" which ranked number one in the Military Times 10 Great Horror Films .(Gannett News Service/Falcon International Productions/File)
Las mejores películas sobre asesinos seriales


Los asesinos seriales producen repugnancia y fascinación en grados similares. Son monstruos, la maldad actúa en ellos sin freno, pero no pertenecen a una especie distinta. No son enviados de otras galaxias, ni son misteriosos seres de las profundidades. Saludan a sus vecinos con cortesía, hacen amistades, muchas veces llevan vidas que aparentan normalidad. No es inútil detenerse a considerar debajo de cuántas personas se esconde una sombra colmada de veneno.

Habría que pensar en que el fenómeno se desarrolló junto a las sociedades industriales, y es mucho más común en las desarrolladas —lo que llamamos "primer mundo". Como hijo estelar de la industria —y forma de arte, a fin de cuentas—, el cine tenía que tocar el tema en algún momento.

Listaré ocho películas que, a mi parecer, son definitivas del género. Esta es la primera entrega con cuatro:

M (Fritz Lang, 1931)

Considerada por el director como su mejor película, M acerca la violencia al territorio de la poesía. La trama implica a un infanticida serial y una ciudad entera que se lanza en su cacería. Un globo volando hacia el cielo sin ninguna pequeña mano que lo sujete es la definición misma de imagen imborrable, mucho más poderosa que cualquier brutalidad corriente en el cine de horror. Al principio Lang tuvo problemas con el partido Nazi, que no pudo evitar proyectar su propia culpa asesina en el título de trabajo —‘Un asesino entre nosotros’. Aunque Lang pudo llevar a cabo su obra maestra sin la intervención de esa repelente turbamulta de golpeadores autodenominada partido político, los paralelismos entre el brote psicótico sufrido por el pueblo alemán y la historia del asesino de niños —interpretado con fiero dominio por Peter Lorre— es escalofriante. Lang tenía el genio para, de pasada, sentar las bases de más de un género cinematográfico: la heist movie, mucho del cine de criminales, y el propio género de asesinos seriales, que nunca se podrá sacudir la influencia de esta opus magna.

Psycho (Alfred Hitchcock 1960)

Sin mucho apoyo del estudio, Hitchcock reunió al equipo de su programa de televisión para filmar la que posiblemente sea la cinta definitiva sobre un asesino serial. La trama es conocida: Norman Bates vive bajo el pulgar de su madre-cuervo, regenteando un motel de ínfima categoría al lado de la carretera. Marion Crane es una secretaria metida en graves problemas. Sus destinos coinciden, para desgracia de ambos. La belleza de las imágenes, el uso microscópico de la edición, la atmósfera enrarecida, la actuación de Anthony Perkins y la música inmortal de Bernard Herrmann, arman un castillo de horror que difícilmente será superado. Sería imprudente decir más.

The Texas Chainsaw Massacre (Tobe Hooper, 1974)

Es interesante ver cómo una de las películas más horripilantes jamás filmadas apenas contiene una gota de sangre. A diferencia de los repulsivos remakes y secuelas que provocó, la original de Tobe Hooper no basa su fuerza en la vulgaridad. Por el contrario, el autor se encarga de transmitir locura en estado puro a través de la atmósfera, la histeria, el calor sofocante. Todo esto con puro dominio del lenguaje cinematográfico, que aquí llega a alturas considerables. Pasar por esta película es caminar un pedazo del infierno.

Halloween (John Carpenter, 1978)

Considerada por muchos la legítima heredera de Psycho, esta pequeña película independiente se ganó el favor del público a pesar de que la crítica la despreciara en su momento. Carpenter es un gran maestro de la gramática audiovisual, y en Halloween hay más de una secuencia merecedora de estudio atento. A pesar de estar dirigida al mercado adolescente, no hay que menospreciar el lirismo con que trata el tema del mal como fuerza independiente y cegadora. Como es común en el cine de Carpenter, el guion está poblado de torpezas; sin embargo, los baches son admisibles cuando nos vemos enfrentados a la profunda extrañeza de la atmósfera, que deja a la normalidad suburbana transformada en una permanente, inquietante amenaza.

 




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Juan Ramón V. Mora (León, 1989) es venerador felino, escritor, editor, traductor y crítico de cine. Ganó la categoría Cuento Corto de los Premios de Literatura León 2016 y fue coordinador editorial en la edición XXII del Festival Internacional de Cine Guanajuato. Escribe sobre cine en su blog El hombro de Orión.

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