viernes. 19.04.2024
El Tiempo

Un “súper peso” detenido por alfileres (tasas de interés)

"En esta entrega analizamos el comportamiento de la paridad peso-dólar en el último año y explicamos la razón de la “fortaleza” del peso a pesar de las malas noticias y la interminable incertidumbre política y económica en la que vivimos..."

Un “súper peso” detenido por alfileres (tasas de interés)

Ha transcurrido un año desde que Andrés Manuel López Obrador ganó la elección por la Presidencia de la República el 1 de julio de 2018. Desde ese día hemos presenciado algunas decisiones gubernamentales que han mermado la confianza empresarial, lo que ha frenado la tasa de crecimiento económico e inclusive ha ocasionado la degradación de la calificación de la deuda soberana de México. De igual manera, vivimos la incertidumbre respecto a la renegociación del TLCAN y posteriormente las complicaciones para la aprobación del T-MEC en el Congreso de los Estados Unidos. También hemos sido agredidos verbalmente con amenazas arancelarias por parte del presidente estadounidense, quien recientemente nos ha convertido en su principal instrumento de control migratorio. Todo esto ha ocasionado episodios temporales de volatilidad en el tipo de cambio. En esta entrega analizamos el comportamiento de la paridad peso-dólar en el último año y explicamos la razón de la “fortaleza” del peso a pesar de las malas noticias y la interminable incertidumbre política y económica en la que vivimos.

Con datos del Pacific Exchange Rate Service de la Universidad de British Columbia, vemos que en el último año, una de las monedas que más se apreció frente al dólar estadounidense fue precisamente el peso mexicano, al haber pasado de un promedio de 20.392 pesos por dólar en junio de 2018 a uno de 19.034 pesos por dólar en junio de 2019, lo que implica una disminución del precio del dólar de -5.1% y ubica al peso mexicano como la divisa de mejor desempeño del grupo de las 10 más importantes a nivel global.

A la par de ese buen desempeño frente al dólar estadounidense, durante ese mismo periodo, el peso mexicano también se fortaleció frente a las principales monedas del mundo, como se muestra a continuación (en paréntesis se indica el porcentaje de apreciación del peso frente a cada divisa): dólar australiano (13.60%), won de Corea del Sur (12.77%), yuan chino (12.31%), dólar de Nueva Zelanda (10.71%), libra esterlina (10.38%), euro (8.86%), dong de Vietnam (7.67%), rublo ruso (7.46%), dólar canadiense (6.58%), franco suizo (5.11%), dólar de Hong Kong (5.04%) y yen japonés (3.40%). Queda claro pues que en el balance posterior a un año el peso tiene ahora una posición que previo a las elecciones presidenciales.

De igual manera, haciendo el análisis con datos mensuales vemos que en el periodo de enero de 2018 a lo que llevamos de julio de 2019, el peso mexicano exhibe una volatilidad media en comparación con otras monedas en su cotización frente al dólar estadounidense. En GAEAP calculamos la desviación estándar de cada moneda y la dividimos entre su cotización promedio del periodo y obtuvimos los siguientes valores (en paréntesis se indica el cociente obtenido): dólar de Hong Kong (0.2%), dong de Vietnam (1.1%), yen japonés (1.8%), franco suizo (2.1%), dólar canadiense (2.2%) peso mexicano (2.7%), won coreano (3.1%), euro (3.3%), libra esterlina (3.4%), yuan chino (3.5%), dólar neozelandes (3.6%), dólar australiano (4.1%) y real brasileño (6.9%).

Lo anterior significa que si bien en México hemos vivido episodios de volatilidad en momentos de mayor incertidumbre económica y política, esta volatilidad es menor a la que han registrado otras divisas como el euro o el real.

¿A qué se debe la “fortaleza” del peso y su buen desempeño? Las cifras oficiales dan cuenta de que no se debe a que nuestra economía esté en una posición de solidez por su crecimiento económico o por tener un superávit en su cuenta corriente de la balanza de pagos. El peso ha estado fuerte básicamente por lo elevadas que están las tasas de interés en nuestro país. Y es que de las economías más importantes del mundo, la de México es la que paga las mayores tasas de interés, siendo la tasa objetivo del Banco de México de 8.25% en la actualidad. Claro, hay casos como el de Turquía, que paga actualmente un interés del 24.0%; pero de ahí en más tenemos lo siguiente (en paréntesis se indica la tasa de interés actual fijada por el banco central): Rusia (7.5%), Sudáfrica (6.75%), Brasil (6.5%), Indonesia (6.5%), India (5.75%), China (4.35%), Arabia Saudita (3.0%), Estados Unidos (2.5%), Chile (2.5%), República Checa (2.0%), Corea del Sur (1.75%), Canadá (1.75%), Nueva Zelanda (1.5%), Polonia (1.5%), Noruega (1.25%), Australia (1.0%). Hungría (0.9%), Gran Bretaña (0.75%), Israel (0.25%), Dinamarca (0.05%), Europa (0.0%), Japón (-0.1%), Suecia (-0.25%) y Suiza (-0.75%).

Si usted fuera un inversionista internacional y dados estos valores de tasa de interés ¿a usted en qué país le gustaría invertir? Desde luego que México es una alternativa atractiva, ya que aún conserva su calificación de deuda soberana en la categoría de “grado de inversión”. Mientras que en los Estados Unidos un bono a un mes paga actualmente una tasa anualizada de 2.26%, los Cetes a 28 días en México pagan 8.10%, por lo que queda claro que el diferencial de tasas es muy elevado. En una entrega anterior había explicado que cualquier riesgo de la inversión por motivo de la depreciación del peso se puede cubrir comprando coberturas cambiarias, por lo que nuestro país sigue representando una magnifica alternativa para los inversionistas internacionales (claro a costa de los bolsillos de los mexicanos como veremos a continuación).

Estas elevadas tasas de interés, si bien ayudan a mantener el tipo de cambio estable porque son el imán que atrae capitales golondrinos, son también en parte causa de la desaceleración económica del país ya que han afectado la inversión productiva. La contracción del sector construcción, la caída en la venta de automóviles y la disminución en la adquisición de maquinaria y equipo por parte de empresas, en buena medida fue ocasionada por las fuertes alzas en la tasa de interés por parte del Banco de México, organismo que llevó su tasa de interés objetivo de 3.0% en diciembre de 2015 hasta el actual 8.25%. Y de igual manera, el hecho de que ahora familias, empresas y gobiernos en México paguen mucho más por sus créditos, es producto de las decisiones del banco central mexicano en su lucha contra la inflación. En este sentido cabe recordar que gran parte de la inflación que el Banxico ha combatido fue causada por el propio gobierno federal en la administración anterior con los interminables gasolinazos.  

Mucho se ha especulado respecto a cuándo llegará el momento en el que el Banxico comenzará a bajar su tasa de interés objetivo. Los analistas del grupo financiero Citibanamex especulan que esto comenzará en septiembre de este año, pero aunque eso suceda, se prevé que las bajas serán muy lentas de manera que tal vez en diciembre de 2020 dicha tasa se ubique en 7.50%. Claro que este escenario está sujeto a que la inflación se mantenga dentro del rango tolerable para el banco central que es de 3.0% +/- un punto porcentual (la inflación anualizada a la primera quincena de junio fue de 4.0%). Si la inflación cierra este año en torno a 3.85%, entonces habrá espacio para estas pequeñas bajas marginales en la tasa de interés en México.

Debemos señalar que la lentitud en la regularización de la política monetaria en México (llevar la tasa de interés a un nivel “neutro”) se debe a que el Banco de México tiene pánico de que una baja inoportuna en su tasa de interés objetivo se traduzca en movimientos desordenados del tipo de cambio.

Es bien sabido que México depende de la entrada de inversión extranjera de cartera para mantener su equilibrio externo, por lo que una baja en la tasa de interés que ocasione una caída en la entrada de divisas al país, hará que la demanda de dólares en México sea mayor que la oferta y con ello el dólar podría subir de manera considerable y con ello volveríamos a sufrir problemas inflacionarios.

Dado lo anterior, y para evitar ser tan dependientes de la entrada de inversión extranjera de cartera, es importante que se trabaje en otros flancos como lo es la lucha contra el contrabando y la subvaluación de mercancías en las aduanas del país, así como buscar equilibrar nuestro desequilibrio comercial con los países asiáticos. El tema del déficit comercial con las naciones asiáticas lo he abordado en anteriores entregas, pero hay que recordar que en el año 2018 dicho déficit fue de -135.803 miles de millones de dólares.

Para lograr lo anterior, es fundamental dos cosas: primero, se debe modificar la Ley Aduanera para que se le den más facultades a las autoridades para desechar el valor de las mercancías a ser importadas cuando éstas estén claramente subvaluadas; y segundo, se debe hacer una exhausta revisión de la política arancelaria de México con el fin de obtener concesiones de países asiáticos. Y pues cosas como los compromisos unilaterales de México de bajar aranceles a cambio de nada (como lo es el caso de los sectores textil, vestido y calzado), deberían posponerse de manera indefinida.

México necesita ser menos dependiente de las entradas de capitales internacionales. El costo de la entrada de dichas divisas ha sido muy elevado para todos, pero seguiremos siendo dependientes en la medida en que no implementemos medidas para tener cuentas externas más sólidas, y eso no lo lograremos mientras sigamos siendo inundados de productos asiáticos subvaluados que perjudican la planta productiva nacional y mientras mantengamos ese fuerte desequilibrio comercial con los países asiáticos.

Director General GAEAP*

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En Twitter: @alejandrogomezt