jueves. 18.04.2024
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El recurso más importante del mundo

“El recurso más importante del mundo está siendo desaprovechado, explotado, sobrevalorado. Ese recurso son los niños y las niñas del mundo…”

El recurso más importante del mundo

John Fitzgerald Kennedy dijo algún día: "Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro", y no estamos exentos de escuchar frases parecidas conforme caminamos por la vida. Todo se resume a que los niños y niñas, el día de hoy, son el mañana. Representan el futuro. La cosecha de lo sembrado. El crecimiento de lo que se ha cuidado. La materialización de las ideas y los sueños gestados en millones de mentes listas para evolucionar.

La verdad aquí, como suele suceder cuando tratamos de forzar el concepto en la realidad, es abismalmente distinta.

Este 30 de abril, y desde 1956 (en algunos países varía), se celebra el día del niño. Nuestros perfiles de redes sociales se plagan de recuerdos infantiles y retrocesos memoriales. Hacemos conciencia de nuestro desarrollo y evolución. Nos preguntamos a nosotros mismos si le hemos fallado al niño que fuimos o si cada día cumplimos los sueños que él tuvo. Aunque objetivamente, el propósito de celebrar este día nace posterior a la Primera Guerra Mundial, como producto de la preocupación y conciencia sobre la necesidad de una protección especial para los infantes.

¿Qué tanto le ha servido al ser humano proclamar días específicos para levantar conciencia e instituirlos en sus propias leyes, declaraciones y organismos internacionales, si en el plano material las circunstancias continúan siendo deplorables?

A partir de la promulgación de la Convención de 1989 se destacan los cinco principios fundamentales:

  1. No a la discriminación: todos los niños tienen los mismos derechos.

Si este enunciado escrito en un papel y firmado por altos mandos gubernamentales realmente librara a los niños de la discriminación, no sería esta la realidad cotidiana de millones de niños y niñas y todo el mundo. Así como pasa con los adultos, los niños y niñas son generalmente discriminados por razones de género (por ejemplo, países que enfatizan la procreación masculina sobre la femenina o la exclusividad del servicio doméstico de mujeres adolescentes), de discapacidad (menos del 2% de niños, niñas y jóvenes discapacitados en el mundo asisten a la escuela), de etnia y raza (los niños indígenas no tienen las mismas oportunidades de estudiar y desarrollarse profesionalmente que los niños que viven en zonas urbanas, ya que no hay escuelas dignas para ellos), VIH/SIDA (en India, los niños y niñas pobres e infectados son segregados del resto), nacimiento (en Japón, un niño o niña nacido fuera del matrimonio hereda la mitad que los procreados dentro).

Este tipo de discriminaciones, entre otras, hacen que los niños y niñas que las padecen puedan verse privados de acceso a servicios y cuidados básicos, de recibir una educación digna, atención médica elemental. Los vuelve víctimas de violencia y explotación.

  1. El interés superior del niño: cualquier decisión, ley, o política que pueda afectar a la infancia tiene que tener en cuenta qué es lo mejor para el niño.

Las políticas migratorias, aplicables cuando los padres deben dejar a sus hijos viviendo en un país, para moverse a otro. Esas que causan la destrucción y el abandono de miles de familias. ¿No vulneran en pleno desarrollo infantil del niño?

Los salarios mínimos que no alcanzan ni para alimentar a una familia de cuatro personas, ¿tomaron en cuenta que un niño debe comer antes de volverse el futuro de su país?

  1. El derecho a la vida, a jugar, la supervivencia y el desarrollo: todos los niños y niñas tienen derecho a vivir y a tener un desarrollo adecuado.

Miles de personas abogan en contra del aborto, eso es el derecho a la vida.

Pero no veo a esas miles de personas abogando por un medio ambiente digno y sano, el que tras no cuidarlo, genera enfermedades respiratorias, dermatológicas y demás, en magnitudes incomprensibles.

No los veo abogando contra los daños que deja la guerra, porque los mismos políticos por quienes se ha votado se encargan de destruir los hogares, escuelas y calles donde habitan millones de niños y niñas.

No los veo adoptando un estilo de vida verde que busque preservar el mundo donde van a vivir sus descendientes. En muy pocos lugares es donde los veo.

  1. La participación: los menores de edad tienen derecho a ser consultados sobre las situaciones que les afecten y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta.

Los menores de edad no pueden votar. ¿Pero cuántas veces les hemos preguntado sobre cuáles son las iniciativas que consideran importantes? Más que eso: ¿cuántas veces, fuera de escuchar su opinión, la tomamos realmente en cuenta? ¿Cuándo luchamos no sólo por nuestros intereses sino por los de nuestros niños y niñas? ¿O en qué ocasiones nos hemos dado a la tarea de realmente informarnos previo al voto, y ejercer ese derecho tanto en nuestro nombre como en el de ellos y ellas? Estimo que han sido pocas veces.

  1. Derecho a la vivienda digna: Todos los niños tienen el derecho a vivir en un espacio adecuado para su desarrollo.

El derecho a una vivienda digna no sólo hace referencia al derecho de toda persona de disponer de cuatro paredes y un techo donde encontrar refugio, sino que también implica acceder a un hogar y a una comunidad seguras en las que vivir en paz, con dignidad y salud física y mental.

De estos cinco principios fundamentales, podríamos mencionar una lista interminable de hechos reales sobre cómo estos principios y la Declaración de los Derechos del niño no son más que tinta legitimada sobre papel, una burla, un decir que hicieron algo, para objetivamente no hacer nada.

Y no se trata de únicamente culpar cómo los organismos internacionales y gobiernos nacionales no han servido en lo absoluto para garantizar los derechos fundamentales no sólo de los niños, sino de todas las personas.

Se trata de invitar al ciudadano, al mayor de edad, a tomar ejercicio de sus derechos políticos como algo que no le afectará sólo a él, sino también a todos los niños y niñas que, a pesar de tener libertad de expresión, no pueden influir en cómo se rigen sus vidas. El recurso más importante del mundo no está siendo cuidado. El recurso más importante del mundo está siendo desaprovechado, explotado, sobrevalorado. Ese recurso son los niños y las niñas del mundo, y nada podemos hacer por ellos si no tomamos la responsabilidad de involucrarnos activa y políticamente en las decisiones que a ellos afectan.

Feliz día del niño a todos aquellos niños y niñas que a pesar de la adversidad sonríen, pues en sus ojos se encuentra una venda, impidiéndoles ver que aquellos que les dicen que más les aman (los adultos), son quienes más daño les han hecho.

Porque al no actuar, al quedarnos sentados, al quedarnos callados, al no involucrarnos, al no interesarnos, al no informarnos, al no manifestarnos, hacemos daño.

Porque el mundo no se cambia con la creación de días conmemorativos: se cambia con la acción de todos los días.