Cofepris

“La institución que –se supone- debe prevenir riesgos sanitarios, los ocasiona. ¿No es una paradoja?”


No hay nada más molesto, estúpido y pernicioso que un burócrata de alto nivel intentando justificar su salario.

Eso lo aprendí durante tres años de directivo y lo confirmé hace una semana, cuando el secretario de Salud de la 4T, Jorge Alcocer, declaró que el metrotexate es un componente “secundario” para el manejo del cáncer y que “si no se da la dosis por unos días, no hay ninguna urgencia médica”, luego de que padres de niños con cáncer que reciben atención en el Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG) se manifestaran ante el desabasto de quimioterapéuticos.

Acto seguido, culparon del desabasto a la empresa PISA, en lugar de asumir su responsabilidad.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), desde su fundación en 2001 ha sido un organismo burocrático que, lejos de ser una herramienta en favor del sector salud, no hace más que poner trabas y obstáculos a hospitales, consultorios, centros de investigación y farmacéuticas.

En el tema de los hospitales, por ejemplo, cada año les piden hacer cambios estructurales a capricho del comisionado federal en turno, exigiendo las modificaciones más bizarras que se puedan imaginar, a costa del desembolso de fuertes sumas por los propietarios de nosocomios. Muchas clínicas privadas han preferido cerrar (desde el 2001 a la fecha) ante esta situación. Mientras, la Cofepris permite el funcionamiento de establecimientos de charlatanes de la salud y productos milagro o de publicidad engañosa.

El problema es que ahora comienza a haber consecuencias más trágicas que el cierre de una clínica privada, como el desabasto de medicamentos.

La institución que –se supone- debe prevenir riesgos sanitarios, los ocasiona. ¿No es una paradoja?

Es importante el siguiente dato: La Cofepris regula 44 centavos de cada peso que gastan los hogares en México, a través de tres sectores: alimentos, bebidas y tabaco; artículos para el cuidado de la salud; así como artículos para el cuidado personal. De ahí que su titularidad sea la joya de la corona, y que su mal funcionamiento por ineptitud pueda causar estragos en la economía y la salud de todos.

Por si esto fuera poco, el presidente López Obrador declaró que si no hay un medicamento que se requiera de urgencia en un hospital público, los médicos y enfermeras tienen la obligación moral de comprarlo de su bolsillo para salvarle la vida al paciente. Entendí algo así como hacer una coperacha. Estimo que esta última declaración fue un foxismo como el de las lavadoras de dos patas.

¿Sabrá acaso qué costo tiene una noche en una unidad de cuidados intensivos, y lo que gana una enfermera o un médico? Los medicamentos de una noche en UCI cuestan tres veces el salario de una quincena; 8 dosis de factor 8 equivalen al sueldo de un año, aunado a que la mayoría de las drogas utilizadas ahí, como el fentanilo, el propofol, etc. no están a la venta al público ni en cualquier farmacia, ya que se requiere un código de barras especial por ser narcoticos del grupo I, y muchos otros medicamentos requieren una red o cadena de frío para llegar al destino final, por lo que es RESPONSABILIDAD DIRECTA del gobierno tener abastecidos los hospitales públicos.

Creo que en este sentido, no cabe en el espacio de la obligación moral de quien atiende al paciente grave conseguir las drogas, como si fuera tan sencillo como hacer una coperacha para las chelas.

Pero este gobierno (por el cual muchos de nosotros votamos y tenemos responsabilidad en lo que sucede) parece tener una excusa fácil y una salida simplona para todo.

Por eso me veo en la obligación de hacer estas aclaraciones, y evitar que la gente sea engañada para entender como responsabilidad de los médicos las fallas del sistema de salud. Y no sólo eso: advertir que si no se corrigen a tiempo estas desviaciones, le explotará en las manos una crisis de salud a la 4T.

La Epidemiologia es la especialidad más tranquila porque son pocas las urgencias que atienden los epidemiólogos, pero cuando enfrentan una emergencia, tiembla no nada más un país, sino toda la humanidad. ¿Está el Sector Salud de México en condiciones de enfrentar una contingencia con este gobierno al que no se le ve ni pies ni cabeza, como tampoco a su organismo descentralizado la COFEPRIS, que como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en lugar de contribuir a paliar los sufrimientos de los mexicanos, se los incrementa? Cada quien saque sus conclusiones.