jueves. 18.04.2024
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Andamos en Catar • Día diecisiete: Resoluciones en tiempos opuestos • Fernando Cuevas

"un partido cerrado que se fue hasta los penales y otro que terminó con marcador de escándalo"
España
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Andamos en Catar • Día diecisiete: Resoluciones en tiempos opuestos • Fernando Cuevas

Cuarta y última jornada de los octavos de final, otra vez contrastante: un partido cerrado que se fue hasta los penales y otro que terminó con marcador de escándalo. Ambos resultados inesperados por razones distintas. 

Furibundo equilibrio fronterizo

En duelo fronterizo, España se enfrentaba a Marruecos, el equipo revelación del Mundial que has sorprendido no solo por la capacidad técnica de sus jugadores, ya conocidos en su mayoría en Europa, sino por la integración que han conseguido como conjunto. El equipo ibérico, en proceso de renovación con algunos puntales de experiencia, empezó el partido con su ADN puesto en el campo, tratando de tener la pelota, enviar una cantidad infinita de pases y buscar de a poco la puerta de enfrente. Pero los norafricanos estaban muy bien parados atrás y además lanzaban contragolpes multitudinarios que ponían en apuros el cuadro bajo español, como el disparo que pasó rozando el larguero pasados los diez minutos y otro más vía cabezazo hacia el final de la fiera primera parte, en la que los ahora de celeste no encontraban los circuitos y apenas avisaban después de los 25’, no obstante tenían la pelota pero sin poder envenenarla.

Se acercaron los españoles en los primeros minutos del segundo medio pero el arquero resolvió con seguridad y el encuentro se metió en un contexto de alta tensión sin claridad en las áreas pero con mucha lucha cuerpo a cuerpo en la frontera; a falta de diez minutos, ambos equipos intentaron romper el empate y mientras los europeos presionaron con mayor profundidad gracias al atrevimiento de Williams y la presencia de Morata, que habían entrado de cambio, los africanos lanzaban algún embate que cerca estuvo de concretarse. Al final, el portero marroquí sacó un tiro centro en situación extrema para preservar el empate en el lapso regular. En los tiempos extra, los españoles amenazaron en un par de ocasiones, si bien la más clara fue los marroquíes, que en la tanda de penales mostraron mucho más temple y terminaron ganando 3-0, ante un invencible Bono y ejecuciones muy fallidas del cuadro ibérico, que tendrá que ir madurando en plena renovación. Por supuesto, Marruecos es la grata revelación del certamen, más allá de lo que sucede con ellos en posteriores instancias.

Destape portugués ante neutralidad suiza

En el papel era el partido más equilibrado pero como suele suceder, el fútbol se rebela en la cancha ante los pronósticos. El técnico Santos de Portugal hizo algunas rotaciones, sobre todo porque tiene plantel para ello, mientras que Suiza salía con esperada alineación, tratando de tomar la iniciativa al arranque del partido e incluso generando alguna llegada, pero entonces empezó la fiesta de Gonçalo Ramos, el joven delantero del Benfica que entró en lugar de Cristiano: al 17’ anotó el primero con un ángulo imposible y un cuarto de hora después, el casi cuarentón Pepe remató de cabeza para clavar el segundo gol pasada la media hora, mientras que los helvéticos habían intentado responder con algún peligro pero sin inquietar lo suficiente. A partir de aquí, los lusitanos se adueñaron del marcador y del escenario mental del encuentro, trascendiendo el descanso.

La segunda mitad, en efecto, parecía una oportunidad para que los suizos pudieran recuperar terreno pero muy pronto vino el tercer gol en buena anticipación de Ramos, nuevamente haciéndose presente. Fernandes y Silva se apoderaban de la construcción y para rematar, Guerreiro recibió una pelota en plena libertad y con sólido disparo puso el cuarto en la frente cuando apenas corrían diez minutos. Akani colocó la respuesta honorable de Suiza para romper el cero, cerrando bien la pinza en tiro de esquina. La poco probable respuesta se apagó nuevamente porque Ramos, para no variar, sacudió las redes por tercera ocasión para poner el quinto tanto de su equipo con elegante definición. Los 25 minutos restantes vieron algunos cambios, un par de arribos por equipo y, como postre, un hermoso gol de Leão al segundo palo y así alcanzar el sexto para su causa. De Suiza se esperaba más en esta instancia, mientras que los portugueses siguen siendo ese rival incómodo que es mucho más que su megaestrella.