Es lo Cotidiano

UN ASOMO A LA UNIVERSALIDAD DE ALONSO QUIJANO

Celebran al Quijote con edición y jornada de lecturas

Presentan edición guanajuatense ilustrada con obras del MIQ

Quijote
Celebran al Quijote con edición y jornada de lecturas
Celebran al Quijote con edición y jornada de lecturas

Guanajuato, Gto. En un lugar muy manchado, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo –este lunes, para ser más precisos- que funcionarios y ciudadanos se pusieron a leer el libro que narra las andanzas de un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.

Desde un molino de viento disfrazado de Museo de los Poderes, el pobre caballero que perdiera el juicio como fruto de sus incontables lecturas, comenzó con la relatoría en voz alta para iniciar de esa manera la Jornada Estatal de Lectura “Guanajuato lee a Cervantes”.

Además de dar a conocer que la jornada consiste en la lectura de pasajes del Quijote de la Mancha en 50 casas de cultura y 180 bibliotecas públicas de los 46 municipios del estado, también fue el marco para presentación de la impresión guanajuatense de la máxima obra literaria de Miguel de Cervantes, llevada a cabo por el Instituto Estatal de Cultura e ilustrada con obra pictórica exhibida en el Museo Iconográfico del Quijote.

Las lecturas

Voces diversas en variadas lenguas mostraron al sobredicho hidalgo que, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda. 

Así, lo mesmo leyó Oliva Luna en lengua otomí hñähñu, que el cónsul general de Japón en León, Katsumi Itagaki; también lo facieron el rector general de la Universidad de Guanajuato, Luis Felipe Guerrero Agripino, y la titular del Instituto Estatal de Cultura, Adriana Camarena, entre otros.

Con abollado bacín usado como yermo, de armadura oxidada,  el hidalgo, representado por el bibliófilo Ignacio Navarro, contó que tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar (que era hombre docto, graduado en Sigüenza), sobre cuál había sido mejor caballero: Palmerín de Ingalaterra, o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mismo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar, era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga.

Con un mensaje final del gobernador Diego Sinhue Rodríguez, que por llegar tarde no alcanzó a leer lo que le tocaba, abrieron las Jornadas.

Como el Caballero de la Triste Figura, en el resto del estado artistas y ciudadanos se enfrascaron tanto en la obra, que se pasarán las tardes leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio.

Al don Quijote, por causa del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera, que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. 

Habrá que tener en manos esa edición de San Juan de Abajo y, tras desfacer los entuertos de las letras de antaño, diremos que don Quijote fue muy buen caballero, que llegará en su Rocín jamelgo, flanqueado por Sancho en su Rucio, a la Fiesta Internacional de Cervantes, para gloria y gozo de las Aldonzas Lorenzo, Dulcineas que no serán del Toboso, sino de del Cuévano airoso, Capital Cervantina de las Américas Españolas.