PRESENTARON TRES OBRAS REPRESENTATIVAS LUDWIG VAN BEETHOVEN
Filarmónica de la Ciudad de México brilla en el Teatro Bicentenario
León, Gto. Junio ha arribado con tardes sumamente calurosas, pero también trajo consigo el mejor concierto presentado en el Teatro del Bicentenario en lo que va del año.
Este sábado 13 de junio, siendo el marco la Sala Principal del Teatro del Bicentenario, se presentó con localidades agotadas una sublime Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.
La OFCM es considerada como una las agrupaciones orquestales de mayor peso en nuestro país. En esta ocasión nos brindó un concierto con tres de las obras más representativas del hijo predilecto de Bonn, Ludwig van Beethoven.
El evento inicio puntualmente. Eran las siete de la noche y más de cuarenta músicos en escena empezaban afinaban sus instrumentos, mientras los mil quinientos asistentes iban colocándose en su lugar, para disfrutar de lo que prometía ser un gran concierto.
El experimentado director artístico José Areán quien lleva la batuta de la orquesta desde el 2013, entró al escenario para ser recibido con las palmas del público e iniciar con la obertura Leonora no.3, Op.72b, una de las cuatro escritas para Fidelio, la única ópera compuesta por Beethoven.
La obertura, con menos de veinte minutos de duración, dio paso al concierto para piano y orquesta No. 3 en do menor, Op. 37, que consta de tres movimientos y que en esta ocasión contó con la participación del pianista mexicano Rachid Bernal Castillo, de tan sólo diecinueve años de edad, que fungió como solista.
Después de cerca de tres minutos de introducción orquestal, Bernal Castillo irrumpió en escena para crecer el concierto y deleitar al público presente. Luego de cuarenta minutos de mostrar su virtuosismo, el joven pianista fue despedido con aplausos de pie.
Un intermedio de quince minutos dio paso a lo que puede ser la obra más conocida del compositor alemán, la sinfonía No. 5 en do menor, Op. 67. La orquesta hizo una impecable interpretación que los cuatro movimientos que nos siguen maravillando a doscientos años de su creación.
Un satisfecho auditorio despidió a la OFCM, que brilló con luz propia y nos deslumbró con poderosas interpretaciones.