jueves. 18.04.2024
El Tiempo

ENTREVISTA CON EL ASPIRANTE A LEGISLADOR INDEPENDIENTE

Ser ojos y boca de los ciudadanos, en un espacio hoy secuestrado: Andrés Treviño

Entrevistamos a Andrés Treviño, leonés de 24 años y aspirante independiente a participar en las elecciones del próximo 8 de julio, por una candidatura en el Distrito Electoral Local III, con cabecera en León. Para lograrlo deberá obtener 5 mil 400 firmas en 30 días. Egresado del ITESO y con una especialidad en Política Pública por la Universidad de Guadalajara, se asume como el aspirante más joven al Congreso del Estado de Guanajuato.

Ser ojos y boca de los ciudadanos, en un espacio hoy secuestrado: Andrés Treviño

¿Andrés, qué debe saber la gente acerca de ti?

La gente debe saber que estamos construyendo una candidatura independiente desde lo colectivo, desde nuestra juventud, desde nuestras ganas de ser escuchados y de participar en política, pero no en los términos en que la participación se planteado hasta el día de hoy. Estamos frente al proceso electoral más importante de la historia del país, al que llegamos con posibilidades de votar por primera vez por alguno de nosotros, en el que estamos insertándonos en el mundo laboral, enfrentándonos por primera vez a la vida adulta, y nos estamos dando cuenta que todo eso que por mucho tiempo se nos prometió, como el mundo del futuro, no fue así.

Mi primer recuerdo político, y lo tengo muy clavado en la memoria, es cuando Vicente Fox ganó la elección. Me acuerdo de haber caminando ese día con mi papá a la casilla, para votar, acompañándolo en ese momento histórico que fue la elección del 2000.

Viviendo en León había una euforia mayor. En la noche, cuando se dijo en las noticias que Fox ganaba la elección, mi papá dijo sin dudarlo: Vámonos a la López Mateos a celebrar. Los coches pintados y mucha gente de fiesta porque algo importante había pasado-. Sin entender a los seis años de qué se trataba, yo sí tenía claro que supuestamente venía un cambio; que las cosas iban a mejorar.

Ése es el contexto político en el que crecimos mi generación y yo. Con una promesa de democracia, de avance, de desarrollo, que 18 años después, lejos de estar cumplida, parecemos estar ante un claro retroceso en cuanto a lo poquito que sí se cumplió.

Por eso decidimos hacer una candidatura independiente en estos términos. Consideramos que es fundamental, independientemente del resultado, de que juntemos o no las firmas necesarias para aparecer en la boleta electoral y de que ganemos o no la elección, mandar un claro mensaje, de que sus formas y la clase de política que ellos representan, no nos gusta, no nos representa y no estamos dispuestos a aceptarla.

¿Por qué optar por la cuesta arriba de una candidatura independiente a una diputación?

Cuando lo hemos discutido y planteamos cómo queríamos hacer política, quedó claro que no estábamos buscando chamba. Yo no quiero llegar a esa curul a como dé lugar, ni por los privilegios que me significaría, en los términos en que un diputado es visto en el imaginario colectivo. Porque si fuera así, habría aceptado las invitaciones que me hicieron casi todos los partidos para ser su candidato.

Sin embargo, el hacer una candidatura independiente, el irrumpir en la elección, el salir a la calle durante estos 30 días a platicar con la gente, el demostrarles que no se necesitan millones de pesos para hacer una campaña política, es un proceso de construcción de ciudadanía. Eso es a lo que estamos apostando, no a que yo llegue a una silla y pueda votar a favor o en contra de una serie de legislaciones que hagan otros partidos. Si te fijas, este es un cartón reciclado (muestra un rótulo sobre un cartón corrugado), es lo único que tenemos como parafernalia en esta campaña. En el quinto día de actividad habíamos gastado no más de 500 pesos en comprar pintura.

 Alguien nos dijo: es que son bien hipsters. Pero esto no es ser hipster: es demostrar que cuando verdaderamente sales a la calle a tratar de convencer, lo único que necesitas es un costal de ideas, a diferencia de los partidos que están muy involucrados en su proceso interno, viendo cómo se reparten el pastel, cómo le hacen para evitar la fractura, para hacer cicatrización y todo ese tipo de cosas, haciendo todo, menos conectar con la ciudadanía. Creo que si me hubieras preguntado esto hace cinco días, cuando no había tenido esta experiencia en la calle, mi respuesta hubiera sido similar, pero no con tanta claridad.

La gente está cansada de los partidos políticos. En ese sentido, nosotros los independientes tenemos una responsabilidad doble, porque por una parte, se trata de construir una alternativa y lograr la vigencia en este proceso electoral. Pero también apostar a que si queremos llegar por la vía independiente, no es porque no creamos en los partidos políticos como institución, sino porque los que existen no nos representan, y queremos apostarle a lo legislativo para hacer, desde lo independiente, una agenda que rescate a los partidos políticos. Tampoco podemos esperar tener un Congreso y alcaldías llenos de independientes, porque al final de cuentas, seguimos pagando a los partidos. Lo que debemos hacer es plantear en su momento –porque ahorita no podemos, por mandato de ley- las propuestas pertinentes para recuperar a nuestros partidos políticos. Porque son nuestros.

-Los partidos políticos que están buscando posiciones administrativas y legislativas tienen su proceso de afiliación y por lo mismo, en los hechos, casi una cartilla de privilegios que se van adquiriendo como consecuencia de la membresía, incluso al punto de un puesto burocrático. ¿Qué sucede con una circunstancia ciudadana, en la que ni se han ido cubriendo todos esos escalafones ni hay ese premio que ofrecer? ¿Por qué un ciudadano tendría que decidir que otro ciudadano, otro simple mortal, es digno de ser considerado para respaldarlo en sus intenciones de llegar, en este caso, a un puesto de legislador?

La política es la vía que tenemos todos para llevar a buen puerto nuestros intereses. Estar en la vida pública es como ese ejercicio que todos hacemos todo el tiempo, incluso sin saberlo. Desafortunadamente en nuestro país, y yo diría que a nivel internacional, hay una crisis en los instrumentos políticos, pues se han desvirtuado, principalmente por la corrupción. Los procesos burocráticos, los ríos de dinero, han hecho del ejercicio político –que no de la política- una manera de vivir con bastantes privilegios.

A pesar que de que hoy el ejercicio político de nuestro país está secuestrado por partidos políticos, por grupos sindicales, por estructuras corporativas que hacen política a partir del incentivo económico, eso no quiere decir que el resto de ciudadanos dejemos de ser políticos y de querer ver nuestros intereses en la agenda pública, o dejemos de querer transformar nuestro entorno o de soñar con un espacio mejor. Sin embargo, quienes tenemos este interés y tenemos alguna postura ética, no estamos haciéndolo por el interés económico; hay muchísima gente a la que le interesa, que quiere participar, pero que no se quiere acercar a un partido político porque al final de cuentas, en ellos puedes tener un buen salario, puedes tener acceso a una serie de privilegios, pero difícilmente vas a tener acceso a la mesa donde se toman las decisiones. Eso lo veo con aquellos otros jóvenes que deciden empezar su camino político en los partidos: son ellos a quienes mandan al grupo de avanzada, a lquienes recurren para que aplaudan en los eventos, pero difícilmente los verás sentados en la mesa de decisiones.

En este ejercicio habemos jóvenes y gente de todas las edades. Es un ejercicio colectivo, que yo estoy encabezando porque alguien lo debe hacer, pero tomamos las decisiones en conjunto y hemos ido integrando y sumando voces. Por ejemplo, el 20 de enero tendremos un festival con varios artistas de la escena local que están apostando a hacer política desde esa trinchera. Grupos a los que tal vez los partidos políticos nunca se han acercado porque no les generan un beneficio económico, están encontrando en nosotros una alternativa para hacer política, y creo que el tema del interés económico sale sobrando cuando las necesidades son reales.

Joven e independiente, ¿qué les dice eso a las personas? ¿Cómo lo han recibido?

El recibimiento ha sido muchísimo mejor de lo que yo me hubiera imaginado. Sabía que lo independiente –por la coyuntura política del momento- generaba simpatía, también que el tema de los jóvenes y de millennials genera simpatía, pero nunca me hubiera esperado que en un distrito electoral, como el tres, estigmatizado como el más panista, el más conservador, el “no te metas a esa zona porque es una causa perdida”, nos están recibiendo con los brazos abiertos, porque todos entendemos que la política en Guanajuato necesita una bocanada de aire fresco.

Hay un dato que a todo el mundo le llama la atención cuando lo compartimos: El PAN Guanajuato tiene gobernando más tiempo del que yo tengo vivo. Y no sólo se trata de que un partido esté gobernando: la misma camarilla que en su momento era la oposición, y se antes se debió enfrentar ante puertas cerradas, etc., los mismos nombres y apellidos, las mismas personas, son quienes están hoy en la mesa. Hasta hace unos días, Carlos Medina Plascencia era posible candidato a gobernador y, todos los que están buscando aparecer en la boleta han tenido no uno sino varios cargos públicos en el mismo partido, en estos últimos 28 años.

Ellos, como mencionaba, no están sentando en la mesa a los jóvenes ni a otros grupos de la sociedad que tienen interés; ya conformaron una élite, ya son un grupo, ya hay fracciones, ya cayeron en todo lo que ellos mismos criticaban del PRI o de otros partidos. Concretamente, el otro día alguien contaba una anécdota de cómo en su momento, el PRI no dejaba entrar a Fox a la Universidad de Guanajuato y a otros espacios, y tuvieron que pensar en otra estrategia para entonces sí poder posicionarlo. Ahora es el PAN el que no nos deja entrar en algunos espacios.

¿Qué espacios están complicándoseles?

Mira, creo que tampoco hemos entendido que esto de buscar las las candidaturas independientes, es nuevo, lo vital que son para nosotros estos 30 días, y lo vital que es para nuestra democracia que gente como nosotros u otros proyectos aparezcan en la boleta. Que alguien firme por nosotros, que alguien nos deje entrar a una universidad, que nos dejen dialogar con alguna cámara empresarial, no significa que nos están apoyando; no es un endorsement (aprobación), como le llaman en inglés. Simplemente sería actuar como demócratas, a favor de que en la democracia haya más pluralidad de voces; pero eso no lo entienden.

Estamos acostumbrados a esta política de la foto, de unos en contra de otros, no del diálogo con todos. Muchos nos dicen: cuando seas candidato y podamos invitarte a ti al evento, como invitamos a los demás, entonces vienes, con muchísimo gusto, pero ahorita no te puedo abrir las puertas porque entonces no habría igualdad de condiciones con los partidos. Disculpa… ¿Igualdad de condiciones? Yo no tengo dinero público, esta candidatura a nadie le está costando un peso; no estamos en igualdad de condiciones con los partidos, porque ellos no necesitan juntar una sola firma para llegar a la boleta de las elecciones. En su momento lo para hicieron obtener su registro, pero hoy tienen todo el financiamiento para que en días de campaña puedan inundar la ciudad de publicidad innecesaria: espectaculares, tiempo aire en medios, etcétera.

Los partidos en este momento tienen tiempo aire para su precampaña; nosotros no lo tenemos, ni presupuesto público para operar. Sólo tenemos 30 días, es lo único que nos da la Ley, 30 días, para obtener 5 mil 400 firmas y así ganarnos el derecho de aparecer en la boleta electoral.

Y ellos, como no quieren manchar sus manos o tensar sus relaciones con el poder, deciden dejarnos que hagamos nuestras cosas en la banqueta, y sólo si logramos llegar al siguiente paso, entonces, en un evento en igualdad de condiciones, podremos estar con los partidos.

¿Quiénes, qué instituciones, qué empresas, qué dependencias están cerrando las puertas en este momento?

En algunas cámaras, algunas universidades, algunos medios de comunicación, es una respuesta recurrente. Nadie ha sido grosero con nosotros, pero entendemos que tengan temor de perder algunos contratos, de perder aquello de lo que se ven beneficiados gracias a lo costosa que es nuestra democracia.

Sin embargo, a nosotros que estamos aquí, construyendo una alternativa fresca, distinta, y que tenemos por delante todo un camino cuesta arriba, no se nos tiende una mano para cubrir con más facilidad esta meta de las 5,400 firmas. En los próximos días estaremos retando a actores políticos que se declaran a favor de la democracia para que nos apoyen con sus firmas porque, si son reales sus discursos sobre pluralidad, democracia, parlamento abierto, etcétera, no tendrían por qué no firmar por una opción como nosotros.

Porque además no te están dando su voto, sólo están abriendo la oportunidad para que te registres como candidato.

Quienes firmen por nosotros en este momento para obtener el registro, pueden votar en las elecciones por quienes ellos quieran. Esta firma es para afirmar que estamos a favor de una democracia donde haya más voces, y no una donde se llegue con candidatos de una unidad, donde el diálogo es muy pobre, donde la competencia es tan pan comido para el PAN, que ni siquiera es necesario poner a los mejores perfiles, sino a quienes mejor sirven para los intereses de algunos.

Yo no estoy buscando chamba; no quiero necesariamente estar sentado en esa curul y tener los privilegios que implica. Claro que me encantaría poder aportar desde el Congreso, porque creo que debemos rescatarlo. Lo que quiero, es que podamos elevar la calidad del debate, es que los políticos tradicionales tengan frente a ellos a uno de nosotros, las personas comunes a quienes no han querido escuchar con anterioridad, y tengan que darnos respuestas.

Tengo más de un año en organismos de la sociedad civil locales, para los que no he visto apertura. Uno de ellos fue la Mesa Ciudadana de Seguridad y Justicia, donde la historia ya es conocida. Nada se concretó porque sí querían la foto, y dictar el guión de la rueda de prensa, pero no querían comprometerse con las agendas. Después de eso, y como consecuencia de algunas relaciones construidas en la mesa y otros espacios, planteamos la red “Sin Voto No Hay Dinero”. Como cabildero, una figura promovida principalmente por Éctor Jaime, me registré, presenté propuestas sobre las elecciones del Fiscal Anticorrupción y Fiscal General, incluso antes de ser emitida la convocatoria, y no ha habido respuesta a través de los mecanismos que ellos han planteado para que nosotros los ciudadanos participemos. Y no vamos a recibir respuestas, por lo que nos orillan a construir una candidatura independiente, a ponerle pausa a todo, a nuestra vida privada, nuestra chamba, para salir a la calle y aventar todo en 30 días, y ver si logramos juntar esas firmas para que estén obligados por ley a debatir con nosotros.

Además de ser joven e independiente… ¿por qué tendrían que apoyar tu registro y luego, por qué darte un voto?

Nosotros estamos aquí por elevar la calidad de nuestra democracia, elevar las condiciones democráticas de un estado donde la alternancia es nada más un concepto de teoría. No podemos dar en este momento propuestas; lo que sí puedo hacer es comprometerme como persona.

En el inicio de esta campaña, antes de salir a buscar la primera firma en la mañana, en una rueda de prensa, establecí mis compromisos públicos. A grandes rasgos, a lo que me comprometo, lo dividimos en tres periodos. En este periodo de recolección de firmas, si las juntáramos en campaña, y si fuera diputado en el Congreso, son los que vale la pena rescatar.

Si yo fuera diputado, renunciaría a un porcentaje de mi sueldo para invertirlo en proyectos que incentiven la participación ciudadana, que me parece fundamental. Independientemente de eso, haría o buscaría demostrar que lo que ellos llaman Transparencia y Rendición de Cuentas no es más que una gran simulación.

Justo en redes sociales entraba en debate con un joven muy panista que me decía: “todo eso a lo que te estás comprometiendo ya está en la Ley”. Se nota que ni siquiera conoce la ley. Un informe de actividades anual que cuesta millones de pesos, para el que sólo son enviadas invitaciones a los militantes y a los medios de comunicación, para mí no es un acto de rendición de cuentas. Para mí, rendición de cuentas es ver a mi diputado en el parque de mi colonia, en la cochera de una de mis vecinas que lo invitó, explicándoles qué es lo que está haciendo, y sin haber gastado un peso en dar esa información.

Concretamente, me comprometo a que no haría un informe de actividades como lo hacen ellos, sino tendría una agenda permanente de rendición de cuentas en el distrito. Haría público el sentido de mis votos: “ya votaste por mí, ya llegué, pero ahí no se acaba el vínculo entre tú ciudadano y yo, representante tuyo en ese momento”.

Yo debo explicar permanentemente qué estoy haciendo en el Congreso, y eso es algo que ellos no hacen. Al contrario, cuando se les pregunta, no dan respuestas: ¿Por qué avalaste al Fiscal Carnal? O en lo federal, ¿por qué la Ley de Seguridad Interior? Para cualquiera de esas decisiones, por cualquier punto de acuerdo o que por decisión presidencial sale aprobada en el Congreso, yo expondría el sentido de mis votos en mi página web.

También sería pública mi agenda de reuniones. Aún más allá, llevaríamos la transparencia a otro nivel: la gente sabría que si yo estoy viviendo esos tres años del erario público, que todos pagamos con nuestros impuestos, entonces tendría que explicar con quién comí, a quién invité a mi oficina; no tengo por qué esconder eso.

En este momento aceptamos las invitaciones al diálogo con todos; estoy convencido de que nuestra democracia necesita diálogos largos y tendidos, entre iguales y entre distintos. Entonces, si en los próximos días me ven sentado con alguien de un partido, seguro van a empezar a especular: “Andrés ya se va a ir a los partidos políticos”. Pero no: yo lo hice público. Si alguien me invita a dialogar hoy, así sea diputado y lo que venga en mi carrera, ese es un valor principal en la democracia, que creo que hemos perdido; inclusive vemos dialogando a dos, y ya es tema de especulación, e inclusive hacen que no queramos saber de ellos.

En cuanto al tema de la participación ciudadana: he experimentado que no hay un vínculo entre unos y otros. Más allá de exclamar que “no nos escuchan”, me parece muy lamentable, porque creo que en la ciudadanía organizada y no organizada existe una inteligencia colectiva, que no están aprovechando quienes nos representan.

En el tema de seguridad por ejemplo: si tú vas a la colonia, notarás que quienes viven ahí saben exactamente qué focos no prenden, en qué banqueta no se le ha cortado el pasto, quiénes son los asaltantes, dónde viven, qué coche usan. Esa información, que tal vez al C4 o a la corporación policiaca le cuesta meses obtener, la gente de la colonia la sabe. S hubiera un vínculo sólido entre sociedad civil o ciudadanía no organizada y representantes, estarían resueltos muchísimos de los problemas que hoy aquejan a la ciudad.

Existen comités de colonos…

Basta con darse una vuelta a las colonias, para saber que los vecinos de muchas colonias están muy molestos porque los comités de colonos fueron removidos para generar unos nuevos, de Impulso Social. Los partidos que gobiernan con una óptica electorera, y que están ahí para mantener privilegios, seguir viviendo del erario y mantener el negocio, han echado a perder los pocos espacios de participación ciudadana que tenemos, llámense consejos de participación o comités de colonos.

Hay comités de colonos a los que hemos querido llegar, y la respuesta es: “¡Ah no, nosotros somos panistas!” Creo que tampoco se necesita hacer una investigación tan profunda, para darse cuenta de que quienes están en el gobierno, han echado a andar esos pequeños espacios de participación para convertirlos en estructura electoral. Eso es lamentable; no apuesta a rescatar la inteligencia colectiva. Más allá de darles esa función, se podría plantear recuperarlos como están haciendo en otros países como los círculos en España, o los concejos de participación en Brasil, donde no sólo se les consulta: se les pone un espacio de decisión a los ciudadanos. En el caso concreto de Brasil, llegan con una temática específica y les dan un presupuesto a ejercer, y ellos toman las decisiones sobre la colonia.

¿Desde una candidatura, desde una diputación, se lograría impulsar este tipo de formas de participación?

Desde una candidatura independiente al Congreso, sin caer por ahora en hacer la propuesta, te comento que puede redireccionar el presupuesto. Por ejemplo, en el caso de la seguridad, el Gobierno del Estado dio un manotazo a los presupuestos de seguridad de la policía para construir un cuartel militar en Irapuato. Entonces, lo que se pudo invertir para generar mecanismos de participación y tejer un vínculo entre ciudadanos y Policía, no se está haciendo, porque se está apostando por la militarización del estado.

En ese debate el mío sería uno de 36 votos, pero sí puedo salir con los ciudadanos a pedirles el respaldo, sí podemos generar el ruido necesario para llevar la agenda hacia donde queramos que vaya. Por una parte, podemos afianzar o tocar los botones necesarios para configurar un presupuesto que vaya más encaminado a verdaderamente solucionar las broncas de los ciudadanos y a evitar una estructura clientelar. Por el otro lado, desde el Congreso podemos exigir una rendición de cuentas plena.

El Congreso debería de ser el contrapeso del Ejecutivo, y hoy por hoy tenemos un “Congreso Carnal”, que más allá de auditar, más allá de exigir cuentas, más allá de cualquier cosa, lo único que hace es validar constantemente cosas como el Programa Escudo, como la elección del Fiscal Carnal, y no un Congreso desde donde se estén explayando los argumentos.

Basta sintonizar el Canal del Congreso para ver que el día a día de nuestra Cámara no es un espacio donde el debate sea intenso y ni los argumentos sólidos.

¿Qué propones para que la gente busque apoyar tu registro de manera clara y precisa?

De estar en la boleta, me comprometo a escuchar a quienes no han sido escuchados por los partidos políticos, para plantear una agenda en las elecciones que sea de los ciudadanos, y no de los intereses de un partido político.

Si llegara al Congreso, me comprometo a ser un par de ojos y una boca de los ciudadanos, en un espacio que en teoría es de nosotros, pero que hoy está secuestrado. Así de concreto.