Champions 2025 [II]: Misiones, la vuelta de los cuartos
Grandes partidos de un par de locales que dieron todo pero no les alcanzó para la remontada frente a dos de los favoritos del torneo, mientras que el campeón vigente ha dejado el título para cambiar de manos y, en la serie más equilibrada, cayó otro de los gigantes de Europa. Misiones de diversa envergadura que terminaron siendo imposibles de cumplir: los partidos iniciales terminaron siendo definitivos.
MISIÓN IMPOSIBLE
Que el Borussia Dortmund decidió aceptar, no obstante la abultada desventaja ante el Barcelona, tanto en el global (0-4) como en el funcionamiento visto en el anterior partido: impulsados por el fantástico público que los acompaña, los de amarillo salieron con plena confianza en sí mismos y dominaron los primeros minutos, incluyendo una pronta opción apenas a los cinco minutos de juego que precedió al penal cometido por una salida imprudente del arquero polaco Szczesny, cobrado con el elegancia por el guineano Guirassy al 11’, mientras que el cuadro catalán seguía en plan displicente, sólo generando un poco al frente hasta alrededor de la media hora de juego. Tras algunas escapadas que al final eran pilladas en fuera de lugar, Adeyemi generó un par de llegadas más y Koundé del otro lado pero la definición no terminó por ser acertada. La distancia todavía era larga pero los BVB estaban en lo suyo.
Muy pronto en la segunda mitad los vestidos de abeja generaron peligro pero el arquero polaco salvó en dos ocasiones, aunque en el siguiente tiro de esquina, el guineano anotó su segundo gol con prácticamente todo el complemento por delante: la esperanza se encendió pero rápidamente palideció por un autogol de Bensebaini a centro de Fermín que puso la clasificación otra vez en un lugar lejano, si bien los abejorros no dejaron de mover las alas y el partido se abrió con arribos en ambas porterías hasta que Duranville luchó para enviar un servicio al área mal rechazado por Araujo y aprovechado por Guriassy para convertir el tercero personal y del equipo, colocándose como líder goleador del certamen al momento. Los 20 minutos restantes vieron todavía un gol anulado del local y alguna llegada blaugrana pero el marcador quedó 3-1: despedido en medio de aplausos, el Borussia entregó una dignísima despedida de un torneo memorable para su causa.
MISIÓN (CASI) IMPOSIBLE
Impulsados por la entusiasta grada, el Aston Villa saltó al campo con la motivación que da la sensación de no tener mucho que perder pero con posibilidades de ganar: un primer aviso en tiro de esquina al segundo minuto de juego y presión alta hasta que en un contragolpe al 11’, el Dibu cedió rebote y Hakimi, tras imponente recorrido, se encargó de anotar el cuarto global para la causa del Paris Saint-Germain. Mantuvieron el ánimo los villanos y Rogers estuvo cerca, pero en otro contragolpe, los parisinos avanzaron en superioridad numérica y Mendes se encargó de concretar el segundo al 27’: los laterales como anotadores. A pesar de que los comentaristas daban por finiquitado el trámite, Tielemans puso a los suyos en el marcador aprovechando un desvío al 34’ para acercar al cuadro inglés y, sobre todo, renovar los ánimos en la cancha y en la tribuna, después de un doblete que hubiera dejado en la lona a muchos equipos.
Ya en la segunda mitad, pasados los 50 minutos de tiempo corrido, los anfitriones avisaron que lo iban a seguir intentando con todo lo que tuvieran en corazones y botines, confirmado por los goles de Mcguinn al 55’, con disparo desde fuera del área, y de Konsa, dos minutos después gracias a gran jugada de Rashford, quien ya había mandado un enfático mensaje desviado por el gigante arquero italiano. La eliminatoria se colocó en el territorio del drama, justo para ver si la remontada servía para al menos empatar en el global, tras levantarse de la lona con plena autoconfianza, empuje propio y de la fanaticada, nunca bajando cánticos y brazos. Fue entonces que Donnarumma levantó la mano desde el arco por su desconcertado equipo y salvó dos claras de gol para que los suyos retomaran un poco la tranquilidad e incluso pusieran a trabajar a Martínez del otro lado, aunque los de casa todavía tuvieron un remate de cabeza abanicado y un disparo salvado en urgencia para emparejar el global: gran partido y participación del Aston Villa, elevando la emoción hasta estas instancias.
MISIÓN ACOSTUMBRADA
Con homenaje a Vargas Llosa y Beenhacker, salió a presionar el equipo del Real Madrid, buscando mantener su corona más allá de esta ronda, a pesar de la sacudida londinense. El Arsenal se presentó calculador y pronto Saka lanzó un par de peligrosos disparos mucho mejor ejecutados que el penal, detectado por el VAR, al fin desviado por Curtois al 13’, desperdiciando la oportunidad de mandar al frente a su conjunto y aumentar el global. Parecí que los de casa podían despertar ante esta jugada pero no pasó mucho, salvo un disparo de Lucas Vázquez, un penal que señaló el árbitro pero que valientemente rectificó, sin que el Bernabeu le pesara un gramo (qué dirán los conspiranoicos del arbitraje “comprado” por el Madrid). Algún disparo de Mbappé, lucha en medio campo de Bellingham, pleitos callejeros de Rüdiger y un par de aproximaciones de la visita transcurrieron durante una decepcionante primera mitad.
Se esperaba algún tipo de memoria épica o al menos reacción simbólica del cuadro Merengue pero seguían predominando los pelotazos largos y los centros al área sin mucho sentido del peligro, a diferencia del remate de Merino que pasó cerca. Vinieron los cambios con media hora por jugarse y apareció Saka para sacarse la astilla y en buena combinación, vencer al arquero belga al 64’, sólo para confirmar la superioridad del equipo inglés en táctica y funcionamiento, si bien dos minutos después, Vinícius, de flojo desempeño, aprovechó un error en la salida y emparejó el encuentro, encendiendo una última vela cuya llama se fue extinguiendo de nada, sin mayor intento por mantenerla prendida por parte de un extrañamente derrotado cuadro madridista, que ya en el añadido recibió el segundo gol en contra vía Martinelli en fugaz contraataque, dejando el 1-2 definitivo y logrando vencer al campeón en los dos partidos disputados. La tarea del Real Madrid será replantearse el futuro próximo, quizá con cambios drásticos.
MISIÓN INTRIGANTE
Sin la menor consideración por el estadio San Siro, el rival y la desventaja, el Bayern Munich empezó a presionar desde el inicio y antes de los diez minutos ya había generado peligro, mientras que el Inter de Milán aguardaba y soltaba el latigazo a la primera oportunidad. Con el paso de los minutos, el cuadro teutón mantenía mayor posesión y presencia en el arco rival pero sin lograr generar mayor inquietud entre los de casa, quienes poco a poco buscaban más la pelota y tratar de proteger su ventaja global con base en posesiones un poco más largas, incluyendo un acercamiento poco antes de la media hora por parte de Thuram y un disparo de Calhanoglu que vió pasar la escuadra a escasa distancia. El cuarto de hora final se escurrió entre reacomodos por parte de ambos equipos, ya en desarrollo muy equilibrado, y la mira puesta en el definitivo complemento aún con sólo un gol de diferencia.
Los comandados por Kompany sabían que el tiempo ya empezaba a jugar en su contra, por lo que para el complemento volvieron a su disposición inicial; después de un peligroso centro que resolvió su arquero, Kane se encargó de abrir el marcador al 52’ con disparo raso cruzado sobre la marca de Dimarco y así emparejar el global a dos tantos. El partido se abrió de lado a lado: una buena acción del meta Urbig y una llegada de Müller, antecedieron al gol de Lautaro en mortal contrarremate al 59’ y Pavard, tres minutos después y tras un previo aviso, puso el segundo para los de casa con la cabeza, ampliando la ventaja global a dos goles con media hora por jugarse. Pero el espíritu de los grandes equipos no se inmuta: Dier metió cabezazo sin ángulo para el 2-2 y dejar la angustia viva para el cuarto de hora final que controló con el reconocido oficio el equipo italiano, más allá de un par de opciones de un Bayern Munich que se despide del certamen en forma prematura, según sus propias expectativas.