Futbol • Copa América [IX], el cierre • Fernando Cuevas

Concluyó una polémica edición del torneo de naciones americanas, marcada por las diversas quejas hacia los organizadores de CONMEBOL, sobre todo, y del país anfitrión, entre las que se mencionaron canchas improvisadas, sitios de entrenamiento inadecuados y una seguridad que fue desbordada en algunos partidos, incluyendo la final, cuyo inicio tuvo que ser pospuesto por la dificultad para el acceso al estadio de los Delfines de Miami por parte del respetable, que después de todo no generó más problemas de los que se pudieron haber generado.
POR EL TERCER PUESTO
El conjunto de Canadá, digno representante de la CONCACAF, cerró su participación en el torneo continental para buscar el tercer puesto. Enfrente, una dolida selección de Uruguay, que estaba para la final. Con la molestia de cumplir un requisito o mirado como una oportunidad más de jugar, según el equipo que se trate, este partido siempre ha estado en cuestionamiento. Como sea, acá se disputó de manera responsable y entregada por parte de ambos equipos, despidiéndose de manera digna del certamen. Primero fue Betancur el que metió la pelota en el arco tras recibir un cabezazo derivado de un tiro de esquina, poco antes de los diez minutos. Los canadienses empezaron a reaccionar a partir del 20’ y poco después, Koné aprovechó una pelota también de un córner para meter el empate con una media chilena y tomar confianza para acercarse un par de veces más, en tanto a los sudamericanos les anularon un gol al límite.
Tras varios movimientos para la segunda parte, las acciones entraron en un territorio dominado por los cortes de circuitos y faltas, hasta que a partir del 60’ se empezaron a presentar algunas acciones de riesgo en ambas puertas, si bien eran los norteamericanos quienes mostraban mayor ímpetu por ir al frente, hasta que al 80’, David terminó por empujar la pelota para adelantar a los suyos y acercarse al tercer puesto de la competencia. Pero entonces surgió la figura legendaria de Luis Suárez, quien había ingresado en el complemento, para primero avisar y después concretar el gol del empate pasados los noventa minutos de juego, aprovechando un servicio de Giménez. De ahí nos fuimos a los penales que terminaron siendo favorables a Uruguay, selección que promete buenas actuaciones, aunque aquí se esperaba que estuvieran en la final; por su parte, Canadá cumple un gran torneo en función de sus posibilidades y se declara lista para lo que venga de aquí al Mundial 2026.
POR EL TÍTULO: RENOVAR O MORIR
Argentina buscaba se decimosexto título del certamen para colocarse a la cabeza de la historia y, de paso, refrendar su estatus de campeón conseguido en medio de la pandemia, hace tres años. Colombia, que había exhibido quizá el mejor fútbol del torneo, iba en pos de su segundo campeonato, después de derrotar a México en el 2001. Y el desarrollo de las acciones, salvo una llegada prematura de Álvarez, empezó siendo suyo, teniendo la pelota y triangulando con plasticidad, aprovechando también la estrategia de la pelota parada, en la que se habían distinguido en los juegos previos. Córdoba envió un balón al poste, además de estar amenazando con unos cabezazos que se sumaban a otros disparos que no lograron mover el marcador. Los argentinos no parecían muy preocupados y de pronto Di María y Messi se acordaban de tocar la puerta de enfrente y el juego se fue equilibrando con la acostumbrada energía pampera para pelear cada pelota.
La segunda parte arrancó con una albiceleste un poco más adelantada, tras verse superada en funcionamiento aunque no en el marcador, como el que intentó modificar el colombiano Arias con disparo cercano, apenas cuando se reanudaba el partido después de un prolongado medio tiempo por la participación de Shakira. Ante la salida de Messi entre lágrimas por lesión, cabía la posibilidad de un bajón afectivo para los campeones del mundo: pero fue cuando Di María tomó la pelota y empezó a indicar el camino que se debía tomar, fungiendo como motor del equipo, en tanto las oportunidades seguían apareciendo pero cada vez con menos continuidad, incluyendo un par de jugadas dudosas en sendas áreas que pudieron marcarse como penal.
En los tiempos complementarios, con todo el cansancio del torneo y el partido a cuestas, los dos equipos fueron ajustando espacios y hombres: vimos la entrada de Quintero para que nos regalara unas bellas pinceladas que pudieron trascender más en la portería rival, así como las batidas de los centrales, y la entrega a tope de laterales y centrocampistas de los dos conjuntos, tanto de los recién ingresados como de los que ya traían un buen kilometraje encima. Parecía que en este duelo de ambición y resistencia física y mental, los argentinos empezaban a imponerse y en una jugada recuperada de Paredes, construyeron un brillante triángulo para que la pelota le quedara a Lautaro, que entró de cambio, y definiera para anotar el tanto del campeonato.
Colombia realizó un magnífico torneo y el futuro luce prometedor: podrá aprender a dar estos últimos pasos que le cuestan trabajo, aún. Por su parte, el equipo argentino confirmó su pasta de campeón a pesar de no estar a la altura del Mundial anterior y jugando la parte decisiva del encuentro sin su referente principal, que además es el mejor jugador del siglo XXI; por si fuera poco, se despidió el gigantesco extremo llamado Ángel Di María, de brillante trayectoria, siempre con el compañerismo como forma de juego y manifestando respeto y empatía hacia el rival, cual base para competir. Los dos técnicos argentinos que disputaron el cetro han logrado hacer una gran labor con sus selecciones, convirtiéndolas en equipos integrados y comprometidos con la camiseta.