Futbol • Liguilla Apertura 2024 [IV]: La final • Fernando Cuevas

En el estadio Cuauhtémoc del Puebla, el América saltó al campo con las líneas un poco más adelantadas que en partidos anteriores, acaso buscando mandar un mensaje al Monterrey en el juego definitivo, conjunto que a su vez empezó también con disposición para tener la pelota. Una prematura mala noticia fue la lesión de Ocampos, jugador clave de los norteños, apenas al inicio del partido; no obstante, los visitantes siguieron en lo suyo y generaron peligro pasados los diez minutos en un tiro de esquina que se convirtió en pinball. Respondió el cuadro capitalino con incursión de Álvarez que tras un túnel quedó frente al portero pero voló la pelota.
El juego cayó en una fase de tenso equilibrio hasta que Canales tomó la pelota al 35’ y se animó desde fuera del área para mandar la pelota a sacudir las redes con sólido y bien colocado disparo. La emoción duró poco para los Rayados porque Álvarez, ahora sí, empujó el balón al fondo de la portería cuatro minutos después para emparejar los cartones, gracias a una gran jugada que inició con preciso pase filtrado de Fidalgo. Ambos goles tuvieron su dosis de discusión: una falta previa en el del Monterrey y un fuera de lugar en el del América: incluso al final de la primera mitad, hubo otra jugada polémica que pudo marcarse como penal en favor de los de amarillo.
Para la segunda mitad salieron con todo los locales administrativos y Zendejas los mandó al frente aprovechando un gran servicio de Fidalgo cuando apenas transcurrían cuatro minutos: entonces se presentaron tres opciones claras para aumentar el marcador en un lapso breve, pero la figura del arquero Cárdenas se volvió fundamental para mantener la distancia de un solo gol. A falta de media hora, la visita logró disminuir la presión americanista y al menos empujó el juego hacia el medio campo, sin generar mayor peligro arriba pero ya no sobreviviendo apenas en zona baja. Todavía hacia el final, Fidalgo, otra vez, tuvo una gran oportunidad pero nuevamente el arquero rayado desvió el disparo.
El partido de vuelta en el Gigante de Acero empezó como se esperaba: un Monterrey con intenciones de emparejar el global, mostradas en un remate de cabeza al inicio, y un América a la expectativa, analizando el parado del rival para actuar en consecuencia. De hecho, a partir de los diez minutos, tomaron el control de las acciones ante unos anfitriones que se fueron extraviando en el terreno de juego, en particular el medio campo. Zendejas mandó un primer mensaje contundente, seguido de un gol anulado hasta que al 24’, Sánchez culminó una lucidora jugada con supremo disparo desde fuera del área para anotar el primero del partido y continuar, de paso, su racha de golazos.
Fue un golpe duro para los Rayados, de por sí desencanchados, que intentaban reaccionar teniendo un poco más el esférico, pero apenas lograron tener una aproximación más o menos riesgosa, mientras que la visita generaba alguna más para aumentar la ventaja, sin mostrar apuro de ninguna forma, más allá de que Martin tuvo que salir del partido hacia el final de la primera parte, sustituido por Aguirre. Al momento, el cuadro capitalino emprendía el vuelo sin mayores turbulencias para conquistar su tercer título consecutivo, en tanto los neoleoneses no plantaban cara la derrota.
En los primeros quince minutos del complemento, los anfitriones mostraron una mayor convicción y al menos lograron inquietar el arco americanista con un par de remates que se quedaron cerca de subir al marcador, mientras que la visita se plantaba más atrás que en la primera mitad. Pasado el tiempo, otra vez la antigua Pandilla se empezó a sentir en callejones sin salida, carente de ideas hacia delante, a pesar de tener la posesión de la pelota. El tiempo avanzaba en favor de los de Coapa. Los cambios al 70’ le dieron un poco de movilidad al Monterrey, que por fin volvió a generar una llegada, rápidamente respondida por Aguirre que resolvió Cárdenas.
No se veía por dónde pudiera cobrar vida esta inerte final de infructuosa y repetitiva insistencia rayada, hasta que en el 85’, Rojas encontró el espacio y tiró por fin con rumbo definido para anotar el primero de los de casa, que ahora iban por uno más para el alargue: cerca estuvieron de conseguirlo, incluso dejando una pelota en el travesaño y metiendo más presión que lo que habían hecho durante todos los minutos restantes. Al final no lo consiguieron pero al menos fueron derrotados tras cierta resistencia, tras un desarrollo decepcionante en la mayor parte del partido. El América se convierte así en el primer equipo que logra un tricampeonato en la era de los torneos cortos, justo cuando se esperaba poco de ellos después del mediocre desempeño que tuvieron a lo largo de la campaña.