viernes. 19.04.2024
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VIBORERO

Confesiones del estafador

Ésta es probablemente la novela más juvenil jamás escrita por un anciano, el más perfecto ejemplo de la ironía que caracteriza buena parte de la obra de Thomas Mann, quien se sitúa aquí en la estela de Cervantes y Stendhal para ofrecernos la que sin duda es la novela picaresca más importante del siglo XX. Parodiando las novelas de aprendizaje, tan arraigadas en la tradición literaria alemana, estas “confesiones” nos conducen por todas las etapas de una vida cuyo propósito explícito es convertirse en una obra de arte. A tenor de esta concepción estética de la vida, las trampas, los robos y las imposturas acaban no sólo por justificarse, sino incluso por constituir un estilo de vida de moralidad irreprochable.

Thomas Mann (1875-1955), sin duda uno de los autores más señeros de la literatura alemana de todos los tiempos, escribió entre otras obras, Los Buddenbrook (1900), Tonio Kröger (1903), La montaña mágica (1924) y un buen número de relatos recogidos en Cuentos completos (Edhasa, 2010)

CLos años de peregrinación del chico sin coloruando Tsukuru Tazaki era adolescente, se sentaba durante horas en las estaciones para ver pasar los trenes. Ahora, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y construye estaciones de ferrocarril y que lleva una vida tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, una mujer por la que se siente atraído, empieza a plantearse cuestiones que creía definitivamente zanjadas. Entre otras, un traumático episodio de su juventud: cuando iba a la universidad, el que fue su grupo de amigos desde la adolescencia cortó bruscamente, sin dar explicaciones, toda relación con él, y la experiencia fue tan dolorosa que Tsukuru incluso acarició la idea del suicidio. Ahora, dieciséis años después, quizá logré averiguar qué sucedió exactamente. Ecos del pasado y del presente, pianistas capaces de predecir la muerte y de ver el color de las personas, manos de seis dedos, sueños perturbadores, muchachas frágiles y muertes que suscitan interrogantes componen el paisaje, pautado por las notas de Los años de peregrinación de Liszt, por el que Susuku viajará en busca de sentimientos largo tiempo ocultos. Decididamente, le ha llegado la hora de subirse al tren.

Pedro Lemebel | La esquina es mi corazónPedro Lemebel es un fenómeno de la literatura latinoamericana de este tiempo.
A Lemebel le ponen sitio las miradas (las lecturas) de la admiración, el morbo, el regocijo de los ‘turistas de lo inconveniente’, la extrañeza, la solidaridad, la normalidad de los que están al tanto de la globalización cultural, ésa que para los gays se inició dramáticamente con los juicios de Oscar Wilde en 1895 y jubilosa y organizativamente con la revuelta de Stonewell en 1969.
“En cada uno de sus textos, el escritor se arriesga en el filo de la navaja entre el exceso gratuito y la cursilería y la genuina prosa poética y el exceso necesario. Sale indemne porque su oído literario es de primer orden, y porque su barroquismo se desprende orgánicamente del punto de vista del otro, de la sensibilidad que atestigua las realidades sobre las que no le habían permitido opciones o juicios.

Carlos Monsiváis